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CRISIS DEL CORONAVIRUS

La comunidad científica recibe la pomada anticontagio con prudencia

Los expertos resaltan la importancia de una investigación pormenorizada que cumpla los requisitos de las autoridades

Varios embases de la pomada con anticuerpos contra el coronavirus.

“Es una idea superinteresante y una aproximación muy inteligente para abordar el problema”. De este modo definió ayer la médico inmunóloga del Hospital Universitario de Canarias (HUC), Yvelise Barrios, la investigación iniciada por el equipo del científico titular del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología de Tenerife, José Manuel Pérez de la Lastra, quien junto al cocinero Diego Schattenhofer, presentó esta semana una pomada comestible creada a partir de yema de huevo con anticuerpos contra el Covid-19. La comunidad científica recibe esta idea con prudencia y, aunque confía en el potencial del trabajo realizado, destaca la importancia de continuar investigando en esta línea para lograr todos los avales necesarios y ofrecer un producto del todo seguro.

Yvelise Barrios recordó ayer que la tecnología de producción de anticuerpos en gallinas se investiga desde los años 80 del pasado siglo XX y que, además, presenta importantes ventajas frente a la producción de anticuerpos en ratones. Y es que, tal y como explicó esta semana José Manuel Pérez de la Lastra, “cuando se trabaja con ratones hay que sangrarlos para obtener los anticuerpos”, algo que no sucede con la propuesta realizada por el equipo tinerfeño, que trabaja con huevos de gallina que “son una bomba proteica”, afirmó Barrios.

La médico inmunóloga del HUC destacó ayer que el modelo teórico presentado por Pérez de la Lastra “es muy bueno” puesto que el uso tópico de la pomada que presentaron esta semana en el marco de la feria San Sebastián Gastronómika “podría ser una primera línea de defensa” contra el virus. A pesar de que aún quedan por conocer las conclusiones finales de esta investigación, la científica recordó que la producción de proteínas a través de la yema de huevo ya se ha empleado con anterioridad para luchar contra otras enfermedades, como en el caso de la salmonelosis o la fibrosis quística. Yvelise Barrios puntualizó que uno de los aspectos más controvertidos de esta propuesta es conocer el tiempo de eficacia de estos anticuerpos, que el equipo de investigación tinerfeño ha asegurado que podría llegar a ser de hasta dos horas.

El jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública, Amós García Rojas, recordó ayer la importancia de examinar los resultados de esta investigación y que sean publicados en una revista científica para que toda la comunidad tenga acceso a ellos. “En ciencia no hay ideas alocadas, lo que debe haber son certezas”, sentenció el experto quien recordó la importancia de que esta propuesta cumpla con todos los requisitos exigidos por las autoridades sanitarias.

El especialista en neumología Miguel Ángel Ponce destacó ayer la necesidad de revisar esta investigación porque se trata de un tema “muy sensible en el que hay que ser muy riguroso”, sobre todo cuando afecta a la introducción de anticuerpos en la comida. “Las instituciones públicas tienen que velar para que las cosas se hagan bien, con todos los protocolos necesarios”, destacó el científico quien sentenció que “con el Covid no se puede jugar bajo ningún concepto. Cualquier tema relacionado con este virus ha de tener una rigurosidad científica excepcional, como excepcional es la pandemia que estamos viviendo”.

El grupo de CC-PNC en el Cabildo de Tenerife –institución que apadrina la investigación realizada por Pérez de la Lastra y Schattenhofer– anunció ayer que solicitará información detallada al grupo de Gobierno sobre este proyecto tras recibir numerosas quejas de profesionales médicos y del sector turístico ante la presentación de este producto.

Los nacionalistas insistieron en que “hay que ser cautelosos y rigurosos con este tipo de noticias”, pues pueden generar “confusión y falsas expectativas”. La formación recordó, además, que el Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, establece el deber de prohibir el uso de información “que pueda inducir a engaño al consumidor, en especial en cuanto a las características de los alimentos, sus efectos o propiedades”, concluyó.

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