El coronavirus dejó KO a Fernando en marzo, cuando una ambulancia se lo llevó inconsciente al hospital de Lugo. Ingresó en la UCI y no volvió a salir de allí hasta 108 días después. Asegura que no recuerda nada de lo ocurrido. No sabía que apenas le daban posibilidades de ganar al virus o que la muerte estuvo muy cerca. Tanto que en la cama de al lado falleció una excompañera de la facultad. Él logró salir en silla de ruedas y desde entonces pelea contra las terribles secuelas, que le impiden moverse como antes. Pero quien ha sido corredor de maratones, profesor de educación física o entrenador de baloncesto, nunca se rindió. Un afán de superación que intenta transmitir a su nieto, orgulloso de un abuelo Fernando, campeón.