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Crisis del coronavirus

Santa Rita carecía de división entre pacientes Covid y el resto de usuarios

Antes de que el centro fuera intervenido por Sanidad, los trabajadores rotaban por todos los edificios del centro de forma indiscriminada

Fachada del hogar Santa Rita II, en el Puerto de la Cruz. | | MARÍA PISACA

El 8 de diciembre el Hogar Santa Rita –cuando el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria la intervino de urgencia– carecía de un protocolo que separara a pacientes positivos en Covid-19 del resto de usuarios. El brote afectaba en ese momento, según los datos de la Consejería de Sanidad, a 164 residentes y a 16 trabajadores. Apenas una semana antes, el 2 diciembre, el virus tan solo afectaba a 23 residentes y 5 trabajadores, y su rápida expansión, según la propia representación de los trabajadores tuvo que ver con la aplicación de un débil protocolo para contener el virus en la residencia. No obstante, para el gerente del centro, Tomás Villar, la entrada del virus a la macroresidencia, que él mismo califica como “paraíso terrenal”, no ha tenido una explicación clara, pues llegó a elevar esta circunstancia al capricho de un mandato espiritual afirmando que “desgraciadamente se nos ha colado por cualquier motivo que solo Dios sabrá”.

“Imagino que se podrá detectar o no en un trabajador o una visita, no lo sé”, afirmó Villar en ese comunicado realizado el 20 de diciembre a través de sus redes sociales. Y es que, para el gerente no existe explicación posible para que un protocolo, que antes no había generado ninguna incidencia, ahora pudiera considerarse “tan irregular”. El Hogar Santa Rita, desde marzo, no ha cambiado de personal –son un total de 420 trabajadores– ni ha variado sus residentes –casi 600–, tampoco ha modificado su protocolo ni su plan de contingencia y con todo, “ha ido bien, sin incidencias reseñables hasta la fecha”. Por esta razón, Villar no ve razón por la cual se podía ser “tan buenos antes” y ahora “tan irregulares” porque “nos guiamos por lo mismo”.

El gerente afirma desconocer cómo pudo haber entrado el virus en la residencia

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No obstante, tanto para los delegados de UGT que advirtieron de la situación a la Inspección de Trabajo como para el personal del Hospital de La Candelaria que intervino en la residencia, el origen de la propagación del virus tiene una clara razón: un protocolo de actuación muy básico para lo que requiere en un centro de este tipo. “Cuando llegamos no estaban establecidas la separación y aislamiento de los positivos, contactos estrechos y gente sana”, explicó la gerente del Hospital de La Candelaria, Natacha Sujanani. Fue justamente el establecimiento de un circuito limpio y otro sucio lo primero en lo que trabajó el equipo de sanitarios desplazados desde el centro sanitario. Posteriormente también se procedió a dar formación a usuarios y empleados. A los primeros sobre la importancia del uso de la mascarilla y a los empleados, además sobre la necesidad hacer una asignación clara de los dispositivos, del uso correcto de la uniformidad o del lavado de manos frecuente. Sin embargo, una vez dentro, La Candelaria se encontró con más irregularidades.

Irregularidades

“Los empleados estaban trabajando en zonas que no se les había asignado, cambiando de edificio indiscriminadamente”, señaló la gerente. El centro cuenta con cinco edificios distintos en los que, según el protocolo de contención del coronavirus impuesto, los trabajadores debían realizar sus labores de manera sectorizada, es decir, sin cambiar de uno a otro. Esto quiere decir, que no solo el protocolo era frágil sino que, además, no se cumplía a rajatabla. De hecho, según UGT, los empleados tuvieron que ir cubriendo las bajas de los compañeros que daban positivo para poder sacar adelante el trabajo, a pesar de poder ser contacto estrecho. La situación en la que se encontraba el Hogar Santa Rita antes de la intervención de la Consejería de Sanidad ha sido puesta en conocimiento de la Fiscalía por parte del propio Gobierno de Canarias. La Fiscalía, por su parte, ya ha abierto diligencias previas para esclarecer si la dirección del centro ha actuado de manera negligente en su gestión, y no solo con relación a la Covid-19, sino también con anterioridad.

Por lo pronto y hasta que se esclarezcan los hechos, el Hospital de La Candelaria mantiene la intervención a la residencia hasta que se considere el brote como controlado. La intervención, no obstante, se ha replegado a un solo edificio, el Fray Leopoldo donde todo comenzó. “Es la zona cero donde comenzó el contagio”, explicó Sujanani que señaló que esta zona siempre ha tenido una especial vigilancia. El edificio está sectorizado de tal manera que en la primera planta se encuentran los pacientes que aún son positivo en Covid-19, 17 en total, y aquellos que aunque han negativizado aún tienen síntomas, 2. En la segunda planta hay 32 personas que aunque no se han contagiado son contactos estrechos y deben ser vigilados. En la quinta planta hay 12 personas que no se han infectado pero son contactos estrechos, y un total de 21 curados. De todos los detectados, 177 ya se han curado y una veintena han fallecido.

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