Fallece Pedro Pablo Marrero Henning

El abogado grancanario Pedro Pablo Marrero Henning, exconsejero de Editorial Prensa Canaria y de Editora Balear, empresas del Grupo Prensa Ibérica al que pertenece LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas, falleció ayer en Palma de Mallorca a los 75 años de edad, aquejado de una patología neurodegenerativa, la enfermedad con cuerpos de Lewy. La familia despedirá en la más absoluta intimidad a Pedro Pablo Marrero, y descarta a causa de la situación pandémica , celebrar a día de hoy algún tipo de acto en su memoria.

Marrero Henning era una persona muy conocida y querida en Mallorca. Llegó a la Isla con 26 años, y contaba con despacho propio de abogados en Palma. Nacido en la capital grancanaria, creció pegado al mar en Playa Chica, en Las Canteras, y el apellido está ligado a la historia de la playa, ya que el Muro Marrero debe el nombre a la familia, toda vez que éste se levantó para proteger de las olas la casa en la que vivían.

Pedro Pablo Marrero Henning tendió puentes entre Canarias y Mallorca, unió a los dos archipiélagos. Recaló en Mallorca con 26 años, después de conocer a la que después se convertiría en su esposa, Montse Fuster, a quien conoció en la ciudad de Granada cuando él cursaba estudios de Derecho y ella de Filología. Se casaron en 1970 y tuvieron tres hijos, Mercè, Pedro Pablo y Lourdes. Con otra pareja tuvo otro hijo, Jacobo.

‘Canariorquín’

Le gustaba definirse como canariorquín, aunque Pedro Pablo Marrero Henning también tenía por parte de madre ascendencia alemana. Cuando era pequeño aprendió alemán e inglés, dos idiomas que le abrieron muchas puertas en Mallorca, donde se instaló en 1972 con su mujer, la fundadora y presidenta de Amadip Esment.

Marrero Henning fue cónsul general de Irlanda, así como decano del cuerpo consular en el archipiélago balear desde finales de los años 80. En 1983, fue vicepresidente del Parlament balear y diputado del Grupo Regionalista de les Illes. Polifacético, también ocupó la presidencia de la Federación Balear de Golf. No en balde, fue el promotor e impulsor del torneo de golf de Diario de Mallorca, cabecera del grupo Prensa Ibérica de la que fue consejero.

Tras dedicar su vida a la abogacía y la diplomacia como cónsul de Irlanda y decano del cuerpo consular, se jubiló a los 69 años, en 2014, con la satisfacción del deber cumplido.

Pedro Pablo Marrero Henning se metió en política y llegó a ser vicepresidente del Parlament durante la primera legislatura de la democracia, en la que se encargó la redacción del reglamento de la Cámara Autonómica. Sin embargo, duró poco más de un año y lo dejó para dedicarse de lleno a la abogacía porque vio que la política no era para él.

Se presentó con el Partido Demócrata Liberal de Garrigues Walker, que acudió a las elecciones en coalición con UM bajo el nombre de Grupo Regionalista de les Illes, Marrero como número dos en la lista autonómica.

Al abandonar la política, el entonces embajador de Irlanda en España le ofreció el cargo de cónsul, ya que tenía relaciones personales con algunos estamentos de este país, por lo que le ofrecieron la posibilidad de representar los intereses de Irlanda en Baleares y aceptó encantado.

Como abogado, y gracias al conocimiento del alemán en aquella época, ha tenido numerosos clientes alemanes que venían a Mallorca a invertir. Él vivió el proceso desde que la isla era un lugar de vacaciones al que “solo iban las chicas de la limpieza a los años en los que Mallorca pasó a ser la mejor Alemania”. Contaba en una entrevista que la percepción cambió para ser “la isla de Claudia Schiffer, Schumacher, etc”.

El período en el que Pedro Pablo Marrero Henning estuvo al frente del decanato del cuerpo consular fue una experiencia muy enriquecedora en la que aprendió mucho tanto a nivel profesional como humano. Entre sus funciones, estaban establecer cauces con las instituciones y trabajar para que fuesen fluidas las relaciones entre los cónsules y los representantes políticos.

Su pasión por el golf le llevó a ser presidente de la Federación Balear, una oferta que consideraba muy importante para la mejora de la calidad de vida y turística de la isla que le acogió durante casi medio siglo.