El ecónomo de la Diócesis de Orihuela-Alicante y sacerdote Francisco Martínez Noguera se encuentra confinado en la Casa Sacerdotal de Alicante tras contagiarse de covid-19 después de haberse negado a llevar la mascarilla desde el principio de la pandemia. Su actitud había causado extrañeza y malestar entre feligreses, trabajadores y otros cargos eclesiásticos que sí cumplen estrictamente las normas sanitarias para evitar la trasmisión del virus.

A pesar de ser advertido en varias ocasiones por su actitud irresponsable y contraria a la normativa, Francisco Martínez se ha negado en todo momento a ponerse la mascarilla y ha permanecido sin ella en la residencia sacerdotal, donde viven alrededor de treinta personas, en reuniones llevadas a cabo en el Obispado e, incluso, durante la celebración de las misas.

Precisamente en una de ellas fue denunciado por varios asistentes. Concretamente en Orihuela, durante la eucaristía dominical en la parroquia de la Virgen del Camino. Tras ser avisada del hecho por una llamada telefónica, la Policía Local envío a una patrulla al lugar. Los agentes comprobaron que efectivamente el cura estaba oficiando la misa sin mascarilla y, cuando se dirigieron a él para pedirle explicaciones, fueron recibidos con formas altaneras.

Los policías se dispusieron a denunciarlo pero, al encontrarse la iglesia dentro del término de Callosa de Segura, porque se halla ubicada en una pedanía que comparten ambos municipios, no pudieron levantarle el acta de sanción al no producirse la infracción sanitaria dentro de su demarcación. La patrulla abandonó entonces el lugar dando traslado de lo ocurrido a la Policía Local de Callosa que, sin embargo, no pudo enviar ninguna dotación al encontrarse en ese momento prestando un servicio urgente.

El ecónomo se libró de la multa pero no se ha librado de la enfermedad. Se contagió en la tercera semana de enero en el brote que se produjo en el Obispado y la Casa Sacerdotal de Alicante con una veintena de positivos en coronavirus y que ha infectado, con distintos grados de afección, a unos quince curas, cuatro enfermeros y dos trabajadores. Seis tuvieron que ser incluso hospitalizados. Entre ellos el obispo emérito Rafael Palmero.

"Actitud prepotente y negacionismo de la pandemia"

Francisco Martínez tiene 64 años y no padece ninguna enfermedad conocida que le exima de llevar la mascarilla. En su entorno próximo consideran que su rechazo a cumplir las directrices de las autoridades sanitarias responde a una mezcla entre "actitud prepotente y negacionismo de la pandemia". De hecho, era el único sacerdote que no llevaba la mascarilla y al ser preguntado por sus compañeros se limitaba a decir que no quería ponérsela sin querer entrar en más detalles.

Confinado con 35 curas

Este diario ha intentado recabar su opinión pero permanece confinado junto a otros 35 curas residentes de la Casa Sacerdotal de Alicante y ha resultado imposible contactar con él. Pero desde el Obispado de Alicante-Orihuela se ha indicado al respecto que "desde el inicio de la pandemia se ha incidido, en las continuas comunicaciones dirigidas a los sacerdotes de la Diócesis, en la obligatoriedad de cumplir escrupulosamente todas las medidas de seguridad frente al covid-19".