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Crisis del coronavirus

La genética avanza en la identificación de la gravedad en los pacientes de Covid

El profesor Alfredo Santana difunde los pasos científicos que se están dando para abrir nuevas vías de tratamiento y de prevención en la infección por coronavirus

El investigador Alfredo Santana, genetista clínico José Carlos Guerra

La infección por coronavirus no afecta a todas las personas por igual, mientras algunas apenas muestran síntomas, otras desarrollan cuadros clínicos graves que en algunos casos llegan a ser letales. Gracias a los estudios genéticos que se desarrollan desde el inicio de la pandemia, ya se conocen algunos de los factores que influyen en la gravedad de la Covid-19. “La genética está presente en la estructura, funcionamiento y fisiopatología de los virus, y en concreto del SARS-CoV-2. Por tanto, es clave para determinar la predisposición de los pacientes infectados por el coronavirus a desarrollar las formas más graves de la Covid-19”. Así lo explicó el genetista clínico Alfredo Santana, durante el Foro de Empresas organizado por LA PROVINCIA y el BBVA, celebrado el pasado día 2, titulado El futuro, nuestra mejor inversión, en el que especialistas de gran nivel abordaron la oportunidad de invertir en las megatendencias del futuro. Es el caso del doctor Santana, que informó sobre el papel de la genética, no sólo en la crisis sanitaria actual, sino en la medicina que se vislumbra a corto y medio plazo.

Profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Palmas, Santana está dedicado a la genética clínica y a la investigación biomédica desde hace más de 25 años, por lo que ha vivido en primera persona todo el desarrollo tecnológico y el conocimiento experimentado en las últimas décadas en este campo, que han permitido abrir nuevas vías de conocimiento en múltiples enfermedades. Sus líneas de investigación abarcan desde la genética médica, la patología molecular y la medicina regenerativa, hasta el rendimiento humano y la fisiología del deporte, entre otras.

En relación a la pandemia, el especialista recordó que “la ciencia se construye lentamente, con la investigación coordinada de muchísimos grupos a nivel internacional, y desgraciadamente la investigación biomédica necesita de tiempo”. No obstante, indicó que ya se están dando pasos importantes en el conocimiento del SARS-CoV-2, “que como todo virus está conformado por material genético recubierto de una cápsula de proteínas que se integra en un momento determinado en nuestro organismo y secuestra la maquinaria celular de algunas de nuestras células para utilizarla en su beneficio propio. Su principal objetivo es la replicación de millones y millones de partículas”.

Citó en primer lugar los estudios que se centran en los posibles determinantes genéticos que cada persona pueda poseer en relación a sufrir con mayor o menor severidad la Covid-19. “Esto lo sabemos desde hace años con otros virus, pero en el SARS-CoV -2, las ideas más sólidas a día de hoy se centran en una serie de estudios que se realizaron a mitad de año en varias familias de gemelos infectados por el virus”.

Una de las investigaciones más avanzadas es la realizada sobre algunas regiones génicas, en la que identificó un gen de interés denominado TLR7, que pertenece a una familia de receptores con un papel importante en el reconocimiento de patógenos y la activación del sistema inmunológico. “Se detectaron diversos tipos de variantes en TLR7 que provocan menor funcionalidad del mismo permitiendo que el virus entrara sin ningún tipo de restricción generando máxima severidad del cuadro infeccioso en esos pacientes. No sabemos todavía si este tipo de alteraciones en este gen o en genes relacionados, es algo específico de estas familias o es más genérico, estamos en ello”.

Por otra parte, dio a conocer otra línea de investigación, los GWAS, que integran información genética muy compleja con fenotipos clínicos de determinadas enfermedades. “Ya se están desarrollando en pacientes de Covid, y han identificado, por ahora, dos áreas dentro de nuestro genoma. Por una parte, una región en el cromosoma 9 que, curiosamente, tienen dentro de ellos los genes que codifican para nuestro grupo sanguíneo. Empezamos a entender que en esa zona genómica pueden existir determinantes que nos hagan más o menos susceptibles a tener una severidad mayor si sufrimos la infección”.

Otra de las áreas identificadas se posiciona el cromosoma 3. “Los genes que codifican en esa zona, lo hacen a moléculas de adhesión, que son una especie de proteínas ‘pegajosas’, que ayudan a atrapar el virus cuando infecta a las células del epitelio alveolar. Creemos que estas moléculas pueden ser claves para permitir la interacción del virus con el famoso receptor angiotensina 2 (ACE2), muy importante para que el virus pueda penetrar en nuestro organismo”.

Precisamente este es uno de los campos en el que trabaja el doctor Santana actualmente, dentro del grupo de investigación en Rendimiento Humano, Ejercicio Físico y Salud de la ULPGC. Se trata de un proyecto innovador dirigido a identificar los factores que regulan la expresión de la proteína receptora del coronavirus, ACE2, en el músculo esquelético, con el fin de identificar a aquellas personas que tienen más riesgo de contraer la Covid-19, un conocimiento que puede abrir las puertas a nuevas estrategias para el diagnóstico y prevención de la infección.

Manual del ser humano

El profesor Santana también informó de las novedades sobre la medicina actual y futura en relación a los grandes avances que tienen como base el conocimiento generado por el proyecto Genoma Humano, que permitió en 2003 identificar la secuencia genética de los tres mil millones de pares de bases del material genético. “Yo les explico a mis alumnos que el resultado de este gran proyecto fue lograr el manual del ser humano, el gran problema es que no lo sabemos interpretar aún, empezamos a entender un párrafo, pero queda mucho para comprender la magnitud del libro completo. No obstante, el cambio ha sido espectacular, en la capacidad enorme de diagnóstico, y en las posibilidades terapéuticas y preventivas que nacen de ese conocimiento”.

Entre esas oportunidades, figura la posibilidad de descubrir nuevos usos de fármacos ya conocidos, así como el diseño y síntesis de moléculas muy sofisticadas útiles para un subgrupo muy determinado de pacientes con una genética específica. A ello se le suma los logros de la terapia génica que permiten corregir un gen defectuoso. “Ya somos capaces de poder adicionar ese gen anómalo con una versión sana del mismo gen así como bloquear una ruta determinada. Están activos ensayos clínicos muy potentes, en enfermedades muy diversas como la atrofia muscular espinal, miopatías miotubulares, la enfermedad de Huntington... Y este campo va a crecer en mayor seguridad y eficacia en los próximos años”.

Alfredo Santana finalizó poniendo el foco en la CRISPR-Cas 9 (tijeras genéticas), la nueva tecnología que ha recibido el premio Nobel 2020, que permite, una vez detectado el defecto en el genoma, ser capaces de introducir unos mecanismos para cortar y transformar o modificar específicamente el nucleótido incorrecto. “CRISPR-Cas 9 necesita muchísima mejora, pero ya ha sido posible corregir, in vitro, múltiples enfermedades como algunas cardiopatías humanas. Las posibilidades futuras para el tratamiento derivado del conocimiento genético va a ser absolutamente espectacular”.

El concepto de enfermo desbanca al de enfermedad

El mapa del genoma humano, uno de los mayores logros científicos de la historia, producido en 2003, que confirmó que todas las enfermedades, incluso las infecciosas, tiene una base genética importante, ha permitido avanzar en nuevas herramientas para evaluar, no sólo un gen concreto, sino cientos y miles de genes a la vez, facilitando el diagnóstico y en un menor tiempo. “Gracias a ello estamos avanzando en lo que se conoce como la medicina personalizada, que básicamente de lo que se trata es de saber que cada enfermedad es diferente, tienen una base genética muy potente, y que además, cada enfermo es diferente. Probablemente no deberíamos hablar ya casi de enfermedad sino de enfermo”, indicó el investigador Alfredo Santana durante el Foro de Empresas organizado por LA PROVINCIA y el BBVA, celebrado el pasado 2 de diciembre. El genetista clínico y profesor de la ULPGC, destacó el papel de la investigación sobre el Genoma Humano en el avance de la medicina de precisión. “Pacientes diagnosticados con la misma enfermedad y mismos síntomas, pueden responder a tratamientos de forma radicalmente diferente, y esto es lo más importante de la implicación del proyecto Genoma Humano y del mapa genético”. | M. J. H.

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