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Curso escolar | Apertura de aulas

En fila en el cole, aglomerados fuera

La entrada del colegio de San Juan acaba con una gran concentración de padres al final de clase

La emoción siempre caracteriza los inicios del curso escolar, aunque en esta atípica ocasión los sentimientos (principalmente de los progenitores) se han inclinado hacia la preocupación y la incertidumbre por las circunstancias que ha ocasionado la llegada del coronavirus al mundo este año. La curiosidad por ver en qué tornaba el primer día de clases para los niños de infantil y primaria ha desembocado en una sensación agridulce para una gran cantidad de padres del municipio de Telde.

En el colegio de San Juan, en donde están inscritos unos 400 pequeños, pudo apreciarse ayer una diferencia considerable entre la organización interior del centro y la exterior, en el momento en que los pequeños salían de las instalaciones tras terminar sus primeras lecciones del curso. Desde fuera se pudieron apreciar las filas que el profesorado había establecido para que los alumnos dejasen el colegio en orden, mientras que en el exterior los padres se arremolinaban en la puerta esperando recibir a sus pequeños.

Cientos de familias esperaron en la calle León y Castillo -donde se encuentra el acceso al centro- desde las 12 de la mañana a que saliesen los alumnos. La llegada de los padres provocó una gran aglomeración en la zona durante aproximadamente una hora. La salida se realizó de forma escalonada, destinándose los primeros turnos (cada cual con una diferencia de media hora) a los más pequeños.

"Hay que tener en cuenta que es el primer día, que siempre es más complicado", expresó Inma Reyes, madre de tres niños que asisten a este centro, en referencia a las aglomeraciones que se produjeron. "Es inevitable que esto pase", sostuvo encogiéndose de hombros, mientras observaba como el resto de padres se arremolinaban para esperar a que los pequeños salgan por la puerta. "Yo creo que a partir de la semana que viene, que es cuando empieza el comedor, todo irá mucho mejor", añadió.

"A mí me parece que esta forma de organizarlo beneficia muy poco, sobre todo para los padres trabajadores", consideró por su parte Obdulia Galván, madre de dos pequeños. "Mi hijo de cinco años fue de los primeros en salir, pero he tenido que esperar casi una hora para que saliese el siguiente, que está en sexto; al final todos se juntan en la salida y tienen que esperar por el resto de hermanos", destacó con enfado.

Otros progenitores optaron por mostrarse más comprensivos. "Los accesos necesitan más organización, pero creo que es cuestión de ir adaptándolo y mejorar en estos próximos días; varios agentes de policía han estado pendientes de cerrar las calles", aseveró otra de las madres a la espera de sus hijos. Dailyn, madre vecina del barrio de San Francisco, cree por otra parte que el descontrol no se ha debido a la falta de organización del centro, por lo menos no en exclusiva. "Creo que falta mucha conciencia en general de los padres; si tu hijo sale a última hora porque es de las clases superiores, lo ideal es que esperes alejado hasta que se vayan los otros padres y no estar en la puerta", analiza. En el lado contrario, los padres que asistieron al centro para dejar a sus pequeños a primera hora de la mañana describen una imagen ligeramente diferente. "No había mucha gente fuera, todo se hizo bastante rápido", observó Jenifer Sánchez, madre de un pequeño de primero de primaria.

Aunque la situación pudo descontrolarse en el horario de recogida, lo cierto es que el Ayuntamiento de Telde en colaboración con la Policía Local mandó a cerrar las calles que dan acceso a las puertas de los tres colegios que se sitúan en la zona; el Poeta Fernando González y el Plácido Fleitas, junto con el de San Juan. Esta medida era imprescindible, ya que más 1.200 familias entre los tres centros educativos se reúnen en el mismo enclave para proceder a buscar a los pequeños. Voluntarios de Protección Civil también se acercaron para comprobar que no sucedía ningún accidente o percance, aunque no pudieron evitar las concentraciones.

Las distancias no se respetaron como debieran, aunque todos cumplieron con el uso de la mascarilla. Asimismo, el plan de contingencia del colegio que se redactó hace unos días establece claramente que los pequeños deben ser los que lleven la mascarilla cada día, aunque desde el centro se ha efectuado una compra de estos protectores de repuesto para las ocasiones en que los alumnos se las dejen olvidadas en casa, se rompan u otro motivo.

Por otro lado, según se detalla en este documento, durante las últimas semanas se ha efectuado la instalación de cartelería en diferentes zonas para recordar la normativa sanitaria; además se han colocado dispensadores de geles hidroalcohólicos en la entrada de cada edificio del complejo escolar y en varios espacios comunes del interior como los baños o pasillos de estas infraestructuras, así como en las aulas junto con rollos de papel secamanos y nuevas papeleras específicas para desechar las mascarillas que ya no sirvan y los pañuelos o papeles que se usen para limpiarse las manos.

El centro también ha invertido una suma considerable para colocar mamparas portátiles que sirvan para separar los grupos burbujas en el comedor y alfombras desinfectantes con su correspondiente líquido en los accesos del colegio.

La dirección asevera que el documento en donde se recoge el protocolo ha sido elaborado por el claustro durante las últimas semanas, modificándolo en numerosas ocasiones para seguir las instrucciones de la Consejería de Sanidad. El alumnado ha sido dividido por grupos burbujas y separado por sectores en los diferentes edificios; esta organización se ha seguido en el patio, donde los niños han debido separarse por zonas señalizadas y limitados por conos (pudiendo solo jugar con su grupo establecido), además de disponerse dos turnos de recreo para evitar aglomeraciones en el exterior.

Comportamiento ejemplar

"Los niños se han portado perfectamente; aceptaron todas las normas, mantuvieron en todo momento la distancia y la mascarilla puesta", destaca la directora, Goretti Betancor, que concluye que el primer día de clase tiene un balance positivo a pesar de las dificultades que plantea las nuevas circunstancias sociales provocadas por el covid-19.

"Las familias siempre piensan que se puede mejorar y yo también lo pienso así", sostiene por su parte la directora, que asegura que desde varios días se han mandado varios comunicados a las familias para transmitir las actuaciones llevadas a cabo por el centro. "Se ha enviado las notificaciones por correo electrónico y a través de la aplicación konvoco", explica.

Sin embargo, algunas madres como Yesenia Nayala han evitado llevar hoy a los niños a clase. "Yo no estaba dispuesta porque creo que no se nos ha informado debidamente; en otros colegios se han organizado reuniones telemáticas, pero en el San Juan solo han mandado información escasa y a última hora", critica la progenitora. Esta apreciación ha sido compartida por varios padres de alumnos del centro. "Nos enteramos ayer por la mañana del material que los niños necesitaban para ir a clase; aparte de dos mascarillas, un bolso para transportarlas y otros elementos de higiene", explica por su parte Jenifer Sánchez, que relata que se vio apurada para conseguir todo lo imprescindible para la vuelta el cole.

El equipo directivo aclara, por otro lado, que es verdad que se han efectuado algunas bajas, aunque nada considerable. "Un pequeño grupo de niños ha faltado a clase por causas justificadas; en otros casos no han venido porque los padres consideran que aún no es seguro llevar a los niños al cole", añade.

En este sentido expresa que el claustro esperará las instrucciones de Educación antes de iniciar un nuevo procedimiento. El centro podría ofrecer un seguimiento educativo telemático en el caso de que las familias presenten un informe en donde se certifique que los pequeños pertenecen a los grupos de riesgo ante el covid-19 y por ello no pueden asistir a clases presenciales. "Tendremos que analizar entonces los recursos que tiene el centro para efectuar estas lecciones", explica Betancor.

Aunque la mayoría de familias admitieron sentir temor y preocupación por el inicio de las clases, también argumentaban que "uno no puede dejarse llevar por el miedo" y según los datos registrados por el centro, la mayor parte de niños asistieron a sus clases presenciales aunque la situación propiciase un comienzo atípico. "Tenemos miedo, pero sabemos que nuestro hijo tiene que educarse y socializar con los demás", explicó Sánchez, cuyo pequeño asiste a primero de primaria.

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