Pol Varela es una persona que lucha contra la pandemia. Pero no contra la del coronavirus, sino contra otra mucho más virulenta y antigua, y que ha matado a muchas más personas a lo largo de las últimas décadas. Pol Varela tiene 50 años y desde hace 17 que tiene VIH. Desde entonces, además de asumir su condición, ha trabajado duro para que otras personas que están en su misma situación se sientan comprendidos y acompañados ante la marginación de la sociedad y, sobre todo, ante su propia marginación.

Pol Varela: "El VIH no nos cambia la vida, lo hace la forma en la que la sociedad nos señala con el dedo"



Dedicado al mundo de las artes, desde hace dos años Varela también escribe. De hecho, próximamente publicará Sólo Luis, una novela en la que el protagonista es seropositivo. “Pero este es solo un dato más, no quiero que se convierta en el centro de la novela, y de hecho es solo una característica más del personaje”, explica el autor, quien añade que la historia tiene ciertos tintes autobiográficos, aunque no todo lo que narra es real. Simplemente se trata de “una historia que puede ayudar a las personas que tienen el virus”.

Pol Varela accedió hace poco tiempo al cargo de vicepresidente de la Asociación LGBTI Algarabía Canarias. Junto a esta agrupación organiza hoy la Jornada VIH 2020 que en esta ocasión se desarrollará de manera online. Durante este encuentro que alertará sobre las acciones que pueden conllevar la infección del virus, como aquellas fiestas que giran alrededor del consumo de estupefacientes y el sexo, y se informará sobre la importancia de una profilaxis antes de la exposición, en relación de una campaña anunciada y que finalmente no ha podido ponerse en marcha debido a la incidencia del coronavirus. Además, las jornadas finalizarán con una mesa de debate en la que participarán tres personas serovisibles que contarán sus experiencias personales y alertarán sobre el peligro de la marginación y, sobre todo, de la automarginación.

Varela afirma que, “gracias a la medicina, la infección no deja de ser hoy por hoy una infección crónica, mucho menos grave que otras infecciones y que de enfermedades como la diabetes”, sin embargo, concluye un tanto pesimista que, “a día de hoy, el VIH no nos cambia la vida, lo que nos la cambia es la forma en la que la sociedad nos señala con el dedo”. En ese sentido, recuerda la necesidad de comprender bien las diferencias entre tener sida o ser seropositivo porque, no solo se trata de aspectos diferentes sino que además estigmatizan a una parte de la sociedad que carga a sus espaldas con un peso que no le corresponde. “En España, el sida ha sido prácticamente erradicado y únicamente queda gente con VIH, que es aquella que está bajo tratamiento y tiene una carga viral indetectable. Ese es mi caso”, relata Varela, quien puntualiza que “estoy infectado pero no enfermo”.

Y es que la vida de las personas seropositivas se ha normalizado mucho en las últimas décadas, sobre todo en países como España. Tanto es así que, sentencia Varela, “yo podría tener hijos si quisiera y no les trasmitiría el virus”. Pero la clave para normalizar esta situación es aceptar lo que les sucede a estas personas. “Yo mismo he tenido que aprender a comprender lo que me sucedía”, reconoce. Y para todo ello destaca la importancia de las campañas de prevención y concienciación. “Necesitamos información para terminar con la marginación y hacer comprender a la sociedad que prácticamente el 100% de las personas con VIH en España tenemos una carga viral indetectable y, por tanto, no trasmitimos la infección”. Aunque añade que “siempre hay personas que no se someten a las revisiones y hay un 13% de la población que no sabe que tiene el virus y, al no estar medicados, sí que lo pueden trasmitir”.

Por eso su prioridad y la de colectivos como Algarabía es fomentar la realización de pruebas. “Si una persona da positivo y se somete al tratamiento –que no es otra cosa que tomarse una pastilla, y no el cóctel que estamos acostumbrados a ver– puede llevar una vida absolutamente normal en todos los aspectos”, sentencia. Y es que, concluye, “tener VIH en España, en la actualidad, con el sistema nacional de salud que tenemos, nos permite hacer una vida totalmente normal”.