El Gobierno canario está dispuesto a impulsar el parque temático en la montaña de Tindaya que proyectó Eduardo Chillida. En esta ambición cuenta con un apoyo imprescindible, el de la familia del escultor, que firmó un acuerdo esta semana con el Ejecutivo para reactivar el proyecto. Pero, ¿hasta qué punto es legítimo afrontar la obra de un escultor ya fallecido, que por distintas razones no pudo ni ver iniciado el proyecto en vida? ¿El trabajo resultante podrá ser considerado de la autoría de Chillida, en el mismo plano que otras obras suyas? Distintos especialistas y conocedores de este proyecto opinan al respecto.

El escritor y crítico Andrés Sánchez Robayna, que fue amigo personal de Chillida y siguió de cerca los vericuetos del proyecto, optaría por "dejarlo estar". Confiesa tener "dudas acerca de cuál sería hoy la actitud de Chillida en cuanto a esto. No sé hasta qué punto es legítimo emprenderlo cuando el artista ya no vive", explica Sánchez Robayna, que lamenta la deriva que tomó algo que "es un gran proyecto artístico y no un inmenso negocio".

Sánchez Robayna entiende que no se puede abordar la pertinencia de retomar ahora este proyecto monumental sin resolver algunas cuestiones no artísticas que han manchado su buen nombre. "Mientras los políticos no aclaren, mientras no sepamos dónde están los cerca de 12 millones de euros de los que nunca más se supo, el nombre del proyecto queda contaminado. La desaparición ante la sociedad canaria de esos 2.000 millones de pesetas desvirtúa el proyecto y lo vicia de raíz", asegura.

El escritor lamenta cómo la actuación política ha malogrado "un proyecto que en la imaginación de Chillida es fabuloso por la fuerza artística que tiene", pero finalmente "todo eso se le fue de las manos al propio escultor". Recuerda la inquietud que en su momento le transmitió. "Tenía mucha amistad con Chillida y le dije muchísimas veces que los políticos le estaban dando al asunto un giro inesperado. Lo más grave es que estaban haciendo pensar que el proyecto estaba impulsado desde el Gobierno de Canarias por la Consejería de Cultura, cuando quien estaba detrás era la Consejería de Turismo, que veía una gran operación comercial", añade.

El crítico de arte Lázaro Santana cree que, sea cual sea el resultado de la plasmación del proyecto, "la magia de la creación estará ausente". A su juicio, emprender ahora Tindaya "no tiene sentido faltando el autor, aunque creo que esto va a ser más que nada una obra de ingeniería y está claro que Chillida no iba a coger un escoplo o un martillo".

Santana compara la forma de trabajar que tenía Eduardo Chillida con la de otro artista que a su muerte dejó obra por concluir, César Manrique . "Manrique era un hombre que cada día cambiaba de ideas, según avanzaba la obra iba viendo las posibilidades e inconvenientes. Después de muerto, Manrique dejó varios proyectos en los que no intervino y se nota la diferencia. Entre un proyecto acabado y un boceto la diferencia es abismal". dice Santana, que no sabe "hasta qué punto Chillida elaboró los detalles de Tindaya".

El artista plástico Ildefonso Aguilar piensa que Chillida dejó la obra bien planificada. "El proyecto quedó tan resuelto, elaborado y estudiado, que realmente en su puesta en marcha ahora no debería haber problemas. Esta puesta en marcha es más una cuestión de tipo técnico que creativa, porque la obra creativa ya está hecha". A su juicio, en esta obra, Chillida no podría haber introducido variaciones mientras se ejecutaba. "En una obra de esta magnitud es muy complicada la transformación, el proceso de elaboración de la misma, porque según se vaya ejecutando será irreversible lo ya hecho, no se pueden dar pasos atrás".

Por su parte, el escultor Leopoldo Emperador afirma que "un escultor no es un ingeniero. Una cosa es el proyecto del ingeniero y otra el ojo del escultor, que dice si esto debe estar más inclinado o no, por ejemplo, y otros detalles. Ese es el ojo del artista, no es un problema técnico".

A Emperador, retomar ahora el proyecto le parece "fuera de lugar, porque Chillida es el autor de la idea, pero no de la obra material. Se están basando en la idea suya, tiene apoyatura técnica, pero falta el ojo del artista", finaliza.