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Entrevista

Rafael Robaina: “La pandemia evidenció que nuestro sistema no garantiza el aprendizaje”

“Lo que más me duele es no haber podido llevar a cabo la estabilización de los docetes y del PAS”, admite el rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que se presenta a la reelección

“La pandemia evidenció que nuestro sistema no garantiza el aprendizaje”

Catedrático de Universidad de Biología y doctor en Ciencias del Mar, se convirtió en 2017 en el cuarto rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Una entidad que asegura conocer en profundidad y sobre la que garantiza haber aprendido tras haber pasado por diferentes cargos, entre ellos, el de vicerrectorado durante el mandato anterior. De carácter cercano y dialogante, según se define, Robaina se prepara para intentar volver a revalidar su puesto con la intención de seguir atendiendo las necesidades de la comunidad universitaria que decidirá el próximo 25 de febrero si le vuelve a dar la oportunidad. 

¿Qué universidad se ‘encontró’ cuando asumió el cargo y cómo diría que es ahora?

Realmente la universidad que me encontré es de la que yo salí porque venía de ser el vicerrector en la última etapa, entonces, lo que voy a decir no se debe entender como una crítica sino como la necesaria mejora en determinados aspectos que yo ya en este cargo había apreciado. En eso nos pusimos en esta etapa y básicamente lo que hemos hecho durante estos cuatro años, fielmente al programa que habíamos elaborado en unos términos ambiciosos porque le llamábamos Transformar para educar, era precisamente intentar subsanar cuestiones que eran imposibles de aplazar. Por ejemplo, en el ámbito de la comunicación, había que intensificarla con el exterior y socialmente recuperar un poco el pulso, no porque en la universidad hubiese dejación, sino porque se había producido el fenómeno de la normalización.

¿En qué sentido lo dice?

Es decir, la universidad ya está ahí y no es aquella que demandó el pueblo y que todo el mundo quería, entonces había que recuperar ese pulso y nos hemos puesto a la tarea, sacándola de aquí del recinto. En definitiva, se ha hecho una labor de proyección social que ha llegado incluso a mejorar sustancialmente nuestra promoción e información de la universidad en los niveles no universitarios que también había que intensificar. Había que racionalizar también el estado geográfico donde nos queríamos proyectar y creo que eso también lo hemos conseguido con el papel que estamos jugando de Europa para África del Norte. En el ámbito de la empresa, más allá de la inserción en el mercado laboral, hemos apostado por dar herramientas que perduren en el tiempo intensificando también nuestras relaciones con las empresas y agregando a la formación formal unas herramientas para transmitir las habilidades para el empleo y el emprendimiento. Hemos dejado un entorno de innovación que se llama Nexo para la interacción innovadora del estudiantado. Luego nos dedicamos a la calidad de los títulos, a la acreditación de los centros, que también hemos avanzado mucho, y ha mejorado nuestra posición en los rankings. Y luego ya también hemos hecho un trabajo con las personas de la comunidad universitaria, el profesorado, que se encontraba en una situación muy precaria hemos hecho una política de estabilización con más de 200 plazas. Y con el personal de administración y servicios que existía el mismo problema, hemos aportado más de 130 plazas nuevas a falta de que el Estado regule el tema de la temporalidad.

¿Qué es lo que más le enorgullece de su mandato y sobre qué cree que hay que mejorar?

Siempre hay que mejorar porque la universidad es un ente vivo. Enorgullecerme, lo voy a decir claramente, me enorgullezco del equipo que hemos conformado y el compromiso que ha habido de todo ese equipo. Estoy muy orgulloso de mi comunidad universitaria. El comportamiento durante la pandemia ha sido en ese sentido de no escatimar esfuerzos y tirar para adelante como fuera para que esto saliera. Así que quizá sean las personas de lo que mejor me llevo en este mandato, tanto las que he podido dirigir aquí como las que conforman toda la comunidad universitaria. Y lo que hay que mejorar, pues hay que seguir trabajando el aspecto de la estabilización del profesorado, del rejuvenecimiento y la renovación. Tenemos necesidad, al menos de 100 profesores más, y también tenemos necesidad de estabilizar a los compañeros del PAS, al igual que tenemos que hacer de esta universidad una universidad modelo hacia lo que va el mundo, y el mundo va hacia un comportamiento sostenible.

¿Qué propuestas no ha podido llevar a cabo este mandato y le gustaría haber realizado?

Hay algunas. Son pocas pero son contundentes y que están en marcha, pero que habría que consolidar. Por ejemplo, justo acabamos de aprobar un reglamento para la creación de empresas de base tecnológica e innovadora a partir de la universidad. Teníamos uno, pero no daba garantía y hemos tenido que estar incluso con una asesoría de bufete a nivel nacional, porque España tiene un problema legal ahí. Aun así ya lo hemos sacado y eso debería haber promovido, si lo hubiéramos tenido un poco antes y no nos hubiera cogido la pandemia, al menos 20 empresas que deberían estar funcionando. Los proyectos ya están y se van a presentar, pero hay que esperar una segunda etapa para hacerlos realidad. Y lo más que me duele es no haber podido llevar a cabo la estabilización del profesorado que tenemos y del PAS también. No hemos podido sacar las convocatorias, que estaban formuladas. Hay un clima general en el que siempre han estado esperando una solución desde el Gobierno español, así que por unas cosas o por otras esto se ha quedado sin hacer y lo peor es que este es el último año que se puede aplicar la fórmula vigente. Me fastidia porque hablamos de personas.

Como rector le ha tocado enfrentarse a la pandemia. ¿Cómo ha afrontado y le ha afectado esta situación a la ULPGC?

Ha sido un cambio. Pero contábamos con la ventaja de haber tenido de siempre, porque no todo lo que recibe uno del pasado es necesariamente malo, la estructura de la información que se creó hace un montón de años. Eso ya había generado el uso del campus virtual que se hizo extensivo a toda la universidad desde hace un montón de años. Entonces, en realidad, se hizo una transferencia de las clases presenciales a una intensificación del uso del campus virtual con la posibilidad que dimos al uso de la videoconferencia y que, a medida que iba avanzando la pandemia, iba mejorando. Añadimos un software más y se aceleró un proceso del uso de las tecnologías. Pero aquí es donde viene la autocrítica. Esto requiere de una reflexión y de una mejora para el futuro porque esto se puede aprovechar muy bien, pero requiere de un cambio. El uso de las tecnologías no puede ser una mera transferencia de lo presencial, hay que incorporar las tecnologías pero hay que incorporarlas a un cambio en el paradigma del sistema que tenemos y abandonar un poco la enseñanza y centrarnos en el aprendizaje. Este es el gran cambio que necesita la universidad y la pandemia lo ha puesto más en evidencia. Es decir, ha puesto en evidencia que nuestro sistema es unidireccional formalmente, pero eso no asegura el aprendizaje. Pues eso es lo que hay que mejorar.

¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de la ULPGC?

La fortaleza más grande que siempre ha tenido esta universidad es que es una universidad que nace por una reivindicación social. Está, por tanto, realmente comprometida con la sociedad. Luego, creo personalmente que nuestra situación geográfica debidamente aprovechada puede dar un papel importante en cuanto a la proyección internacional de Canarias, porque practicamos una especie de diplomacia suave. Esto es importante. Y además siempre he pensado que es el instrumento más fuerte que tiene Canarias para empezar a abordar otros campos económicos para enriquecer el tejido, y no estoy diciendo que abandonemos lo que nos da de comer, que es el turismo. Pero el turismo tiene que ser la plataforma para crecer y tener un poco más diversificada nuestro tejido industrial, y en eso creo que estos movimientos que hemos hecho desde la universidad con la empresas, con este reglamento y el prodigar en los medios este tema, es también una forma de decirle a nuestros responsables que tienen esta universidad como instrumento para poder desarrollar esa labor y, además, tiene proyectos tienen encima de la mesa.

¿Y debilidades?

Tiene las debilidades de una universidad que comparte con otra universidad un archipiélago de escasamente dos millones de habitantes. Con la inversión, que yo creo que puede ser mayor, y esto habría que discutirlo porque realmente nosotros gastamos poco, creo que podría mejorar. Es decir, creo que sería bueno que la universidad recibiera lo que realmente merece y, sobre todo, que estuviese enmarcada en un plan que sea estratégico para el Gobierno y para la propia universidad.

Ahora le toca a usted. Como rector, ¿cuáles diría que son sus fortalezas y debilidades?

Entre mis fortalezas creo que está mi carácter. Soy bastante dialogante y cercano. También creo que lo es el conocimiento que tengo de esta universidad y de la universidad en general. Llevo mucho tiempo compaginando mi labor de investigador y docente con la gestión. He hecho desde organizar selectividades, coordinar una materia en aquel momento del COU y del nuevo Bachillerato que salía, a organizar las PAU, hasta llevar un departamento, el vicerrectorado, y ahora rector. Si en ese tiempo nadie podrá decirme que no ha tenido ese compromiso y, sobre todo, en ese camino he aprendido mucho de lo que es esta universidad. Y con respecto a mis debilidades [se ríe], pues bueno, en ese camino he dejado cosas sin hacer, evidentemente se ha resentido mi trayectoria científica.

Las miras de la ULPGC tienen un horizonte amplio, tanto a nivel nacional como internacional, pero ¿sigue en contacto con la sociedad de su entorno?

Sí, eso es precisamente lo que hemos intentado intensificar en esta etapa. Son detallitos, pero fíjate que hemos sacado muchos actos para que se vea ese contacto, por ejemplo, las recepciones a los Erasmus en Teror, en Moya, en Agüimes y el año pasado tocaba en La Aldea, pero no pudo ser por la pandemia. También está lo que hemos intentado hacer con las empresas, las que colaboran con nosotros en las prácticas, hemos intentado reconocerles esa labor. Luego está mi implicación en foros sociales como rector, tertulias, en fin, estar siempre dispuesto a dar la cara para las duras y las maduras. Y también hay una cosa muy interesante que sí que creo que hemos hecho durante esta etapa y es proyectar cultura científica desde la universidad.

Las líneas maestras de su programa anterior eran las personas, la comunicación y la transparencia. ¿Las mantendrá en su programa nuevo?

Ya lo explicaré en su momento más detenidamente, pero ahora sí te adelanto que la universidad ha cambiado todo y nada. Y te lo explico. La universidad sigue teniendo un contexto institucional y sigue teniendo una comunidad, que eso no ha cambiado. Lo que sí ha cambiado es lo que compone el contexto institucional y que las personas tienen nuevas y antiguas necesidades que hay que atender. Entonces, mi nuevo programa vuelve a atender el nuevo contexto y vuelve a atender a las personas con sus necesidades. ¿Qué ocurre? El contexto es muy distinto, es un auténtico reto. Y me atrevo a decir que con la necesidad de trabajar para estabilizar la propia institución universitaria en su conjunto. Luego salen nuevos retos, pero que tienen que alinearse con cómo se va a actuar desde los gobiernos. La universidad es un instrumento del Gobierno y tiene que estar alineada con esas grandes dimensiones que van a llevar a la reconstrucción de España, de Canarias y de Europa.

De cara a su equipo de gobierno, ¿cambiará o mantendrá una línea similar?

Se mantienen algunas personas, mientras que otros compañeros y compañeras consideran que ya han culminado su labor durante esta etapa. Así que habrá algunas caras nuevas. También algunos vicerrectorados van a simplificarse ya que por su función se pueden fusionar.

El catedrático Lluís Serra se presenta también a las elecciones, ¿cuál es su relación con él y su opinión sobre él?

Tenemos una relación de compañeros de universidad. En el tiempo que yo he estado aquí tanto de vicerrector como de rector, la interacción ha sido mayor que cuando yo estaba de catedrático en mi facultad, ya que en ese momento era casi imposible coincidir. Nuestra relación es cordial, no puede ser de otra manera. Él legítimamente quiere ser rector y en las condiciones que estamos viviendo es hasta loable. Es que en la universidad no existe este clima de enfrentamiento, aquí todo el mundo quiere lo mejor para la universidad y cuando hacemos nuestras propuestas es para que mejore. luego la comunidad universitaria decide a quién prefiere y sea quien sea, estoy convencido que al día siguiente el otro se pone a trabajar por la institución.

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