En el Archipiélago, un total de 5.594 personas aquejadas de Covid-19 pasan la enfermedad en sus domicilios, lo que se traduce en el 96% de todos los casos activos que reúne la comunidad autónoma –5.827–. Solo en Gran Canaria hay 2.412. No obstante, estos pacientes precisan un seguimiento clínico –adaptado a la sintomatología que presentan– por parte de los médicos de Atención Primaria, los pediatras y los profesionales de enfermería. La supervisión debe prolongarse hasta que los afectados logran superar la patología. “El seguimiento más adecuado para estos pacientes con clínica leve o moderada es la consulta telefónica. En función de la situación de cada uno, hacemos un seguimiento diario o cada dos días. Incluso, en pacientes no vulnerables que ya llevan varios días asintomáticos, se puede espaciar a tres jornadas”, explica el doctor Miguel Ángel Díaz Barreiros, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y, actualmente, coordinador clínico Covid de la Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria.

Gracias a estas comunicaciones, los facultativos pueden valorar el cuadro clínico que manifiestan los afectados y decidir si deben continuar recibiendo este tipo de atención o si, por el contrario, ya reúnen criterios de gravedad para requerir ingreso. Además, en ocasiones, es necesario que los médicos se desplacen hasta el lugar de residencia de los pacientes para realizarles una exploración física. Una acción que se produce cuando los enfermos experimentan un ligero empeoramiento, pero no presentan criterios de gravedad claros que indiquen que deben ser derivados a los centros hospitalarios.

“Cuando detectamos síntomas que requieren una valoración presencial, nos desplazamos a sus domicilios. De esta forma, podemos hacer una exploración que nos ayude a tomar una decisión. Una tos que está empeorando o un dolor en un lado del pecho que aumenta con la respiración son síntomas que, en función de los signos que obtengamos en la auscultación, nos pueden hacer sospechar que puede haber una neumonía”, indica el facultativo.

Si bien es cierto que el desplazamiento implica el cumplimiento estricto de los protocolos establecidos para el uso de los equipos de protección individual (EPI), con el fin de evitar los contagios. “Necesitamos una bata, una mascarilla FFP2, gafas, guantes y una pantalla protectora. Una vez que hemos explorado a los pacientes, tenemos que tener muchísimo cuidado a la hora de retirarnos los EPI, pues es cuando los profesionales corremos mayor riesgo. Hay que tener en cuenta que el material puede estar infectado”, detalla el experto. Para después agregar que, “todos los recursos son desechables a excepción de las gafas y la pantalla. Estas pueden ser recicladas tras un proceso de lavado y desinfección muy exhaustivo”.

Asimismo, la detección precoz es otra de las importantes tareas que realiza el personal sanitario en esta pandemia. Por esta razón, el equipo de intervención de Atención Primaria ofrece a las personas sospechosas de estar aquejadas de la infección la posibilidad de someterse a una prueba de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), sin tener que salir de sus casas, en el caso de sufrir problemas de movilidad, o bien, no disponer de vehículo propio para poder desplazarse hasta alguno de los puntos de extracción de muestras habilitado. “En estos casos, un equipo acude a la vivienda para tomar la muestra que, posteriormente, será analizada en los laboratorios. Desde que conocemos el resultado, se lo comunicamos al paciente”, recalca el doctor Díaz Barreiros.

Lo cierto es que el trabajo no es sencillo para los que están en primera línea de batalla. Sin embargo, a juicio del sanitario, lo más complicado para los profesionales no guarda relación con los diagnósticos sospechosos ni con el seguimiento de los enfermos, sino con el hecho de “concienciar” a los sujetos sobre la importancia de cumplir las medidas preventivas. “Nos está costando mucho concienciar a la gente, especialmente, a las personas más jóvenes. No todas aceptan que deben estar aisladas y, aunque no es el comportamiento más habitual, es cierto que esta tarea se nos hace un poco cuesta arriba”, valora el coordinador clínico. “Otra cosa que nos preocupa”, prosigue, “es que la gente con sintomatología leve no entienda que no debe acudir a un centro sanitario o a Urgencias para ser valorada. Lo más adecuado en estos casos es solicitar cita telefónica con su médico de familia o llamar a la línea Covid –900 112 061–”.

Colaboración

En este sentido, el profesional pone de relieve que la colaboración ciudadana es “fundamental” para poder contener el virus. De hecho, según relata, se han encontrado con personas que intentan ocultar los síntomas que padecen para impedir que se les practique una prueba diagnóstica.

“Hay gente que tiene sintomatología leve y prefiere no alterar su vida por unos síntomas que son similares a los de un resfriado. Otras, temen perder su trabajo y prefieren ocultar esos signos de alerta para evitar estar en cuarentena. Podemos entender las circunstancias de cada uno y no buscamos culpar a nadie. Por eso, es importante crear conciencia entre la sociedad”, valora.