Médicos y oncólogos coinciden en que el uso de las alternativas de la industria al cigarro convencional -como el tabaco calentado y los cigarrillos electrónicos- reducen el riesgo de cáncer y otras enfermedades, al aminorar entre el 90 y el 95 % la exposición a sustancias químicas tóxicas que se producen cuando el tabaco arde.

Así se expuso recientemente en unas jornadas sobre reducción de daño que han tenido lugar en el Palacio nacional de cultura de Sofía, en Bulgaria, y que han podido seguirse a nivel internacional a través de internet.

Ese descenso en la exposición de las nuevas fórmulas genera beneficios frente a fumar en todos los indicadores medidos, tales como infecciones respiratorias, metabolismo, infecciones de garganta, afección de asma, entre otras, según explicó la doctora Rada Prokopova, citando informes realizados por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) de Estados Unidos.

Este descenso en la exposición a sustancias perjudiciales no beneficiaría solo a los fumadores, sino también a aquellos pasivos, que inhalan el humo producido por el cigarrillo convencional, incidió la cardióloga, que, a su vez, remarcó la importancia y el "respeto" hacia la evaluación de la FDA respecto al producto de tabaco calentado iQos, de Phillip Morris. "Se trata de una institución seria", agregó.

El oncólogo David Khayat, que habló antes, culpó al humo generado por quemar el tabaco de la mayor parte de las partículas peligrosas o potencialmente peligrosas. "Calentar deja de generar muchas de las partículas cancerígenas y está demostrado, sin ninguna duda, que la mayor exposición a cancerígenos provoca más casos de cáncer", incidió.

Lo mismo ocurre con la alimentación, explicó, "cuanta más carne más aumenta el riesgo de cáncer y cuanto más pescado se consume éste se reduce". "Esto es verdad en todos los campos y, por tanto, reducir los riesgos y la exposición" es una de las claves, dijo. Khayat dijo no entender cómo hay quien rechaza usar políticas de reducción de daño en el tabaco, cuando se usan históricamente en otros muchos campos, como el tráfico, la alimentación, la exposición al sol o las relaciones sexuales".

Para el mencionado oncólogo, presidente de honor del Instituto nacional del cáncer de París, la implantación de fórmulas de reducción de daño como el tabaco calentado "no va a eliminar el consumo de tabaco, pero sí a reducir las muertes".