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Periodismo

“El Gobierno no puede provocar una sensación de abandono en Canarias”

“El Gobierno no puede provocar una sensación de abandono en Canarias”

Pepa Bueno (Badajoz, 1964) ejerce desde hace más de tres décadas una profesión que considera “imprescindible”: el periodismo. Por el centenario de la muerte el Galdós, hoy lo hará junto al equipo de Hora 25 de la Cadena Ser desde la Casa Museo dedicada al escritor, donde abordará la actualidad de las Islas.

Viene a Gran Canaria para hacer un programa especial con motivo del centenario de la muerte de Galdós, ¿cómo cree que viviría él como periodista la situación actual?

Tendría mucha materia porque él ponía la mirada sobre los que nadie mira y ahora que estamos todos tan sobreexpuestos que en realidad lo que pasa de verdad se ve, en el fondo, menos que nunca porque tenemos una borrachera de imágenes y de datos. Y hace falta esa mirada que detecta el origen de las cosas, las personas que merecen la pena y que no están en el primer plano, las realidades ocultas. A mí me da siempre mucho apuro hablar por otros y más por Galdós, pero esta es una realidad tan compleja como la que él vivió.

¿Quién cree que sería ahora uno de los protagonistas de sus ‘Episodios nacionales’?

Los vivimos todos los días, estamos de Episodio nacional en Episodio nacional. Mira yo creo que la persona que está haciendo los Episodios nacionales contemporáneos es Almudena Grandes. ¿Quién nos iba a decir que en este comienzo de siglo XXI, íbamos a vivir un acelerón de la historia? Podemos tirarnos 50 años en los que pasan muchas cosas y ninguna trascendente, y de repente, la historia se acelera como se aceleró en los años 20 hasta el 45. Ahora nosotros vivimos una acelerón, somos todos protagonistas de los Episodios nacionales. Estamos en ese momento que Gramsci decía que cuando un mundo muere y otro nace, en esa sombra aparecen los monstruos y yo quiero pensar que aparecen también ideas luminosas y expectativas de futuro.

2020 ha sido un año complicado. En su trayectoria, ¿recuerda un nivel de crispación y polarización como el de ahora?

En toda mi trayectoria profesional, y ya son unos pocos muchos años [se ríe], la pandemia es el acontecimiento más disruptivo que he vivido y que hemos vivido todos, porque afecta a todos los órdenes de la vida, a nuestra salud, a nuestras relaciones. Eso es incomparable con todo lo demás. Pero tenemos una memoria muy frágil, ¿eh? Hay que recordar el gobierno de Zapatero, que fue terrible. Momentos de crispación hemos vivido muchos, nunca hemos tenido a la extrema derecha en el Congreso. La extrema derecha que ayer –por el miércoles- decía: estos son los nuestros, para referirse a unos militares retirados que decían barbaridades en un chat. Ese es el factor diferencial, pero crispación política ha habido mucha. No es exactamente algo nuevo, hay un método de crispación que es cuestionar todo lo que se hace. Ahora, la pandemia introduce una disrupción que altera todos los órdenes y, se da una circunstancia que, defendiendo lo que tú me preguntas, es que estamos estrenando un gobierno de coalición que es inédito en la democracia. Tenemos un parlamento absolutamente fraccionado, inédito en la democracia. Todo eso obliga a que el mecanismo se ponga en marcha con aprendizajes que se están produciendo todavía. El primer gobierno de coalición de la democracia, que estábamos todos los periodistas expectantes cuando se constituye en enero para no perder detalle de cómo funciona y al mes y medio les cae una pandemia global. Es que es muy difícil que podamos hacer el mismo análisis de las cosas que haríamos sin la pandemia. La crispación política de la primavera se producía en un contexto de muchísimo miedo y muchísima incertidumbre de la sociedad, con lo cual le añadía decibelios e irresponsabilidad a mi juicio.

Los presupuestos generales han sido uno de los últimos motivos de crispación política. ¿Pensaba que sería testigo de un pacto así?

Hombre porque tenemos los presupuestos de 2018 que aprobó el gobierno anterior a la moción de censura. Y no solo es ya que un país necesite presupuestos nuevos, es que le mundo hoy no tiene nada que ver con el mundo del 2018. Pero no solo por la pandemia, sino por la situación pospandemia cuando se acabe.

Llega en un momento muy difícil para las Islas, en plena crisis con la llegada de migrantes. ¿Cómo cree que se está gestionando la situación?

Yo he percibido como periodista una sensación de abandono que me llegaba de las Islas. Desde luego no se está ocupando el gobierno de este problema. No se está preocupando con la celeridad, la urgencia y la gravedad que tiene, por un lado, el drama humanitario y, por otro, la situación de unas islas que están viviendo una crisis económica gravísima, que están tratando de poner en marcha su economía para salir del agujero a dónde nos ha llevado la pandemia. Yo he percibido sensación de abandono, no sé si se ajusta a la realidad. Creo que el Gobierno miró para otro lado durante varias semanas y, de hecho, la situación del puerto se ha resuelto en muy pocas horas, pero la situación de la inmigración no. Esto es un problema europeo que no acabamos de entender que precisa de una mirada europea, que no pueden ser los países del sur de Europa los que gestionen un problema complejísimo que existe y va a seguir existiendo. Lo que no se puede pretender es que los que físicamente son frontera sur se conviertan en un muro cómodo para el resto de Europa. Y no sé si el Gobierno de España ha abandonado Canarias, pero lo que no puede es provocar sensación de la abandono que yo he percibido.

“Los grandes medios tienen que asumir que el periodismo de calidad cuesta dinero”

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Usted siempre ha estado en las ‘trincheras’ del periodismo. ¿Le ve salida a la crisis que sufre la profesión?

A mí no me gusta sumarme a cierto coro que escucho ahora nostálgico de habla del periodismo que hacíamos y del mal periodismo que se hace ahora. Yo creo que al periodismo se le han sucedido las crisis y eso ha diezmado las redacciones, ha jibarizado los equipos y ha precarizado el empleo. Pero ese es un problema de las empresas informativas, que tienen que resolver las empresas informativas. Porque el periodismo como actividad sigue siendo tan o más imprescindible que nunca. A mí me gusta una metáfora que han usado mucho y que yo escuché por primera vez a Miguel Ángel Aguilar hace años y es que en las inundaciones lo primero que falta es el agua potable. Pues en este momento de la historia tenemos una verdadera inundación de cosas que se confunden con el periodismo. Creo que durante muchos años nos hemos dirigido a la sociedad para la que trabajamos desde púlpitos civiles y que ahora nos demandan una relación más horizontal y tenemos que aprender a gestionar esa relación más horizontal. Creo que el periodismo actual tiene que resolver sus problemas de financiación y no es una responsabilidad que podamos obviar los periodistas, pero que tienen que resolver las empresas. A nosotros nos corresponde hacer periodismo de calidad, defender nuestra independencia, como siempre. Y reivindicar buenas condiciones para los periodistas. ¿Por dónde vendrá la solución? Yo creo que los grandes medios tienen futuro, tienen que apostar por la calidad, por los temas propios, salirse del carril del periodismo declarativo y asumir que el periodismo de calidad sostenido en el tiempo cuesta dinero.

Vivimos en la era de los 150 caracteres. ¿Ve esto como un peligro de cara a las generaciones futuras?

Yo soy usuaria de las redes sociales y creo que son un instrumento que bien utilizado es maravilloso y no se puede concebir como periodismo. Opinar en las redes no es periodismo. El periodismo puede sobrevivir sin opinión, sin análisis, pero no puede sobrevivir sin hechos. Son nuestra materia prima y ahí tenemos que aferrarnos con uñas y dientes. Yo vengo diciendo últimamente que lo que más me preocupa del periodismo es que hay una sociedad que ya no nos pide hechos, que nos pide una interpretación de los hechos que se acomode a su idea sobre el mundo o a su juicio o a su ideología. Eso es un peligro enorme porque si tú te acomodas a buscar el aplauso de las redes no estás haciendo periodismo. Detectar los peligros de nuestro oficio en cada momento es muy importante. Y si siempre ha sido necesaria una educación para el consumo crítico de los medios convencionales, ahora hay que educar en un criterio crítico del consumo de redes sociales.

¿Cuánto tiempo le dedica a desmentir ‘fake news’?

Consume mucha energía y tiempo, pero fíjate, yo a propósito de eso creo también que los periodistas siempre hemos hecho fast check- in, ¿o tú te crees todo lo que te cuentan tus fuentes? El fast check- in parece la gran innovación del siglo XXI, pero ¿entonces yo qué he estado haciendo toda mi vida? Nosotros lo hemos hecho siempre porque es la esencia de este trabajo, lo que pasa que los bulos y fake news nos obligan a hacerlo de asuntos que no parten de una noticia, que esto es lo grave. Ahora tenemos que estar desmintiendo bulos que se meten en la agenda informativa.

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