Los residentes de la segunda planta del Centro Sociosanitario El Pino, en la capital grancanaria, vivieron ayer uno de los días más emocionantes de sus vidas. Por fin, la vacuna contra el Covid-19 había llegado a Canarias y la campaña podía arrancar junto a la del resto de comunidades autónomas. “Estaba contando las horas para recibir la vacuna y he estado muy pendiente de las noticias para enterarme de su llegada”, manifestó ayer con emoción María del Carmen Déniz, de 72 años, poco después de convertirse en la primera persona en recibir el antídoto en Gran Canaria.

Según relató esta usuaria del Centro Sociosanitario El Pino, un espacio en el que lleva ya cuatro años, su vida cambió radicalmente desde la irrupción de la pandemia. “Solía salir a diario, por las mañanas o después de comer. Cuando el virus llegó, mi vida se convirtió en una monotonía. Es muy triste tener que estar encerrada y no poder ver a mi familia todo el tiempo que quiero”, lamentó. “Entiendo perfectamente que ha sido necesario tomar estas medidas por nuestra seguridad”, prosiguió la usuaria, “pero he tenido momentos en los que he pensado que me iba a volver loca”.

La esperanza llega a El Pino

Optimismo

No obstante, a pesar de esta dura experiencia, conserva una actitud optimista y confía en que este importante recurso preventivo pueda ayudar a frenar esta crisis. “Es la única alternativa a la que podemos agarrarnos. Por eso, me gustaría decirle a la población mayor, y también al resto, que desde que tenga la oportunidad, no dude en vacunarse. Si no queremos más contagios hace falta unión”, valoró esta señora aquejada de artritis reumatoide desde los ocho años, una patología que la ha llevado a someterse a 24 operaciones. “Si me he atrevido a pasar por todo esto, ¿cómo no voy a atreverme a ponerme una inyección que es buena para mi salud?”, cuestionó.

Lo cierto es que Déniz mostró serenidad desde el primer momento en que la enfermera Liliana Ruano aproximó la aguja a su brazo, pasados unos minutos de las 14.00 horas. “No se puede vivir con desconfianza. Confío en el producto porque creo que las personas que lo han desarrollado saben lo que hacen. Además, estamos metidos en un túnel muy oscuro y sin salida. Con esto, estamos viendo la luz”, dijo con contundencia. “Lo primero que pienso hacer cuando pueda salir es coger la Avenida de Juan XXIII y llegar hasta la Avenida Marítima para ver el mar, que es lo que me relaja”, agregó.

Tras Déniz tomó el relevo Francisco Montesdeoca, de 86 años, quien reconoció, antes de recibir la inyección, estar “un poco nervioso”, dibujando una amplia sonrisa que no pudo disimular, a pesar de llevar mascarilla. “No me ha dolido nada y me encuentro bien”, aseguró instantes después .

A continuación, fueron llamadas Antonia Guedes, de 78 años; Agustina González, de 82; y María Isabel Barrera, de 65, quienes también se mostraron muy ilusionadas por poder acceder al recurso en el primer día de su administración en el Archipiélago. “La vacuna es el bien de los canarios y de los abuelos”, apuntó con convencimiento Guedes.

Pero el sentimiento de emoción se extrapoló también al personal sanitario. “Me siento muy agradecida por haber sido la enfermera que ha puesto la primera dosis en Gran Canaria. Somos muchos los que hemos estado batallando contra este virus y continuamos haciéndolo”, apostilló Liliana Ruano, enfermera de la Gerencia de Atención Primaria.

La esperanza llega a El Pino

En base a las palabras de la profesional sanitaria, la formación que recibió para poder administrar la vacuna ha sido muy valiosa y ha corrido a cargo de personas muy cualificadas. “La han impartido durante la semana diferentes profesionales de Salud Pública, tanto de Gran Canaria como de Tenerife, y nos han enseñado todos los pasos que tenemos que seguir. Gracias a esto podemos manejar las dosis con total seguridad”, apreció. Para después poner de relieve la necesidad de acceder a la vacunación. “La población tiene que vacunarse. Es fundamental que comprenda que la vacuna es la herramienta más importante que tenemos para salvar vidas”, sentenció la enfermera.

A lo largo de la jornada dominical fueron vacunadas 25 personas en el centro. Las dosis aterrizaron en torno a las 10.40 horas en la helisuperficie del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, donde el director del Servicio Canario de la Salud, Conrado Domínguez, se hizo cargo de su recepción. Posteriormente, la Policía Local trasladó los viales hasta el citado centro capitalino. Un espacio en el que la esperanza y la ilusión fueron otras de las grandes protagonistas del día, y que prevé vacunar a todas sus plantas en el transcurso de esta semana.