La catedrática de la ULPGC Beatriz González López-Valcárcel ha publicado un artículo en la plataforma de divulgación científica The Conversation titulado, ¿Está preparado el sistema sanitario español para un endurecimiento de la pandemia? En él la profesora de la ULPGC señala que no es lo mismo endurecimiento de la pandemia por aumento de los contagios que por el de casos graves. “Mayor ritmo de contagios requiere más recursos de atención primaria y salud pública, más esfuerzo de seguimiento de contactos y muchos test. Mayor peso de casos graves requiere más recursos hospitalarios, camas de hospital y de críticos, ventiladores e intensivistas”.

Esto le lleva a preguntarse, “¿Hasta qué grado de endurecimiento de la pandemia podríamos afrontar sin que el sistema sanitario colapse?” Y señala que, “las respuestas breves a esa pregunta son: más que en febrero; desigualmente según comunidades autónomas; según cuál sea el comportamiento de la población”.

La preparación no es la misma en unas y otras comunidades autónomas, como tampoco lo ha sido la virulencia del ataque. Aquellas con dispositivos mejores y más coordinados de salud pública y una atención primaria fuerte estaban –y están– mejor preparadas. Además, la pregunta no es si el sistema sanitario está suficientemente preparado. También hay que plantearse si está coordinado con el resto de las piezas de ese gran puzzle, y en particular con la atención sociosanitaria. Porque la preparación del sistema también requiere que la Medicina Familiar y Comunitaria recupere la C –de Comunitaria–, atendiendo a los mayores en residencias”.

Diferencias

“La gran diferencia entre la primera oleada y esta segunda que estamos sufriendo es que durante la primera el porcentaje de pacientes que necesitaron hospitalización y la letalidad fueron muy superiores porque no se protegía eficazmente a los más vulnerables”, indica.

La profesora concluye preguntándose hasta dónde podría crecer el sistema ante un agravamiento. “Posiblemente, en las zonas más afectadas en la primera oleada podrían aumentarse los recursos estructurales tanto o más que entonces”. Y añade que, “las claves para evitar el colapso están en ralentizar el ritmo de contagios y proteger a los vulnerables”.