Desarrollo.

Nieves Olivares, psicoterapeuta de niños, adolescentes y adultos del Centro de Psicología Clínica y de la Salud de la capital grancanaria asegura que uno de los problemas que conlleva la sobrecarga de regalos es que "el niño no puede atender a tantos estímulos de manera simultánea y eso le impide disfrutar plenamente de los regalos. El bombardeo de estímulos no es bueno para su desarrollo".

Valor.

El exceso también conlleva que el niño no aprenda a valorar las cosas. "Si consigue sin esfuerzo todo lo que quiere, se le corta la ilusión y la capacidad de soñar. Esto sólo le produce una felicidad pasajera y habitualmente muy breve".

Frustración.

Deben aprender a tolerar la frustración. "Si todos sus deseos son satisfechos no sólo se convertirán en niños caprichosos sino en adultos insatisfechos".