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¿Quién teme a Clarissa Dalloway?

La novela Mrs. Dalloway, de la escritora Virginia Woolf, se me antoja ardiente y llena de pasión y con una de fuerza vehemente capaz de hacer tambalear al más reaccionario de los burgueses. No es lectura fácil, de acuerdo, pero la agitación que provoca en el espíritu convencional y autocomplaciente de gentes de ayer y de hoy no tiene precio; no es fácil porque está escrita -no en su totalidad, pero sí mayormente- usando una técnica que ella dominaba magistralmente: the stream of consciousness.

En efecto, el fluir de la conciencia o monólogo interior permite a la protagonista, una dama perteneciente a la aristocracia inglesa, enfrentarse a los prejuicios de una sociedad pacata sin oponerse radicalmente a ella, ya que Clarissa Dalloway y su familia son distinguidos miembros de la aristocracia británica, aunque este hecho no le impidiera mantener sendos romances, muy apasionados por cierto, con un joven, y con una joven, quienes, igualmente, pertenecían al mismo estrato social.

La crítica a una sociedad clasista y egocéntrica -intrínseca a la obra completa de Woolf- se manifiesta aquí, sin ambages, en la estructura superficial de la novela

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La crítica a una sociedad clasista y egocéntrica -intrínseca a la obra completa de Virginia Woolf- se manifiesta aquí, sin ambages, en la estructura superficial de la novela, mientras que en la estructura profunda, leyendo entre líneas, se percibe el mensaje antibélico en forma de denuncia por la participación de Gran Bretaña en la primera guerra mundial y las crueles e irreparables secuelas que dejó en sus participantes (y en la población en general); es un universo tan convulso como el nuestro, pero, por si no he sabido explicarme bien: vea usted gratuitamente Mrs. Dalloway en YouTube interpretada por la grandiosa Vanessa Redgrave; y vea en deuvedé -basada en la novela de Michael Cunningham- la película interpretada por un trío de ases sin parangón: The Hours (Las horas), donde se narran las vicisitudes de tres mujeres, cuyas vidas se ven afectadas intensamente tras la lectura de Mrs. Dalloway; y para terminar, recuerde que el drama de Edward Albee Who’s afraid of Virginia Woolf? (¿Quién teme a Virginia Woolf?) se estrenó en 1962 en los escenarios de Broadway, en Nueva York, arrasando con todos los premios habidos y por haber (y después se llevaría al cine adaptada por el genial Mike Nichols).

En consecuencia, y para responder a la interrogación retórica que Edward Albee plantea en su dramática pieza, magistralmente interpretada como obra cinematográfica por la única e irrepetible Elizabeth Taylor junto al idiosincrásico y máximo Richard Burton… Pero no hay respuesta. Lo siento. ¿Y por qué no? Porque debe usted leer Mrs. Dalloway y se responderá a sí mismo, porque esa es, precisamente, la intención de Virginia Woolf: provocar la agitación en el espíritu convencional y autocomplaciente de las gentes de ayer y de hoy…

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