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La hipertensión aumenta el riesgo de contagio del virus y sus complicaciones

Los pacientes sufren más episodios de insuficiencia respiratoria y cardíaca | Los fármacos para regular la presión arterial pueden favorecer la infección por Covid-19

El doctor Vicente Nieto en el Hospital Perpetuo Socorro de la capital grancanaria. LP/DLP

Los pacientes aquejados de hipertensión arterial (HTA) son más propensos a contraer la infección por Covid-19 y sufrir la enfermedad con un pronóstico más grave, por lo que forman parte de uno de los grupos más vulnerables ante el patógeno. “Hay muchos estudios al respecto, pero, fundamentalmente, lo que se ha demostrado es que estas personas tienen un ritmo de recuperación más lento y padecen más episodios de disfunción pulmonar –insuficiencia respiratoria–. Además, cuando la afectación es severa, el músculo cardíaco –miocardio– puede inflamarse, dando lugar a la aparición de arritmias o insuficiencia cardíaca”, explica el doctor Vicente Nieto, especialista en Cardiología y consultor en el Hospital Perpetuo Socorro de la capital grancanaria.

Asimismo, muchos de los tratamientos indicados para regular la presión arterial utilizan las mismas proteínas que emplea el virus para introducirse en el organismo –las ACE2–, lo que eleva las probabilidades de contagio. “Se trata de un sistema proteico muy importante a nivel pulmonar y las personas hipertensas que toman estos medicamentos pueden tener más receptores. Por eso, los riesgos y la afectación son mayores en estos enfermos”, recalca el cardiólogo.

Si bien es cierto que el profesional sanitario pone de relieve que estas terapias “no interfieren” con las que se utilizan para tratar los efectos del nuevo coronavirus en sus manifestaciones más graves. “Es evidente que el uso de corticoides puede elevar el nivel de presión arterial, pero esto es un fenómeno fácilmente controlable dentro de un hospital”, añade.

Cabe destacar que la HTA es una patología que guarda un vínculo muy estrecho con la edad de los sujetos. En este sentido, las probabilidades de experimentar unos niveles de tensión elevados aumentan, en general, a partir de los 65 años. “Aproximadamente, dos tercios de la población española por encima de esta edad es hipertensa y el 50% no lo sabe”, enfatiza el facultativo del hospital grancanario.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los pacientes hipertensos son aquellos que presentan, en más de una ocasión, una determinación de la presión sistólica –máxima– por encima de los 140 milímetros de mercurio o superior a los 90, en el caso de la diastólica –mínima–. “Cuando esto ocurre es fundamental consultar a los médicos para evitar complicaciones graves en el estado de salud”, determina el sanitario.

Siguiendo esta línea, entre los principales problemas vasculares que puede desencadenar la HTA figuran los ictus o infartos cerebrales, las cardiopatías y la insuficiencia renal.

“La hipertensión arterial es un factor de riesgo de primer orden en la aparición de arritmias como la fibrilación auricular –especialmente en las personas mayores de 65 años–, que es la principal causa de ictus de origen embólico”, subraya el cardiólogo.

Según el cardiólogo Vicente Nieto, “en realidad no hay una causa específica que dé lugar a la hipertensión".

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Por lo que concierne a los factores que favorecen el desarrollo de esta enfermedad crónica, el doctor Nieto destaca la obesidad, el consumo excesivo de sal, el estrés, el envejecimiento y los antecedentes familiares. “En realidad no hay una causa específica que dé lugar a la hipertensión, pero estos son algunos de los factores que contribuyen a su aparición”, manifiesta el experto.

En cuanto al perfil de los individuos, hay que decir que el momento en el que irrumpe la HTA puede variar en función del sexo. “Por encima de los 65 años hay más mujeres hipertensas que hombres. Sin embargo, por debajo de esta edad, la enfermedad es más frecuente en el sexo masculino”, aclara el especialista del Hospital Perpetuo Socorro.

En la actualidad, hay cinco grupos farmacológicos indicados para manejar la afección: los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECAs); los antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARA-II); los calcioantagonistas; los betabloqueantes; y los diuréticos.

“Los más frecuentes son los IECAs y los ARA II. Siempre se suele comenzar el tratamiento con un grupo determinado, pero si no demuestra la eficacia suficiente se pueden combinar. Se podría decir que las terapias deben ser personalizadas”, sentencia el doctor.

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