Puede que alguna vez hayas oído el concepto de "personas altamente sensibles". ¿Qué significa esto? ¿Es algo malo, una patología? ¿Se debe a unos padres demasiado permisivos o consentidores?

Todos conocemos a alguien que nos da la sensación de que las emociones le desbordan, le envuelven, incluso le sobrepasan. Esa persona que es capaz de sentirlo todo de una forma muy intensa, tanto lo propio como lo ajeno, pues tiene una facilidad tremenda para empatizar con los demás. ¿Os suena esto?

Puede que ese alguien súper sensible sea tu hijo o tu hija, ¿pero cómo reconocer si encaja dentro de este tipo de personas?

En este artículo te vamos a contar cuáles son las características de los niños y niñas altamente sensibles, no con la intención de colgarles una etiqueta, sino para que, entendiendo por qué se comportan de una determinada manera, podamos ofrecerles un trato y una educación que tenga en cuenta todas sus individualidades.

¿Qué significa ser una persona altamente sensible?

La psicóloga Úrsula Perona nos explica que "la alta sensibilidad es un rasgo que está relacionado con el sistema nervioso central y la sensibilidad con la que las personas perciben el entorno, los estímulos, procesan la información, y experimentan o expresan las emociones".

Elaine Aron, doctora e investigadora en psicología, describe 4 rasgos principales que tienen las personas altamente sensibles:

1. El procesamiento de información y la toma de decisiones:

Los niños y niñas altamente sensibles tienen un nivel de procesamiento de la información muy elevado, como nos explica Úrsula, "esto quiere decir que son personas que tienden a tener cierta tensión mental, pensar mucho las cosas antes de hacerlas, y frente al patrón de pensamiento de 'pienso, actúo y, en función de los resultados, corrijo', estas personas lo que hacen es pensar mucho y luego actuar". Esto puede conllevar que les cueste tomar decisiones, que sean excesivamente rumiantes o incluso obsesivos.

2. La forma de experimentar las emociones, propias y ajenas de las personas altamente sensibles:

Úrsula Perona señala también que estas personas tienen una gran sensibilidad a la hora de experimentar las emociones propias, pero también de percibir las emociones ajenas: son niños/as muy empáticos. "Y esto se ha demostrado con imágenes de neuroimagen, se han hecho escáneres en el cerebro, tomografías computerizadas en las que se ve la actividad cerebral, y son niños/as que tienen muy estimuladas las áreas del cerebro donde se ubican las neuronas espejo, que son las que nos hacen percibir los estados emocionales de los otros", aclara la psicóloga.

Además, Úrsula también apunta que "al mismo tiempo, cualquier estímulo del exterior es experimentado de una manera muy intensa, con lo cual todo les afecta más, y a la hora de expresarlo también pueden ser niños más reactivos: si lloran, lloran con mucha intensidad; si están alegres, están muy alegres; si se enfadan puede ser una gran explosión...".

3. La forma de percibir los estímulos sensoriales:

Hay otra característica que está relacionada con la sutileza a la hora de recibir los estímulos sensoriales: olor, tacto, oído, vista, gusto… tienen una fineza sensorial que, a su vez, hace que sean más fácilmente perturbables, porque todo lo que viene de fuera es percibido de forma muy intensa.

Úrsula Perona nos explica que, por ejemplo, "en un bebé veríamos esto si se despierta muy fácilmente, si se perturba al mínimo ruido… y muchas veces atribuimos esto, de forma equivocada, a que si es un niño quisquilloso, o demasiado mimado…, y no tiene nada que ver con esto".

Además, la psicóloga añade que "cuando pensamos que haciendo esto nuestro hijo/a nos manipula o quiere molestarnos, estamos muy equivocados. Pensemos que si está a gusto durmiendo, lo que quiere y necesita es seguir durmiendo, no tiene ninguna necesidad o interés de despertarse ante el mínimo ruido o 50 veces por la noche, es porque es muy sensible a los cambios".

4. La sobreexcitación en niños/as altamente sensibles:

Como nos explica Úrsula, la cuarta característica sería la sobreexcitación. "Estas personas perciben todo lo que ocurre y lo que sienten de una manera tan intensa que puede resultar desbordante".

Por ejemplo, los niños/as altamente sensibles a menudo presentan un carácter más introvertido o más tímido cuando son pequeños. También suelen presentar gusto por las artes y una gran creatividad, debido a esa sensibilidad especial y esa capacidad para expresarse a través del arte.

"Con frecuencia, debido a esa facilidad para preocuparse por cuestiones trascendentales, pueden aparecer preguntas, preocupaciones…, sobre temas existenciales, que a priori que no asociaríamos a niños pequeños, como podrían ser las guerras, el sentido de la vida, la maldad…", señala la psicóloga.

En definitiva, "tenemos un perfil de niños muy emocionales, sensibles, empáticos, creativos, y con una capacidad para procesar la información y decidir basada en el análisis. Esto se debe a que son capaces de integrar la información sensorial con eventos del pasado a la hora de tomar decisiones", explica Úrsula Perona.

¿Qué debemos hacer si tenemos un hijo/a altamente sensible?

A esta pregunta, Úrsula Perona lo tiene claro: "Lo primero es entender". Además, añade que "cuando comprendes de dónde proviene el comportamiento del niño/a, cambia completamente tu comportamiento. Yo abogo por una paternidad consciente, siendo consciente de por qué tu hijo se comporta así, lo manejarás de otra manera, con más paciencia".

"En la educación fallamos cuando atribuimos erróneamente los comportamientos de nuestros hijos. Sin embargo, si entendemos que está desbordado por las emociones o muy preocupado por algo que le está pasando, eso es lo que hace que se comporte de una determinada manera, podremos ser comprensivos, darle contención emocional, le acompañaremos en lo que le está pasando… Esa es la clave", concluye Úrsula.

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