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CRISIS DEL CORONAVIRUS

La pandemia aumenta los trastornos de ansiedad y depresión en el Archipiélago

Los conflictos económicos asociados a la crisis sanitaria incrementan el desarrollo de estos problemas de salud mental vLos autónomos, entre los más afectados

La pandemia aumenta los trastornos de ansiedad y depresión en el Archipiélago shutterstock

La pandemia de Covid-19 está provocando serias repercusiones en la salud mental de la población canaria por el impacto de carácter social y económico que va de su mano. Y es que son muchas las personas que han tenido que cerrar sus negocios por no haber podido resistir al período de confinamiento o que se han visto sometidas a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) o a una suspensión temporal de su actividad laboral (ERTE). Todo esto ha desencadenado en un aumento de los trastornos de ansiedad y depresión.

“La mayoría de nuestros nuevos pacientes sufre síntomas de ansiedad y depresión por no poder llegar a fin de mes. La incertidumbre económica es uno de los estresores más clásicos y, principalmente, estamos observando un aumento de estos problemas en los trabajadores autónomos y del ocio nocturno”, explica el doctor Adrián Neyra, especialista del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.

En este sentido, el facultativo recuerda que, con la llegada de la primera oleada del virus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varias asociaciones advirtieron del posible desarrollo de trastornos depresivos como consecuencia del aislamiento por el miedo a enfermar. Sin embargo, la mayor parte de los casos que en la actualidad se observan en las consultas de psiquiatría guarda relación con los conflictos económicos.

“El miedo a salir lo apreciamos con mayor asiduidad en las primeras fases de la desescalada, pero, a medida que ha pasado el tiempo, la gente ha sido mucho más resiliente de lo que verdaderamente esperábamos. Ahora, el foco de los problemas está en la economía”, señala el psiquiatra del hospital grancanario.

Inquietud

Lo cierto es que el contexto inquieta a los profesionales, pues la asistencia a los pacientes que sufren problemas económicos resulta muy complicada en ciertas ocasiones. “El estrés por no poder llegar a fin de mes es un problema que persiste y para nosotros también es difícil abordar estos casos. Algunas personas requieren fármacos porque su sensación de malestar es muy intensa, pero estos siempre deben ser prescritos por un período de tiempo determinado. Por eso, es necesario acompañar la terapia con el apoyo psicológico”, advierte el experto. “Estamos muy preocupados porque es ahora cuando estamos viendo las consecuencias de lo que ha ocurrido hace unos meses”, prosigue, “por lo que creemos que con el transcurso del tiempo, los conflictos pueden aumentar”.

“El estrés por no poder llegar a fin de mes es un problema que persiste”, resalta el doctor Neyra

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Asimismo, la recomendación de reducir los contactos sociales –por parte de las autoridades sanitarias– para frenar el avance del patógeno, también es uno de los factores implicados en la manifestación de esta clase de trastornos. “Esto hace que aumenten los sentimientos de soledad, lo que conduce a un estado de ánimo triste. Cuando surge algún tipo de catástrofe es necesario mantener cierto apoyo social para que las personas no desarrollen síntomas de ansiedad y depresión. Sin embargo, en el marco de la pandemia, se ha indicado todo lo contrario”, enfatiza el especialista.

En este sentido, son las personas mayores el perfil más afectado. “Los ancianos son los más vulnerables porque suelen ser los que se encuentran más aislados para evitar el riesgo de contagio. Sin duda, este hecho incrementa las posibilidades de sufrir problemas de salud mental”, apostilla el doctor Neyra.

Si bien es cierto, que también ha habido constancia de personas jóvenes que muestran un claro rechazo a la socialización por el temor a contraer la infección por SARS-CoV-2. “Estos episodios se han dado en sujetos de casi todas las edades, pero ya no son tan frecuentes. Lo importante es que la gente pierda el miedo al contacto, pero que respete las medidas de seguridad en todo momento”, determina el psiquiatra.

Cabe resaltar que la denominada nueva normalidad impuesta por una enfermedad que ya suma 18.770 contagios en el Archipiélago se ha consolidado como un reto para los facultativos, que han tenido que priorizar las consultas telefónicas para evitar el desplazamiento de los pacientes a los centros hospitalarios y garantizar la seguridad.

“Esta forma de asistir a los pacientes ha supuesto un gran cambio para nosotros. Es algo a lo que no estamos acostumbrados y, de alguna manera, hace que perdamos el contacto no verbal con ellos, lo que dificulta nuestra tarea”, reconoce el psiquiatra del hospital de referencia del área norte de la Isla.

Siguiendo esta línea, pone de relieve que son muchas las personas que solicitan acudir a las consultas para poder exponer sus problemas en un ambiente más íntimo y cercano. No obstante, esta solicitud precisa una valoración por parte de los expertos. “En pacientes mayores de 65 años, salvo que la situación sea muy grave, todas las consultas se realizan por vía telefónica. Con los más jóvenes, en cambio, podemos estudiar el caso y admitir el desplazamiento con todas las medidas de seguridad”, sentencia el doctor.

El abuso de sustancias legales en el confinamiento


El período de confinamiento provocó un cambio radical en las costumbres de la población que, de la noche a la mañana, se vio obligada a permanecer en un mismo espacio las 24 horas del día y dejar a un lado sus rutinas, para lograr frenar los contagios de Covid-19. Fue entonces cuando muchas personas comenzaron a aumentar el consumo de alcohol y tranquilizantes para calmar la ansiedad. Así lo pone de manifiesto el doctor Adrián Neyra, especialista del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. “Hemos apreciado un aumento del consumo de estas sustancias. El problema es que mucha gente comenzó a adquirir estas costumbres en el confinamiento y luego descubrió que no podía abandonar el hábito tan fácilmente”, señala. Un hecho que se ha traducido en un incremento de pacientes afectados por las adicciones. A esto cabe sumarle que la pandemia global de Covid-19 ha generado un importante impacto social y económico que se ha reflejado también en la salud mental. Para evitar el desarrollo de enfermedades graves, es importante identificar las señales de alerta que puedan advertir de los inicios de un proceso ansioso o depresivo. “El insomnio, la inquietud o los cambios en los ritmos biológicos son algunos de los síntomas que pueden indicar que un individuo está empezando a desarrollar estos trastornos. Como en todas las enfermedades, el abordaje precoz es fundamental”, resalta el facultativo. | Y.M. 


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