La Biblioteca José Saramago oferta el programa Barriguitas, un proyecto piloto que abandera en Europa desde hace tres años y medio Mon Peraza. Consiste en tres sesiones y persigue la estimulación prenatal. ¿Y por qué se desarrolla la actividad en una biblioteca? Porque su eje principal es el cuento, la retahíla, la poesía y la tradición oral. Con la complicidad de las parejas formadas por Rocío y Fran y Shaina y Juan Alberto asistimos a la cita.

Mon Peraza está siempre en deuda con la Biblioteca Municipal de Arrecife, que hace tres años y medio le permitió poner en marcha el proyecto Barriguitas, después de que le cerraran las puertas en otro centro... Claro que, a priori, un proyecto de estas características se asocia más con los cursos de preparación del parto de un centro de salud que con una biblioteca municipal. Sin embargo, supone el primer contacto con la cultura para el bebé, desde el cuento, la retahíla, la poesía y la tradición oral, gracias a este taller de estimulación prenatal que, en tres días, desarrolla las técnicas táctil, motora y sensorial.

La monitora, de 42 años, se define autodidacta, si bien destaca la influencia del Institut Marqués de Barcelona, que le ha tutelado en este proceso. Licenciada en Ciencias Exactas por la Universidad de La Laguna, Mon decidió dedicarse a la gestión cultural hasta que un día descubrió que prefería crear cultura en vez de gestionar. Desarrolló de esta forma el proyecto Barriguitas, que tuvo en sus hijos -que hoy tienen 16 y 14 años- su particular escuela, para luego compartir esta prácticas con los nuevos papás.

El objetivo: fortalecer el vínculo emocional desde antes de nacer y contribuir al desarrollo del bebé, desde el conocimiento de la modulación de la voz. Otro reto: que la pareja se sienta y disfrute del pequeño a través de los juegos. Trae al recuerdo el primer libro sobre la materia, publicado en 1981, La vida secreta del niño antes de nacer, del norteamericano Thomas Verny.

Ayer fue el segundo de los tres talleres del programa Barriguitas. A la cita acudieron Rocío Villadeamigo y Francisco Martín, embarazados de 37 semanas; ella, de origen sevillano, personal del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, testigo privilegiado de esta época que le contará a los nietos de su pequeño... En el taller también participan Shaina Danani, y Juan Alberto Rodríguez, con 38 semanas de gestación. Ayer faltó Jésica porque acudió al control rutinario. Las dos parejas se conocen y se inscribieron en este taller con la recomendación de la amiga de Rocío, que ya dio a luz y, superada la incredulidad tras el parto, la llamó y se lo recomendó porque “funciona”, se ríe Rocío.

Arranca el taller y, como en la vida real, es el turno de las presentaciones. Mon recuerda el nombre los padres y madres... y también presenta a los bebés. Jaime, el niño de Rocío y Fran; si bien Shaina y Juan Alberto prefieren esperar a verle la cara para definir el nombre.

“Vamos con el lenguaje bimodal a comunicarnos con el bebé”, los invita Mon, para referirse a la adaptación del lenguaje de signos a la actividad. Así, hay un gesto definido para referirse a papá, mamá, teta y dolor. Repasan así el contenido del día anterior, pero los gestos serán clave.

En una de las salas, unas colchonetas en las que invita que se siente cada pareja. Y arranca el taller con una canción en forma de nana que sirve, en este caso, de salutación al bebé: “Hola, yo soy mamá, estoy bien, deseo que tú también”. Luego le toca el turno al padre. Todo cantando, en una terapia para quitar vergüenzas.

Con música

A partir de ahí, Mon utiliza los libro álbum para el taller. Pone música a la canción y, con las parejas puestas en pie, los anima a acompañar con los signos la letra, mientras cantan. Las palabras clave, que acompañan con gesto: luna, teta, mama, Luna... y cantan: “Un cuartito de Luna tendrá porque papá te la fue a buscar”...

El lenguaje bimodal es la alfombra roja para romper prejuicios y entregarse a la intimidad entre papá, mamá y el bebé. Se impone el relax, la conexión, la relajación para generar la hormona de la felicidad, advierte Mon.

Se introduce la onomatopeya, el juego con los sonidos al que se entregan los papis con la complicidad de que saben que su bebé juega con ellos cuando imitan los sonidos de un gato, caballo, pato, grillo, perro, ruiseñor... protagonistas de los dos cuentos en los que los padres acaban jugando como niños como si fuera el mismo veo, veo. Y llega el más difícil todavía. Con las parejas ya en las colchonetas, Mon los instruye en la estimulación visual, para ahora y para cuando llegue el pequeño. “Vivir es emocionarte”, sentencia la monitora que los invita a entregarse con la intensidad de que “tal vez sea tu único embarazo”, haciendo cómplice por igual al padre y a la madre.

Otro cuento con osos, cerdos, perros, conejos, gallinas, ranas... que van a coger una tarta y que permite hacer un poco de gimnasia para trabajar el suelo pélvico antes de adentrarse en el último ejercicio, donde las mamás están en las colchonetas mientras sus parejas disfrutan del momento de intimidad del bebé desde el contacto con la barriga en una nada que canta: “La primera vez que naciste fue la segunda vez que nací yo”. El próximo jueves, tercera lección, con pintura incluirá para intimar con el bebé.