Una técnica quirúrgica de aplicación novedosa en España es capaz de reducir el exceso de peso en personas con obesidad mórbida hasta casi la mitad. El adelgazamiento se cuantifica en un 40 por ciento un año después de la implantación del llamado marcapasos gástrico, un dispositivo capaz de gestionar los estímulos de hambre y saciedad y que acaba por regular la ingesta de alimentos.

Manuel Miras Estacio, especialista en Cirugía del Aparato Digestivo y coordinador de la Unidad de Cirugía Bariátrica de la Clínica La Luz de Madrid, explicó ayer esta técnica, aplicada en menos de un mes a dos pacientes. El doctor Miras participó en la jornada inaugural del XIII Congreso de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas, que se celebra en Maspalomas.

El proceso que sigue esta técnica se inicia con la colocación de un sensor de los alimentos en el estómago. "Cuando el paciente come o bebe recibe una señal que envía al marcapasos y este remite al estómago unos estímulos que hacen que el paciente se sienta saciado: no tiene hambre y, por tanto, no come. Esto sucede aunque sean comportamientos de comedores compulsivos", según aseguró el doctor Miras Estacio a este periódico.

El marcapasos es un miniordenador que no se calibra hasta pasados alrededor de 7 días desde su implantación. "Para entonces se hace un cuestionario al paciente para conocer sus comportamientos y hábitos de ingesta de comidas. Después, en función de esos datos que aporta el paciente, el marcapasos se programa. Se podría decir que se realiza una aplicación individual para cada caso", describió el médico.

De tal forma que el dispositivo realiza funciones de regulación de la ingesta de comida. "En realidad, el fin del marcapasos es que vaya educando al paciente a comer, y a dejar de hacerlo cuando sienta que está saciado".

La intervención es mínimamente invasiva y transcurridas 24 horas el paciente puede incorporarse a su actividad normal. "En teoría", según Manuel Miras Estacio, "todos los pacientes con obesidad mórbida son susceptibles de este tratamiento, pero sobre todo los que tienen hasta 45 de índice de masa corporal. También en casos donde se supere este índice".

Diversos estudios acreditan, según el especialista, que a los seis meses de colocado el implante se logra que el paciente rebaje entre el 25 y el 30 por ciento de su exceso de peso, una reducción que puede llegar al 40 por ciento transcurrido un año desde la intervención.

"También las investigaciones señalan que a los cuatro meses ya ha cambiado la conducta alimenticia del paciente y, a los seis, que este ya no tiene hambre".

El aparato cuesta alrededor de 11.000 euros y, si se compara el coste/eficacia, resulta más óptimo que otras técnicas, como el bypass gástrico, con mayor estancia hospitalaria.