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Entrevista | Leocadio Rodríguez Mañas

"Se ha visto que vivimos en una sociedad que odia a los ancianos"

"No tiene sentido probar en menores de 55 años la vacuna del Covid con el 90% de los muertos en viejos", manifiesta el jefe del servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe

Leocadio Rodríguez. M. V.

Usted sostiene que hay diferencias entre ser viejo aquí y en el Reino Unido.

Esto es un ejemplo de cómo cambian las definiciones. El envejecimiento se define casi más en términos funcionales que no por una edad concreta. Dada la heterogeneidad de todos nosotros, poner una edad no tiene mucho sentido. Es más, si esa edad la ponemos en términos de función, sería retrasarlo. Hoy día, una persona de 65 años es como una de 40 hace medio siglo: es gente sana, autónoma en la mayoría de los casos.

O sea, ¿la vejez son los achaques?

No, no, no. Por eso que pregunta usted está el término de envejecimiento saludable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en 2015 en el que define el "envejecimiento saludable" en términos de mantenimiento de la autonomía. Uno puede tener quince enfermedades y tener un envejecimiento saludable porque sigue haciendo la vida que él quiere hacer. No define qué cosas hay que hacer para ser saludable. Lo que yo quiero, lo que a mí me gusta, lo que a mí me genera felicidad.

Entonces, ¿cuándo mandamos a alguien al geriatra?

Esto es otra cosa. Uno tiene que hacer definiciones operativas. Le voy a poner un ejemplo que usted va a entender estupendamente: la hipertensión arterial se define por encima de l40/90 milímetros de mercurio. ¿Y a uno de 142 le va mucho peor que al que tiene 138? No. El riesgo es continuo, pero en algún sitio hay que poner la barrera. Pues en esto que me pregunta pasa exactamente lo mismo: yo pondría la barrera no en los 65, en los 70. Por encima de los 75, sin lugar a dudas. Pero esto no es sólo para mandar a alguien al geriatra. En los niños está clarísimo: hasta los 14 años hay que llevarlo al pediatra. Tenga lo que tenga. Y hay chicos de 15 años que son como un niño de 12, pero hay bigardos de 12 años, que parecen veinteañeros. En los ingresos hospitalarios lo tengo clarísimo: paciente con patología media que no requiera una cosa muy especializada -un infarto, a Cardiología- debería ingresar en Geriatría: si tiene 80 años, seguro, y probablemente con más de 75. Esto supone, claro, redimensionar todas las cargas de trabajo y también la dotación de personal.

¿Y cómo anda su especialidad en este punto?

Hay muy pocos servicios de Geriatría en el país. Estoy convencido de que casi la mitad de los pacientes de estos servicios son de más de 70 o 75 años porque es lo que hay en los hospitales, afortunadamente. Puesto a ponerme malo, prefiero hacerlo a los 82 que a los 27.

¿Y no da la sensación de que un servicio de Geriatría es como un cementerio de elefantes?

No, al revés, al revés. Yo, en algunas conferencias y mesas de trabajo, he dicho que nuestra especialidad es Geriatría y no Tanatología. El papel del geriatra es evitar que la gente se discapacite. Y en aquellos que están discapacitados, que la discapacidad sea la menor posible.

Y uno envejece saludablemente, ¿con qué truco?

Se lo explico. Primero, hay un 20 por ciento que depende de nuestra genética, de nuestro papá y nuestra mamá. Y esto no lo podemos modificar, pero el resto tiene que ver con el estilo de vida que comporta varias cosas: primero, evitar hábitos tóxicos -no fumar, no beber en exceso-; segundo, hacer una vida razonablemente activa. ¿A qué llamamos "razonablemente activa"? No hace falta correr o practicar deporte todos los días.

Pero sí un paseo.

Un paseo a ritmo vivo. La vida activa es estar mentalmente activo. Luego hay que tener hábitos nutricionales apropiados para evitar la obesidad, hacer una comida sana. Yo diría que variada.

No estamos hablando de ensalada de pepino.

No, porque no engordas, pero se te amarga la vida. Ahora bien, tampoco hay que estar todo el día comiendo mucha proteína y mucha grasa. Lo último es el control de las grandes enfermedades crónicas. Junto a la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Con estas cosas, la probabilidad de que uno tenga la vejez saludable es muy alta.

¿Hemos tratado bien a los ancianos durante esta crisis?

Yo diría que no.

Da la sensación que los tratamos como presos.

Sí. Esta pandemia ha demostrado que vivimos en una sociedad gerontofóbica, que odia a los ancianos. Vivimos en una sociedad que no cuida a sus ancianos, que cubre esa mala conciencia con una aparente sobreprotección que es falsa a poco que uno rasca. Estoy harto de escuchar en los telediarios que esto del Covid-19 no es tan leve porque también afecta a los jóvenes. ¿Usted está diciendo que es leve porque solo afecta a los viejos, aunque los esté matando? ¡Pero esto qué cachondeo es! Y lo siguiente, que se aceptó con la mayor de la naturalidades, fue la distribución de horas de paseo: ocho horas para el runner, el cycler y el no sé quién; cuatro para el papá y los niños; y para el viejecillo, que es el que, si no sale, se deteriora, solo dos horas.

¿Y cuándo llegue la vacuna?

Mire lo que le cuento: usted sabe que ya se están probando varias vacunas del Covid-19 en humanos. El 90 por ciento de todos los muertos por la pandemia del coronavirus han sido viejos y las vacunas inglesa y americana se prueban en menores de 55 años. No tiene sentido.

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