La Unidad de Medicina Intensiva (UMI) del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria ha comenzado a recibir pacientes de Lanzarote aquejados de Covid-19, ante la dilatada presión asistencial que sufre el Hospital Doctor José Molina Orosa de Arrecife. Así lo puso de manifiesto ayer el doctor Sergio Martínez, presidente de la Sociedad Canaria de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias y adjunto a la citada área en el Hospital Insular. “Afortunadamente, nuestra UMI tiene ahora mismo capacidad para poder atender tanto a las personas afectadas por el virus como a aquellas que precisan ingreso por otras patologías. Por esta razón, desde el lunes, empezamos a tratar pacientes de Lanzarote”, indicó el facultativo del complejo capitalino, quien además aseguró que, hasta ayer, había 11 personas ocupando una cama en el centro, como consecuencia de las complicaciones provocadas por el agente patógeno, y que aún no ha hecho falta hacer uso del área de Reanimación y Despertar.

Lo cierto es que la medida del traslado está contemplada en el plan de contingencia del hospital conejero. Y es que, en base a las palabras del especialista, la situación en Lanzarote es “caótica” y la disponibilidad de respiradores ya se encuentra al límite. “La UMI está saturada y la Unidad de Reanimación y los quirófanos también están desbordados”, agregó. Asimismo, según informó la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, desde ayer, el equipo de profesionales de la unidad de críticos del Molina Orosa se ha visto reforzado por la presencia diaria de un especialista en Medicina Intensiva del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. 

“Se han quedado sin espacio para poder asistir a los pacientes y tenemos que ser solidarios con los enfermos y con los compañeros, aunque esto se traduzca en un aumento de los ingresos en nuestra Unidad”, apuntó el doctor Martínez. Hasta el momento han llegado dos pacientes a bordo de los helicópteros medicalizados del Servicio de Urgencias Canario (SUC), que han aterrizado en la helisuperficie del Insular.

Por su parte, el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín amplió desde el pasado 30 de enero la capacidad del área de intensivos por la creciente demanda asistencial, haciendo uso del espacio reservado para reanimar a los pacientes que son sometidos a algún tipo de cirugía. No obstante, el ritmo de los ingresos ha disminuido en comparación con el registrado en el transcurso de la semana anterior, aunque el problema radica en que los afectados requieren una estancia media de diez días, que puede ser superada en muchos casos. 

Pero, ¿se han observado diferencias notables en contraste con las oleadas anteriores? El doctor Juan José Díaz es contundente al respecto. “Hemos apreciado una mayor gravedad en las infecciones. No hemos cambiado ningún criterio de ingreso y la proporción de pacientes que requiere cuidados intensivos ha sido ahora mayor que en las olas anteriores”, explicó el intensivista y director médico del centro de referencia del área norte de Gran Canaria. Una realidad que sorprende también por haberse producido una variación en el perfil de los pacientes, que son ahora más jóvenes. “En esta tercera oleada hemos atendido a muchos afectados que rondan los 40 años, algo que anteriormente no era habitual. Sin embargo, la edad media oscila los 60”, afirmó el sanitario. 

Hasta ayer, en la UMI del Negrín se encontraban hospitalizadas 17 personas con Covid-19, mientras que otras nueve permanecían en el área de Reanimación. “Creemos que la situación está empezando a reconducirse y no tendremos que hacer uso del área destinada a los quirófanos. Pero, en el caso de que fuese necesario, contamos con esta posibilidad”, sentenció el intensivista.