Un grupo de investigadores del Hospital de La Candelaria han hallado cuál es el mejor tipo de prueba diagnóstica de PCR para la Covid-19. El equipo, liderado por la microbióloga responsable de la Unidad de Investigación del centro hospitalario, Julia Alcoba, ha comparado hasta ocho de los kits diagnósticos disponibles en el mercado para detectar la presencia de material genético del SARS-CoV-2 en el organismo de un paciente, y han llegado a la conclusión de que solo dos de ellos dan resultados fiables en más de un 90% de las ocasiones. El resto da falsos negativos hasta en un 40% de los casos, lo que, a largo plazo, puede malograr el control de la epidemia.

"Algunos no sirven para nada", sentencia Alcoba, que afirma que era necesario realizar un estudio sobre la sensibilidad de las PCR para tratar de abastecer a Canarias de los mejores recursos de cara a los próximos meses. Y es que el desabastecimiento mundial, unido a la situación de emergencia, obligó a muchas casas comerciales a desarrollar sustancias reactivas específicas para identificar este nuevo virus con una celeridad inusitada. "Muchísimas casas comerciales sacaron sus propios kits", recuerda Alcoba, que afirma que el Hospital de La Candelaria -que llegó a recibir gran parte de las muestras de coronavirus de Canarias- disponía de casi una decena de reactivos diferentes. Y es que la coyuntura de emergencia, el desabastecimiento mundial y los problemas de logística obligaron al Servicio Canario de la Salud (SCS) a adquirir kits comerciales que no habían sido probados anteriormente y, por tanto, a desconocer cuántos positivos en Covid-19 podían estar pasando por alto. "Cada cierto tiempo teníamos un kit distinto sobre la mesa y hacíamos lo que podíamos con lo que teníamos", recuerda Carlos Flores, científico de la Unidad de Investigación del Hospital de La Candelaria y del Instituto Tecnológico y Energías Renovables (ITER), que insistió en que este estudio es fundamental para preparar a la comunidad autónoma para una futura contingencia en la que el SARS-CoV-2 sea de nuevo el protagonista.

Cada reactivo comercializado está creado específicamente para hallar una región distinta del material genético del virus. De este modo, cuando la muestra contiene esa parte del virus, lo multiplica miles de veces hasta que sale de su escondite para poder identificarlo. En esta replicación masiva, puede que el kit comercial se haya diseñado para encontrar al virus a través de su gen E -que es común en todos los coronavirus- o su gen RdRp -que alberga la enzima responsable de la multiplicación del genoma vírico-, entre otros. En este caso, "los mejores resultados los obtuvimos con el que recomendaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con el de Roche para el gen E", afirma Alcoba.

Este estudio contribuye a incidir en un hecho fundamental para hacer frente a la epidemia: "hay que controlar el impacto de los falsos negativos en el diagnóstico de la Covid-19 para poner coto a los posibles brotes y transmisión comunitaria". Para hacerlo, los materiales usados para realizar PCR deben evaluarse cada cierto tiempo, pues, aunque de forma moderada, el virus que provoca la Covid-19 ha demostrado tener la capacidad de cambiar una parte fundamental de su material genético cada cierto tiempo. Y aunque a veces esas mutaciones son imperceptibles y no modifican en absoluto sus características funcionales; otras pueden originar que el virus se replique más o, incluso, le pueden ayudar a evadir estos controles policiales al que le hemos obligado a pasar: los test diagnósticos.

Una mutación contra las PCR

De hecho, los investigadores alertan ya de que existen indicios de que una pequeña mutación en la posición 26.340 de la cadena genética del SARS-CoV-2 que puede estar truncando la efectividad de algunos tipos de PCR. Como afirma un grupo de científicos belgas en un artículo publicado en la revista científica Journal of Clinical Microbiology, un cambio en una base nitrogenada del ARN del virus está truncando la efectividad de los test diagnósticos que se basan en la detección del gen E del virus. Por esta razón, insisten en la necesidad de secuenciar el virus periódicamente para "monitorizar las variantes genómicas que puedan tener un impacto negativo en el diagnóstico".

Justamente la secuenciación genética de las muestras que llegan a Canarias es el próximo paso de este grupo de investigación que, gracias a la financiación del Cabildo de Tenerife y el ITER, espera poder comenzar a conocer más a fondo al virus, aprendiendo más sobre su procedencia y resolviendo algunas incógnitas, además de mejorando el diagnóstico actual. Lo harán a través de una tecnología conocida como Nanopore que se pretende adquirir a finales de septiembre.