L os cuatro volúmenes desiguales proyectados por Nred Arquitectos (Magüi González, José Antonio Sosa y Miguel Santiago) representan la autoridad y la esperanza para el Polígono de San Cristóbal, con un urbanismo desarrollista y muy deteriorado. En fase de revestimiento de fachada e interiores, la obra ha sido elegida para formar parte del llamado Año Dual España-Rusia con la exposición Una ciudad llamada España, una selección integrada por maquetas de Moneo, Bohigas, Navarro Baldeweg y Miquel Navarro, entre otros creadores y arquitectos, y comisariada por Manuel Blanco Lage.

La Ciudad Judicial, así la denominan sus autores, no es un leviatán imponente, arrasador. Mira hacia Vegueta, hacia el barrio histórico, a través de un volado principal, una larga pieza de hormigón de 15 metros, que es el soporte para las dependencias de la Fiscalía y el Decanato. Esta entrada principal descubre una de las claves del complejo: tres plantas interconectadas, necesitadas unas de otra por sus respectivas funciones, y a partir de ahí cuatro volúmenes independientes con sus especialidades (Penal, Audiencia, Contencioso y Civil). La disposición acaba con la certeza de que los edificios judiciales sólo podían ser cuadrados y con un gran patio en el centro.

Pregunta a la arquitecta Magüi González: ¿Y toda esta estructura burocrática no podría pasar a mejor vida gracias a un descubrimiento...? "¿Cuál? ¿Un chip en el cerebro de los acusados o de los jueces?", interroga con sorna. Imposible: rige el orden, la circulación interna, los rangos, la intimidad, el control electrónico... Los ciudadanos acceden a sus necesidades judiciales a través de unos ascensores (fachada al mar), dos por cada módulo, rotulados con la materia a la que corresponde el edificio. Entre el Procesal y el Penal, al igual que entre los otros dos, hay un área ajardinada con unas grandes claraboyas que permiten la entrada de luz a las zonas ciegas.

A la vez que el ciudadano judicial penetra en su especialidad, el juez o magistrado entra al garaje (sofisticadas medidas de seguridad) y accede a su despacho por el pasillo de circulación restringida (trasera del complejo, hacia el Paseo de San José). Antes, puede dejar a su bebé en una guardería o tomar un café (sitios ambos localizados junto a la rampa del garaje). La trasera de la Ciudad Judicial es una fachada sin ventanas: unas planchas deformadas impiden a los vecinos de San Cristóbal conocer desde sus cocinas qué ocurre en los juzgados.

Uno de los apartados más secretos de la infraestructura se encuentra por debajo del nivel del mar. Se trata de una gran cámara (mejor es no abrumar con metro cuadrados), a la que irán a parar todas las pruebas de los delitos. Los estamentos que se cruzan son los funcionarios y el público; jueces y acusados van por distintos caminos. El delincuente, presunto o no, alcanza una red de celdas desde otra rampa para vehículos rodados. Le espera una especie de minicomplejo con baños, calabozos, salas de espera, divididos por sexo, lógicamente, donde hasta los agentes encargados de su seguridad van a disponer de una minicocina.

La Ciudad Judicial aún está con sus tripas al aire. ¿Cómo calculó Nred Arquitectos su tamaño para no caer en una estructura avasalladora? El proyecto nació con la idea de poder aumentar las plantas en construcción, como así ha ocurrido. Una condición, por otra parte, que se unía al deseo de evitar una homogeneización de los volúmenes. Los edificios resultantes, dispares en pisos, quedan así más acordes con un barrio ya de por sí con alturas desiguales. El rechazo a una imagen de poder descomunal tuvo otro cálculo: una maqueta de Vegueta, con la Catedral como epicentro, ayudó a establecer cuáles eran los límites de la edificación.

Influir en la ordenación del área a través de una pieza arquitectónica ha sido otro de los propósitos. La Ciudad Judicial, sostiene Nred Arquitectos, actúa contra la degradación urbanística del Polígono, contra la división que el núcleo crea con respecto al casco histórico. "Es lo que nos ha llevado a poner la fachada principal hacia Vegueta", afirma Magüi González. Un aparcamiento subterráneo externo y una nueva conexión viaria con la Avenida Marítima son los otros elementos regeneradores para el barrio.