En esta su ya larga vida adulta la experiencia de la música clásica, la literatura -clásicos y contemporáneos- y unos viajes tan sofisticados culturalmente como discretos, junto con el núcleo duro familiar -su mujer, su hija- y algunos amigos, centran un círculo sólido que agrega los buenos vinos, algún champán que fue debilidad de Churchill a veces, la calidez de un ático envidiable y el sol de una terraza con vistas a un genial laurel de Indias y al Puerto. El reposo del psiquiatra.

PERSONAL

Privacidad

"Sí he preservado la privacidad en mi vida personal pero eso responde más bien a mi carácter, no quisiera convertirlo en una filosofía. Podemos hablar de ello, por supuesto, pero precisamente porque quiero preservar mi privacidad, no quisiera convertirla ahora en... [risas] un espectáculo. No, para mí lo que significa es que la necesidad que todo ser humano siente de compartir y transmitir experiencias, descubrimientos y opiniones, aunque me importa mucho, quizás debido a mi timidez me importa casi más cierta pausa, un ritmo que necesito que sea lento, sosegado sobre todo, porque tengo bastantes dificultades para comunicarme en situaciones de presión o urgencia. Necesito no sacar las cosas de su contexto a la hora de comunicarme. ¿En qué sentido? No me gusta comunicarme a toda costa, decir todo el tiempo lo que pienso de una forma precipitada y sin haberlo madurado. Me gusta hacerlo con un orden y sentido de la oportunidad. Eso, unido a cierta tendencia contemplativa, me hace pasar bastantes horas en una situación que otras personas pueden considerar de incomunicación, pero que para mí no lo es en absoluto. Los encuentros con la gente tienen que tener una dimensión que no sea el simple dejarse ver, como suele decirse; eso yo lo rehúyo, es más, me horroriza un poco... Pero, bueno, ahí está aquella frase de Juan Belmonte, hay gente pa'tó [risas]...".

OTIUM

Equilibrio

"Y este sentido de la vida personal tiene que ver con el otium latino, y que es un concepto distinto al del ocio contemporáneo. Para un romano el optimate, el hombre excelente, compaginaba otium con dignitas. Por una parte estaban las horas que dedicaba al estudio, la reflexión, el orden interior, algo parecido a la ataraxia griega, la búsqueda del equilibrio a través de la depuración de las pasiones en un sentido, sí, es cierto, muy vinculado al pensamiento estoico, como lo señala... de Marco Aurelio hasta la poesía de Horacio tiene una larga sombra en la historia, hasta el Siglo de Oro, hasta Fray Luis, una filosofía del retiro como una forma de triunfar, en tanto liberarse de lo que pueda crear ataduras o dependencias"·

DIGNIDAD

Disolución

"Y la dignitas era aquello que, a través de los servicios de alguien en la sociedad le permitía aparecer públicamente con un rostro externo. Éste era mucho más frágil y fácil de perder, que el rostro interno. Sin embargo, la dignitas, como se entiende hoy, ha ganado como valor, se ha condensado, mientras que el otium se ha degradado. Coetzee, Kenzaburo Oé [novelistas actuales de primera fila, particularmente reflexivos], pero Primo Levi también... o el propio Camus antes, son autores que defienden la dignidad como probablemente el último valor en el que la persona se puede refugiar: ya no es la medida de su valor ante los demás sino ante sí mismo. Mientras, que el otium se disolvió en una imagen incluso deleznable en ocasiones, que puede contribuir a perder la dignidad. Con lo cual entre la vida privado y la pública hay una confrontación cada vez más difícil de resolver, porque lo público lleva inevitablemente en la dirección de tener que tomar postura ante la disolución de valores. Ahora, mi vida personal es privada no como un refugio elitista, es sólo que necesito enormemente el contacto con la música, la filosofía, la literatura y con otras culturas porque, aunque parezca algo cursi, es parte de la búsqueda del latido de la Humanidad. No me considero un intelectual, ni sabría serlo, además. Si me interesa algo de lo humano, mi conexión es emocional y, de otro lado, la dignidad intelectual obliga a unas relaciones sutiles con el poder que yo no sabría llevar".

MÚSICA

Emoción

"En estas décadas he oído mucha música, sí, sin tener una formación musical de base. No la considero imprescindible, por lo demás, es más, puede ayudar mucho pero también entorpecer si no sigue el camino adecuado. En todo caso si no se establece ese vínculo emocional ya de entrada, la música puede llegar a convertirse incluso en una tortura para quien quiera educarse musicalmente. Sobre música yo, por ejemplo, no he leído nada más interesante que lo que ha escrito el filósofo Eugenio Trías, es curioso que lo cite. Él sí que tiene una formación musical sólida, que se ve no sólo en sus escritos sobre música, como El canto de la sirena. Hay páginas del libro, un regalo de un amigo -uno de esos libros que llegan casi sin querer y nunca agradeceré lo bastante- que me ponían los pelos de punta, coincidía hasta en lo más ínfimo. Recuerdo, por ejemplo, el análisis de El castillo de Barba Azul de Bartók, o bien el de la obra de Mozart".

LOGOS

Eugenio Trías

"Me fascina la visión de Trías de la historia de la música, es decir, de cómo se parte de una matriz primordial, hecha de emociones, que es un acercamiento al mundo diferente al del lenguaje hablado, para llegar a un logos, pero a un logos musical. Él habla de un suplemento simbólico que alcanza su plenitud con la sonata, en el clasicismo, un patrón que permite que las emociones hallen sentido y cauce. Ello, frente a expresiones musicales anteriores más vinculadas a lo irracional y lo inefable, que eran una vibración interior (ritmos, timbres...), un cosmos amenazado de caos. Así fue, de hecho, mi encuentro con Beethoven, con el que Trías, sin duda, ha tenido una experiencia mucho más rica, mas conectada al todo de la cultura. Sin embargo, lo que no cambia nunca es la emoción y la cercanía, eso sigue siendo lo mismo para todos".

DELITOS

Intocables

"Hoy un personaje público puede presentarse a las elecciones si ha sido absuelto de un delito por razones formales. Todos saben que es una persona indigna pero, como no se pudo demostrar judicialmente, sigue siendo un personaje público e intocable. Esa dimensión de lo público choca con la dignidad que tiene su núcleo en la medida interna del valor. Y va acompañado de una aceptación social formal al menos... ¿Qué pasa si uno se encuentra en un sitio de copas con uno de esos personajes y surge participar en una conversación? Lo digno sería negarse, pero la realidad social empuja al todo vale. Y fuerza a moverse en una segunda dimensión de lo social evacuatoria que es: no tuve más remedio, acepté estar allí, pero, bueno, como no es de los míos... Es una degradación, y un sustento precario del ser social".