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Entrevista | Emilio Bouza

"Esto no se ha comportado como los coronavirus que conocíamos"

"Los casos nuevos que seguimos viendo se comportan claramente con menor agresividad que lo que vivimos hace unos meses", apunta el fundador de la Sociedad Española de Microbiología Clínica

Emilio Bouza Santiago. LP/DLP

¿Cuándo comenzó a alarmarse sobre los datos que recibía en torno a la expansión del coronavirus en España a foinales del primer trimestre del año?

A todos los que mnos dedicamos a abordar las enfermedades infecciosas el cuadro nos interesó mucho desde el primer momento. ¿Cuándo creímos que podía tocar a España y tener una dimensión importante en los países occidentales como así ha ocurrido? Yo creo que desde el momento en que se produce el salto desde China hasta Italia. En este caso estamos hablando de las últimas semanas del mes de febrero.

¿En ese momento no le preocupó que no hubiese controles en los aeropuertos ni vigilancia epidemiológica a los llegados de las regiomnes del norte de Italia, y que solo se supervisase a los procedentes de una provincia de China?

En ese momento lo que nos preocupaba a todos era prepararnos nosotros para ello, más que las grandes decisiones de orden nacional. La temperatura en un aeropuerto es un marcador de relativo valor. Hay mucha gente que tiene este cuadro sin elevar la temperatura. Nos preocupaba acondicionar los hospitales en Madrid. De hecho, el consejero [de Sanidad] de la Comunidad de Madrid convocó a los microbiólogos de los cuatro mayores hospitales de la ciudad para que pusieran en marcha técnicas de diagnóstico por si esto iba más allá de algún caso aislado y se producía un caso de mayor dimensión. Gracias a eso se pudo comenzar con la realización de test PCR masivos cuando llegó el momento.

¿Tuvieron dificultades por la escasez de materiales para los test?

Hubo dificultades en generar una PCR válida para el uso clínico en los laboratorios. Cuando explotó la epidemia, conseguir reactivos y materiales para los laboratorios era un problema con el que había que luchar cada día. Se conseguían, pero había que buscarlos cada día, porque los recursos eran limitados. Piense que solo el Hospital Gregorio Marañón ha realizado más de 70.000 pruebas PCR hasta antes de que llegara el verano, una técnica compleja y con un cierto coste económico y de recursos, lo que da una idea de lo que supuso la ola de la epidemia.

En la Comisión de Reconstrucción mencionó la cifra de 100 pacientes de coronavirus en el Gregorio Marañón.

El Gregorio Marañón ha atendido a más de 5.000 pacientes, con datos de antes del verano. Lo que dije, cuando me preguntaron por los primeros días de marzo, fue que el primer caso en nuestro hospital se diagnosticó el 1 de marzo, y el día 10 ya había 100 pacientes. Luego las cifras siguieron creciendo exponencialmente, pero del 1 al 10 de marzo un solo hospital español había acumulado cien casos ingresados con diagnóstico confirmado por PCR.

¿Fue entonces cuando se tenía que haber decretado el confinamiento? ¿Marca usted el umbral de reacción entre el 1 y el 10 de marzo?

Lo que dije en el Congreso de los Diputados, y lo repito, es que creo que en esos diez días perdimos oportunidades importantes de reaccionar antes. Creo que nuestra capacidad de reacción era mejorable, y cuando lo digo no estoy acusando a nadie, estoy haciendo un análisis profesional y técnico de la situación. Si todos reexamináramos lo que podría ser mejorado, que es a lo que nos acostumbran en el mundo científico, a la crítica y a la reconsideración de nuestros errores, creo que una reacción anterior al momento en el que se produjo el confinamiento hubiera sido mejor.

El 9 de junio dijo ante la Comisión para la Reconstrucción que los microbiólogos en Italia les llamaban "en febrero para alertar de que el Covid-19 era horrible"...

Infectólogos italianos que se formaron con nosotros, que trabajan en Lombardía y con los que tenemos un contacto telefónico frecuentísimo porque trabajan con nosotros, nos transmitían este mensaje: "Esto es muchísimo mayor de lo que parece, incluso de lo que podéis deducir por la prensa, tomaos esto muy en serio". Ese fue el mensaje que rceibimos.

El 3 de marzo dijo en TVE que lo de confinar a 60 millones de personas, como se hizo en la provincia china de Hubei, "solo se puede hacer en China". ¿En ese momento era impensable lo que ocurrió solo 11 días después en España?

Cuando todos revisamos lo que comentamos en los meses previos hemos de reconocer que nadie pensó que esto iba a alcanzar la dimensión que ha tenido y el daño que iba a provocar en las personas de la tercera edad. Por eso no estoy acusando a nadie, sino haciendo crítica profesional generalizada. Seguimos teniendo una enfermedad que de forma global ha causado una mortalidad menor al 1 o 2 por ciento, pero en una población muy grande y afectando a un subgrupo de población muy particular, con una transmisibilidad enorme, ha sido una desgracia de una gran dimensión.

El 24 de enero Sanidad estableció un protocolo que exigía que se les hiciera pruebas a las personas que hubieran estado en Wuhan o en contacto con un positivo. El 18 de febrero Fernando Simón sostenía en una cumbre del ECDC europeo en Estocolmo que solo había que testar a los llegados de Hubei o si acaso de todo el conjunto de China. Se ha dicho que para el futuro habría que ampliar los controles a personas con otro tipo de contactos.

Es verdad. En aquel momento no teníamos una capacidad para generalizar pruebas PCR, que no es un test que se pueda aplicar a 40 millones de habitantes y además todos a la vez.

¿Sigue pensando que China manejó adecuadamente el brote? Varias investigaciones han desvelado que ocultó o al menos retrasó información clave para hacer frente al virus en otros países del mundo.

La agilidad de la ciencia china en publicar información en revistas excelentes me causó una impresión muy positiva. Cuando uno lo compara ahora con la epidemia en España e Italia, uno echa de menos en los datos chinos a los ancianos. Quiero creer que en Wuhan hay ancianos, como en Madrid, y sin embargo la edad media de algunas series era de 42 años. ¿No les pasaba nada a los ancianos en China? ¿No hubo mortalidad en esos grupos de población? ¿No hay residencias de ancianos? Aquí, de nuestros primeros 100 casos hubo 23 fallecidos, y de ellos 20 eran personas mayores de 75 años.

El epidemiólogo estadounidense Anthony Fauci, que ahora es célebre en todo el mundo...

Se habrá hecho famoso ahora, pero es una gran autoridad conocida y reconocida por todos nosotros desde hace más de treinta años. Intervino muy activamente en la epidemia de VIH y es una autoridad poco cuestionable en el mundo científico.

Pues bien, Fauci declaró el 2 de febrero a The New York Times

No lo sé. Lo que sí que quiero explicar es cómo se piensa en el mundo científico occidental, con hechos documentados del pasado. Una entrevista o cualquier comentario del doctor Tony Fauci o de cualquier otro científico le damos la importancia que tiene, es una opinión. Nosotros teníamos los hechos, y en el mes de enero nos decían que este cuadro se confinaba muy bien en China. Teníamos la experiencia de dos epidemias previas por virus como este [SARS y MERS], que se limitaron en el espacio y en el tiempo de una manera infinitamente mejor que la actual. Una pandemia es pandemia precisamente porque coge a contrapié a toda una sociedad, la despista, no es esperable, y la desborda. ¿Por qué nos hemos despistado? Porque esto no se ha comportado como los coronavirus que conocíamos hasta ahora.

¿Cree que el papel de la Organización Mundial de la Salud ha sido cuestionable? ¿Se debió haber declarado antes la alerta internacional o la pandemia? ¿Es una estructura demasiado burocratizada para trabajar como debe hacerlo un organismo de carácter científico?

Volvemos a lo mismo. A quien hubiera lanzado una alarma del calibre de la que hoy creemos que hubiera sido necesario se le hubiera criticado tremendamente en su momento, por superalarmista, por dar información no basada en hechos... Se han tenido que basar en lo que había y en la experiencia previa. Piense que nadie vivo prácticamente recuerda ya la pandemia de 1918, que la pandemia del VIH ha sido enorme en su dimensión, pero con una implantación a ritmo diferente, y que otros episodios han sido más recortados en casos y en localización. Esta es la gran tormenta siempre anunciada, nunca esperada, y que ha llegado.

¿Ha podido pesar también la experiencia de la gripe A del año 2009?

También. Esa experiencia puso en marcha los altavoces, y luego la cosa no fue tan enorme como se esperó. Eso creó un exceso de confianza en las sociedades actuales, y en particular las del mundo occidental, en que con los medios que tenemos hoy se controla todo. Y nos hemos equivocado.

¿Qué se debe hacer ante los rebrotes? ¿Aislar en círculos concéntricos, a los contactos más próximos, como se hace por ejemplo con la meningitis meningocócica?

Parece que se está haciendo. Se están siguiendo los contactos con mucha más eficiencia, con amplia disponiblidad de test, y eso probablemente pueda limitar las segundas olas. Yo no tengo tan claro si va a haber segundas olas ni si van a ser de gran dimensión. No lo sé. Volvemos a razonar con los elementos del pasado, y teóricamente estamos mejor preparados para afrontar esta enfermedad, la conocemos mejor, y da la impresión de que se ha amortiguado, porque los pocos casos nuevos que seguimos viendo se comportan claramente con menor agresividad que lo que vimos hace unos meses.

¿Por alguna mutación del virus o porque los contagios se producen con menor carga viral que antes?

Se puede atribuir, efectivamente, a que el virus se haya ido amortiguando, no necesariamente por mutaciones, o a que realmente el estado de inmunidad de la población es mejor que el que miden los test con el que la medimos en la actualidad. Hay otros sistemas de inmunidad que no son estrictamente la tasa de anticuerpos.

En cualquier caso, no hay que bajar la guardia. Ustedes han tenido un ejemplo muy cercano, un contagio de varios sanitarios en la fiesta de despedida de un médico residente en el Hospital Gregorio Marañón.

Sí, sí, hay que andar con cuidado, no cabe ninguna duda.

Ante la Comisión de Reconstrucción citó al propio Gregorio Marañón, que pronosticó que desaparecerían de los tratados de patología médica capítulos enteros, como los dedicados a las enfermedades infecciosas, gracias a los antibióticos. Pero precisamente por el abuso de los antibióticos tenemos el problema de las superbacterias resistentes a ellos? Como microbiólogo, ¿cree que las superbacterias serán el próximo gran problema de salud al que tendrá que enfrentares la humanidad?

Por dar un último tono optimista a esta conversación y a la cuestión que apunta le diré que la mejora de la microbiología, la posibilidad de hacer diagnósticos que sean más rápidos y también más precisos, probablemente hará que el uso sin confirmación de antibióticos ante sospechas de infecciones se vaya haciendo menos frecuente. Eso crearía una esperanza en la reducción en el uso de antibióticos y una menor generación de resistencias.

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