La pandemia de Covid-19 ha llevado a muchos de los sanitarios que luchan en primera línea contra el virus en las Islas a sufrir ansiedad, insomnio o depresión como consecuencia del estrés provocado por la presión asistencial, los cambios en el estilo de vida y la propia incertidumbre. Por esta razón, los profesionales del Servicio de Salud Mental del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno-Infantil (Chuimi) decidieron, junto con la Gerencia, poner en marcha desde marzo unos programas de mindfulness –atención plena–, una técnica que permite reducir la frustración que producen las adversidades. En total son más de 400 los sanitarios que se han sumado a esta iniciativa, siendo en su mayoría médicos, enfermeros y auxiliares de la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) y de los servicios de Neumología, Medicina Interna y Urgencias.

“Primero pusimos en marcha la atención telefónica, pero luego quisimos dar un paso más y nacieron los talleres. Cuando vamos a trabajar la regulación emocional, es importante ubicar a las personas en espacios grandes para que se sientan cómodas. Después, hay que transmitirles instrucciones que les permitan conocer mejor el funcionamiento del cerebro, algo que es fundamental para aprender a dominarlo y conseguir así disminuir el estrés y trabajar de una forma no destructiva”, explica Héctor Montesdeoca, psicólogo clínico del citado complejo capitalino.

Lo cierto es que esta crisis sanitaria ha gastado la energía de muchos profesionales, lo que les ha llevado a solicitar ayuda a sus compañeros. Según detalla el experto, estos talleres se han impartido con una periodicidad de cuatro sesiones semanales a grupos reducidos y han estado divididos en tres fases. Las dos primeras se prolongaron entre los meses de marzo y mayo y, posteriormente, entre agosto y octubre. “Ambas estuvieron centradas en la regulación emocional del estrés y pretendían servir de apoyo para lograr superar las posibles secuelas que les pudiera haber causado la pandemia.”, apunta.

Por su parte, la segunda, que se extendió entre octubre y diciembre, partió de la misma base, pero dio paso a un marco investigador. “Aquí, tratamos medir los niveles de ansiedad y de tensión manifestados antes y después de haber acudido a las sesiones. Además, hemos querido averiguar el grado de satisfacción del colectivo” anota Montesdeoca. El equipo de Salud Mental aún está realizando las evaluaciones pertinentes y espera poder obtener los resultados en el transcurso de las próximas semanas.

En los programas han participado más de 400 profesionales de distintas áreas

“Todo apunta a que, en general, los sanitarios están contentos. Gracias a las sesiones recibidas, muchos han aprendido a desconectar de la tensión y a no darle tantas vueltas a los pensamientos negativos, lo que les permite afrontar mejor el día a día”, valora el profesional del Chuimi.

Pero, ¿en qué consisten estas técnicas? En base a las palabras de Montesdeoca están centradas en la aplicación de pautas que permiten regular la frecuencia cerebral para que esta no escape del control de los sujetos. “Trabajamos lo que se conoce como resiliencia , la capacidad de hacernos más fuertes gracias al aprendizaje que nos aportan los problemas. Esto le concede a las personas una gran fortaleza y mejora su calidad humana”, garantiza el psicólogo clínico. Una aptitud que impide además caer en la denominada fatiga pandémica, que también castiga a muchos profesionales del Archipiélago.

Problemas comunes

Por lo que concierne a los problemas más comunes que se han observado entre los distintos gremios, el experto no duda al decir que han sido los cambios de humor repentinos, la ansiedad, el insomnio y la depresión. “En la primera oleada, el nivel de ansiedad era muy elevado porque aún había mucho desconocimiento de la enfermedad. Ya en la segunda apareció la fatiga e hizo que todo fuera cuesta arriba. Fue entonces cuando comenzaron a aparecer algunas bajas en los distintos servicios, lo que nos sirvió para reforzar aún más la necesidad de trabajar la resiliencia”, recalca el psicólogo. .

En el desarrollo de estos programas, además de Héctor Montesdeoca, están implicados otros dos psicólogos y dos psiquiatras del complejo. En la actualidad, los especialistas trabajan en la implantación de otro taller que lleva por nombre Fatiga por empatía y que se prevé que pueda arrancar el próximo febrero. “Se trata de un proyecto más ambicioso que busca recuperar la confianza para prestar un buen servicio. Esto también contribuirá a generar una cultura de hospital saludable”, asevera.