La pandemia y sus consecuencias han llegado a las aulas. Desde que comenzara a programarse el presente curso escolar se tuvo claro que las clases serían diferentes y que se establecería un protocolo particular para todas aquellas personas que fueran especialmente sensibles al virus. Sin embargo, en el caso de los profesores en Canarias, la adaptación de su puesto de trabajo no se ha llevado a cabo y muchos de ellos encadenan ahora una baja tras otras sin que se les ofrezca ninguna alternativa para poder volver a dar clases y disfrutar de sus alumnos y compañeros.

En el caso de ANPE Canarias, el sindicato ha atendido hasta 54 casos en los últimos meses de docentes especialmente sensibles a los que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, a través de Quirón Salud –grupo hospitalario que se encargó de contactar por teléfono con los docentes para conocer su situación tras la externalización de las evaluaciones médicas por parte de la Consejería–, no ha dado respuesta. De este total, los casos de 22 docentes se han calificado como graves. “Se trata de profesionales que han solicitado que se les adapte el puesto de trabajo y, a pesar de presentar los informes correspondientes, siguen sin poder desarrollar su labor con seguridad”, señala el presidente de ANPE, Pedro Crespo.

De todos estos casos, además, los profesionales han recibido asistencia por parte de los servicios jurídicos de ANPE Canarias, que se ha encargado de estudiar cada caso de manera individual y ha presentado escritos de reiteración –después de que cada docente haya denunciado su caso– para solicitar que se tenga en cuenta la realidad de cada profesional con el objetivo último de que la mayor parte de ellos pueda continuar impartiendo docencia, a pesar de las excepcionales circunstancias que se viven en la actualidad.

Los casos de docentes especialmente sensibles al Covid son tan variados como patologías son las que presentan cada uno de ellos. No obstante, el sindicato canario ha querido ayudarlos a todos en la medida de lo posible y por eso el pasado mes de septiembre presentó un escrito ante la Consejería de Educación en el que proponía la puesta en marcha de algunas medidas, consensuadas con los propios docentes, para proceder a las adaptaciones de los puestos de trabajo. “Sin embargo, la Administración no ha tenido en cuenta estas aportaciones y Quirón Salud continúa sin dar respuesta a los docentes, algo intolerable y que, además, en muchos casos supone un gasto extra para el sistema público. Es frustrante ver que hay profesionales que quieren y pueden trabajar, pero no se les permite”, lamenta Pedro Crespo.

Estas propuestas se encuentran estructuradas según los diferentes niveles educativos. Así, para Infantil y Primaria, por ejemplo, se propone la bajada de ratios, que los docentes especialmente sensibles no tengan que hacer tareas de limpieza en el aula, incorporar el servicio de enfermería escolar o la contratación de personal auxiliar para establecer un sistema de toma de temperatura antes de entrar a clase. Para Educación Secundaria, ANPE solicitó la docencia semipresencial, la incorporación de auxiliares educativos para apoyar a los profesionales especialmente sensibles, reformas de las infraestructuras para mejorar la circulación del aire y del alumnado, que el personal especialmente sensible al coronavirus no haga guardias o que esté en aulas de 15 alumnos como máximo, el uso de micrófonos subvencionados por la Administración o más formación sanitaria a los docentes, entre otras propuestas.

Ansiedad y tristeza

Los casos de docentes especialmente sensibles al Covid que han visto su trabajo afectado por este virus son numerosos y sus situaciones son tan variadas como sus patologías. Una de las docentes tinerfeñas que ha acudido a ANPE Canarias para denunciar su situación explica que padecer EPOC ha conducido a que esté de baja desde el comienzo de curso y eso le genera “ansiedad, preocupación y tristeza”, afirma.

En su caso, la enfermedad que sufre no le permite aguantar con la mascarilla puesta todo el horario de clase ya que se asfixia muy fácilmente. Relata que el pasado mes de mayo informó a la Consejería de Educación de que ella era una profesora sensible al virus, tal y como solicitó la Administración. A raíz de ese cuestionario que rellenó, Quirón Salud se puso en contacto con ella vía telefónica para elaborar su informe a partir del cual aplicar el protocolo pertinente. Tras ello, cuando dio comienzo el curso escolar, el equipo directivo del centro en el que trabaja le informó de que, como no se podía adaptar su puesto de trabajo, tendría que permanecer de baja hasta que el virus remitiera.

“Yo quiero volver a mi puesto, tal y como era antes del virus, porque el pasado curso ya experimenté lo que es la docencia telemática y no me gustó”, afirma la profesora, quien añade que, si se redujeran las ratios y se dotara a las aulas de mamparas, ella podría dar clases con normalidad y, aunque no pueda llevar la mascarilla, se cumpliría con las normas de seguridad sanitaria.

Esta profesora ha tratado de ponerse en contacto con la Consejería de Educación pero sin éxito por el momento: ha presentado dos instancias en las que solicitaba la adaptación de su puesto de trabajo y, como esto no se le concede, ha optado por pedir directamente la incapacidad temporal. “Siento mucha incertidumbre, preocupación y ansiedad porque esta situación no me permite estar con mis alumnos y porque sé que, si yo no estoy, mis labores las tienen que asumir mis compañeros”.