Dos veces al año se modifica la hora del reloj con la finalidad de conseguir un supuesto ahorro energético, aunque sigue habiendo polémica en la comunidad científica respecto a esta cuestión. El portavoz del Área de Energía y Cambio Climático de Ecologistas en Acción (EA), Ricardo Irurzun, ha afirmado que el argumento del ahorro energético “no se sostiene”. Asegura que no hay forma de comprobar si este ahorro “se produce realmente”, ya que no se han realizado estimaciones al respecto en los últimos 10 o 20 años.

Iruzun ha explicado que el ahorro este cambio horario podría tener sentido “hace 40 ó 50 años, cuando la iluminación representaba un consumo importante de energía”, pero hoy en día con la introducción de otras tecnologías como la bombillas LED, supone un ahorro “bastante pequeño”.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), no existen informes actualizados ni experiencias contrastadas que permitan confirmar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos.

“Marginales”

La Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo (PE) publicó en 2018 un informe que señala que, aunque los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, estos son marginales, y que no hay certeza de que los beneficios se obtengan en todos los Estados miembro de la Unión Europea. Este documento indica que aunque puede haber cierto ahorro de energía en cuanto a iluminación, no es evidente que ocurra lo mismo con las calefacciones, cuyo uso podría incluso aumentar.

El Miteco asegura que todavía no se ha decidido el uso horario que se adoptará, aunque, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 65% de los españoles prefieren el horario de verano al de invierno.