La Fiscalía solicita 37 años de prisión en total para el propietario de un bar de copas de la zona del Cuadrilátero, en La Laguna, que está investigado por un delito de agresión sexual a una menor de edad, así como dos delitos de abuso sexual y otros siete casos de acoso sexual. Entre las víctimas figuran empleadas de la chupistería Simpalabras, aspirantes a trabajar en dicho local, así como clientas. Los primeros hechos denunciados se remontan a finales del 2014 y los hechos empezaron a ser denunciados en marzo del 2018.

Según el escrito de calificación del Ministerio Público, la petición de pena se divide en los 13 años por agresión sexual, 14 por un delito de abuso sexual, tres años por un segundo abuso sexual y un año por cada acoso a otras siete mujeres. En cuanto a la solicitud de responsabilidad civil, la acusación pública plantea indemnizar con 7.000 euros a la madre de la menor de edad afectada, otros 7.000 para una víctima de abusos, 4.000 para otra perjudicada por abusos, así como 5.000 euros para cinco víctimas de acoso (1.000 a cada una). Es decir, 23.000 euros en total.

La denuncia de una menor acabó con el ingreso en prisión del soldado

La Fiscalía considera que el investigado, S.E., se valió de su posición como dueño de la chupistería Simpalabras para intentar satisfacer sus deseos libidinosos con empleadas, mujeres que buscaban trabajo en dicho bar e, incluso, clientas. El caso se destapó gracias a la denuncia presentada por una menor de edad en la Comisaría de la Policía Nacional de La Laguna. Supuestamente, dicha adolescente sufrió una agresión sexual. Ante los agentes, el soldado profesional negó de forma rotunda haber cometido tales hechos. Y, de hecho, llegó a interponer una denuncia por acusaciones infundadas hacia su persona y el establecimiento que regentaba.  

Los policías llevaron a cabo registros en su vivienda y en el citado local. Y, tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción que estaba en funciones de Guardia en La Laguna, el arrestado ingresó en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Hasta ese momento no tenía antecedentes policiales.

En una ocasión, en marzo del 2017, a una empleada le hizo tocamientos y la rozaba al pasar por detrás de ella tras la barra del bar. También le dio un golpe con la mano abierta en las nalgas. Una noche le dijo a esa víctima que lo acompañara al garaje a coger mercancía. Una vez allí, sacó unas esposas, se las puso a la afectada y no se las quitó hasta que la besó y le tocó sus pechos y sus partes íntimas. En otras ocasiones, los delitos consistieron en proposiciones deshonestas e invitaciones a copas para lograr su objetivo.

El individuo, que en aquel momento tenía 31 años y también ejercía como soldado profesional destinado en Tenerife, llevó a cabo una de las infracciones penales en enero del 2017. Tras empezar a trabajar en el local, y después de tomar una noche bebidas preparadas y suministradas por el investigado, una joven se empezó a sentir molesta y perdió sus facultades volitivas. Según la Fiscalía, el varón empezó a tocarle los pechos y a hacerle tocamientos no consentidos. A continuación, la apoyó contra el fregadero, le bajó los pantalones y su ropa interior y la penetró por la vagina. En otra ocasión, la afectada fue una menor, que también tomó copas preparadas por el dueño del local. Tras salir del mismo, la adolescente se percató de que había dejado olvidada su chaqueta. Al regresar, el dueño estaba cerrando el negocio. Según la Fiscalía, la puso encima de la barra, le quitó la ropa interior y le practicó sexo oral. Después, en base al escrito del Ministerio Público, la puso sobre una nevera tipo arcón y la penetró vaginalmente.