Que la irrupción del Covid-19 ha cambiado las formas de entender la sociedad en la que vivimos, pues es un hecho contrastado. Al menos mientras duren los efectos de una pandemia que ha obligado a introducir nuevas normas y medidas para evitar los contagios de un virus mortal. Detrás de este nuevo planteamiento se encuentra el trabajo que realizan día a día las policías locales, la Policía Nacional y la Guardia Civil de todo el Estado, a cuyos agentes, al margen del trabajo que tenían a sus espaldas, se les ha añadido otro al que no le tienen miedo, aunque les cause la impopularidad de exigir cumplimiento a una sociedad ya cansada de las restricciones.

Es el “reto Covid”, que está marcando una presión extra controlable, pero muchas veces complicada de aplicar y generadora de cierto rechazo a una minoría de la población. Es una sensación que se ha visto incrementada durante los últimos ocho meses, desde que el Gobierno del Estado decretara el estado de alarma, que vino de la mano de restricciones de movilidad y otras medidas para contener los contagios. 

Hasta el viernes, desde el 16 de marzo se produjeron 1.556.730 casos de coronavirus confirmados con prueba diagnóstica de infección activa, elevándose a 42.619 las muertes confirmadas en toda España (317 en Canarias) con test positivos realizados. Números que definen la pandemia en la Península y en las Islas.

A todo ello se le añade la presión que supone enfrentarse a unas actuaciones “siempre vigiladas” por dispositivos tecnológicos mal utilizados o empleados de manera interesada, a través de grabaciones, en un momento en el que las limitaciones de hábitos han influido entre los vecinos en todos los municipios. ¿La última? Las imágenes que trascendieron de una intervención policial que tuvo lugar el pasado domingo en La Laguna, que fue grabada en vídeo y expuesta en redes sociales de manera parcial, “buscando el morbo interesadamente”, sin analizar qué había pasado de verdad y qué ocurrió para que se produjera una detención ante los gritos de testigos oculares.

De héroes a villanos

Esos hechos han sido analizados por representantes sindicales de las policías locales de Santa Cruz y La Laguna y de la Policía Nacional, ante la sensación de que su trabajo, “muy difícil”, no se ve recompensado por la ciudadanía, que es dueña del interés general, especialmente una minoría “que hace muchísimo daño”, explicó Juan Pedro Cruz, representante sindical de Asipal en la capital. “En mi opinión, nadie sabe lo que es el Covid porque el Gobierno no emite imágenes reales, y eso podría concienciar a los ciudadanos y facilitar la labor que hacemos, que es la de hacer cumplir las normas”. El sindicalista dijo que “hay hartazgo por la situación. Ocho meses después, hemos pasado de ser héroes a villanos cuando solo hacemos cumplir la ley. Y más cuando se graban actuaciones que iducen a malinterpretar nuestro papel en la sociedad. Hoy en día se cae una persona y no interesa ayudarla, sino grabarla retorcida de dolor en el suelo. Nos estamos deshumanizando”.

De la misma opinión es Roberto Martín (UGT), para quien “los policías estamos hiperformados para afrontar el cumplimiento de las normas, pero la concienciación ciudadana con el problema del Covid ha aflojado. Ahora, con los vídeos se tergiversa la información y nos llega completamente sesgada. Eso genera desconfianza contra los profesionales que estamos en la calle”. Reflexiona sobre el hecho de que “venimos de una declaración de estado de alarma y restricciones sanitarias que, al principio, fueron aceptadas por todo el mundo y ahora, vemos que las personas van flaqueando y queriendo restablecer lo anterior. Eso no puede, ser de momento”, dijo.

Jesús Illada, del CSIF en Santa Cruz de Tenerife, se muestra convencido de que la actuación policial de referencia “está justificada, aunque no coincide con la versión social cuando la información, un vídeo en este caso, se utiliza de manera interesada. Se produce una distorsión de los hechos. Siempre hay que agotar la vía diplomática. Dése cuenta de que tenemos que dirigirnos a personas que nunca antes se ha enfrentado a que le llamen la atención por llevar o no una mascarilla o participar en una reunión, pero hay límites”, dijo.

No hay mala praxis

El responsable regional del SUP en la Policía Nacional, José Luis Guedes, entró de lleno en el mal uso de las grabaciones, destacando que “hoy en día todo el mundo tiene un móvil con grabador de vídeo y lo que sucede es retransmitido en directo por las redes sociales. La mayoría de las veces cuando se hace un vídeo se intenta buscar una mala praxis, abuso o posible negligencia solo por unos segundos. En las redes se difunde algo concreto que la gente quiere que se vea de manera interesada y no la realidad de lo que ha sucedido, descontextualizando el asunto. Eso genera malas interpretaciones y refleja que se hace con muy malas intenciones”. ¿El uso de dispositivos de vídeo por parte de la policía? “Pues sí. En Europa sucede y aquí no tenemos nada que ocultar y se esclarecerían situaciones como las vividas por los compañeros de La Laguna”, aclaró.

Ismael Lugo, responsable de Asipal, apuntó que “el ciudadano está estresado por las restricciones marcadas por el Covid y eso crea una presión que, al final, descarga contra la policía. Hoy es un reto salir a trabajar a la calle y lo que hacemos es reglar los derechos, no quitarlos en base a unas normas nuevas que se van estableciendo”. Como otros de sus compañeros de profesión, entiende que “hace falta concienciación social. Ahora se busca la confrontación contra la policía por el morbo de lo que se pueda extraer de una actuación sin tener toda la información. Muchos ciudadanos nos defienden, es verdad, pero es lamentable que una minoría nos cuestione así”. Y a ello no es ajeno el periodismo: “Creo que estamos viviendo una vorágine de prensa rosa y amarillista que contribuye al ambiente. Los profesionales no estamos para fastidiar, sino para velar por la seguridad”.

El responsable de CC OO en la policía lagunera, José Luis Díaz, resaltó que el Covid está influyendo notablemente en el comportamiento de los ciudadanos, que ve cosas donde no las hay. En su opinión existe cierto “desapego” a la actuación policial, “cuando se hace una intervención educada y cortés y, aún así, no se atiende a las normas. Estamos viviendo que ahora la gente está apoyando a personas que vulneran esas normas y se nos echan encima, como sucedió a nuestros compañeros el domingo. Es algo que realmente nos entristece como profesionales y cumplidores de la ley”.

Goyo Domínguez, representante del CSIF, fue un poco más allá y apuntó que, “en mi opinión, vivimos una situación política y social completamente segmentada y polarizada, lo que influye negativamente en los comportamientos. Contra la Policía la gente se encuentra en alerta para buscar el error y no se entiende que estamos realmente para ayudar”.

“¿La intervención de los compañeros? Impecable, con respeto y educación y se ve en el vídeo. Se ordena utilizar la mascarilla y se pide la identificación. Es lamentable que cuando intervenimos se escucharan voces de ‘abuso policial’ por parte de varios ciudadanos que seguramente no vieron cuál fue el antecedente y qué antecedentes puede tener el señor detenido”, concluyó.