La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Diplomático que fue embajador en Moscú y ante la ONU en Ginebra

Juan Antonio March: “Es más útil un ejército de sanitarios que de combatientes”

“Es más útil un ejército de sanitarios que de combatientes”

Juan Antonio March (Barcelona, 1958) cuatro años embajador en Moscú y ante Naciones Unidas en Ginebra, donde gestionó la cúpula de Miquel Barceló, publica ‘Momentum’, una visión optimista del futuro de la humanidad. Cree que la pandemia ha traído una vacuna contra las guerras y el final de Trump.

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿El nuevo mundo será peor que este?”

Va a ser mucho mejor. Vivimos un momento muy interesante de la humanidad, pero subtitulo mi libro “En el umbral del nuevo mundo” y no “En el amanecer”, porque no viene solo. Lo hemos de cruzar nosotros.

Si el nuevo mundo sale de este, no podemos ser optimistas.

Depende de cada uno de nosotros, porque toda persona se convierte en un ser muy inteligente, que cuenta mucho. Si elegimos la confrontación de los primates, nos autodestruiremos, pero en cincuenta años hemos pasado de alimentar cuatro mil millones de personas a siete mil.

Socotra, Dunhuang, Wadi Rum, ¿son ciudades imaginarias?

Son ciudades muy reales. Mi libro desarrolla un proyecto de Inteligencia Artificial en cada una de ellas. Por ejemplo, incluyo a Socotra porque las islas son las nuevas joyas de la globalización.

¿No estábamos en que el virus ha roído la globalización?

Al revés, la globalización ha sido positiva para que la esperanza de vida haya pasado de 45 a 68 años en todo el planeta, por encima de ochenta en Europa. Las enfermedades se propagan más rápidamente, pero eso solo demuestra que es más útil un ejército de sanitarios que de combatientes.

¿La pandemia es el fin de Occidente?

No. El impacto del coronavirus es enorme pero irrisorio comparado con una confrontación nuclear. Por eso la pandemia ha traído dos cosas positivas, es una vacuna contra las guerras y ha significado el final de Trump.

Pero no sabemos ni administrar una vacuna.

Es explicable por tratarse de la primera pandemia en un mundo tan intercomunicado. El eje principal es identificar a los contagiados, y hay medios para ello. Basta con una cartilla individual y testarnos cada cuatro días, hasta que la enfermedad sea manejable.

¿Vuela usted tranquilamente en plena pandemia?

Me fascinan las maniobras de cinco millones de estorninos sin ningún accidente. No hay choques de pájaros. El siglo XXI pertenece a la aviación, que será totalmente segura con el test de antígenos en el aeropuerto de salida.

No hay demasiada Europa en su nuevo mundo.

Cierto, por primera vez estamos en un mundo de todos. Lo comprendí en Dunhuang, ante las maravillas pictóricas impulsadas en 450 cuevas por los emperadores chinos durante milenio y medio.

¿El arte también corre peligro?

El arte está más vivo que nunca, la diferencia es que toda persona será una fuente de energía importante. Cada iris es diferente, por eso ilustra la portada de mi libro.

Es más probable un nuevo Alejandro Magno que la científica humanista de su libro.

Hablamos de conquistadores porque todavía pensamos en conflictos de primates, pero apoyo mi opción porque tenemos ante nosotros el desarrollo de la idea de Stephen Hawking, para quien la humanidad es una de las abejas polinizadoras de inteligencia en el universo.

“La percepción extrasensorial”, ahí entra usted en terreno resbaladizo.

Cuando le conceden el doctorado honoris causa a Shimon Peres en Moscú, y le preguntan por el futuro, responde que “el XXI será el primer siglo diferente de la humanidad”. Explica que el ser humano ha utilizado hasta hoy su cerebro para orientarse y copiar, pero que ahora descubrirá las múltiples dimensiones cerebrales.

Usted es el autor de la cúpula colorista de Miquel Barceló en Ginebra, que aparece en su libro.

El autor es Barceló, yo era el embajador en Ginebra cuando el Rey estuvo tres días en la ciudad. Con Moratinos de ministro, surgió la idea de un concurso público para una cúpula de yeso que Marc Chagall renunció a pintar. Ganó el pintor mallorquín y a la inauguración asistieron dos secretarios generales de la ONU, el coreano Ban Ki-moon y su predecesor Kofi Annan.

¿Putin quiere ser zar o se conforma con remedar a Stalin?

Putin es un hombre muy entusiasta de Occidente, alguien que podría jugar con una política de gran Europa. La Rusia que se extiende por once husos horarios era demasiado extensa para ser digerida por las instituciones europeas en los años noventa de Yeltsin.

¿Cuál es la mejor ciudad del mundo para vivir?

Londres.

Compartir el artículo

stats