La ULPGC celebrará el día 25 unas nuevas elecciones a rector, las octavas de su historia, con dos candidatos a dirigir las riendas de la institución los próximos cuatro años. Rafael Robaina, por un lado, opta a la reelección enarbolando la bandera de la continuidad y la experiencia para afrontar los tiempos postpandemia, bajo el lema ‘Afianzar el presente, liderar el futuro’. En frente está el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública Lluis Serra Majem, elegido por una plataforma de profesores preocupados por el estancamiento de la Universidad, para liderar el cambio. Bajo el lema ‘Ahora es el momento’ propone una ULPGC capaz de afianzar el valor de la enseñanza superior pública como motor de desarrollo y progreso social en Canarias.
¿Cómo va la campaña electoral, qué mensaje les transmite la comunidad universitaria?
Robaina: Comparado con otras campañas, mis sensaciones están siendo muy positivas. La vez anterior no percibía apoyo firme y decidido, que esta vez si me lo están dando y eso que te llevas porque hace falta ánimo, la verdad, para continuar y para seguir avanzado.
Serra: La campaña va bien, lo que pasa es que estamos en pandemia y hace que las cosas sean mucho menos afectivas, menos cercanas, con la mascarilla, las reuniones semipresenciales... A mí me gusta sentarme con la gente y mirarle a los ojos, es la forma que tengo de entender la comunicación, pero nos tenemos que adaptar a esto. Mi sensación es que la gente quiere que la escuche y explicar sus problemas reales, porque nos dicen que han estado muchos años sin que se les escuche. Tenemos un capital humano extraordinario en la ULPGC, con esta gente nos podemos ir a la luna.
¿A mitad de campaña cuál es la sensación, queda margen para captar votos o piensan que ya está todo decidido?
R: Si pasas negro sobre blanco los posibles apoyos que tienes, queda mucho hueco aún y creo que mucha gente espera la visita a su centro, a ver y comparar los programas, hay estamentos que tardan más en entrar que otros en la campaña, y hay que seguir insistiendo. Queda todavía partido.
S: No lo sé. Nosotros jugamos en desventaja porque no tenemos el poder, pero estoy continuamente recibiendo correos e información y citación para reuniones. Hemos hecho una campaña distinta, sin meternos en la intimidad de las personas, y con más limitaciones, sobre todo de medios de información y esto puede también influir. Con el equipo sacamos el otro día la idea de los compromisos para los primeros cien días, que se lo escuché a Biden, y dije vamos a hacer los primeros cien días en lugar de los últimos cien días que es la campaña de Robaina, y ya nos lo han copiado.
“Lo de la falta de ilusión es un clásico en las campañas, no sé en qué se basan”
Serra basa su campaña en el descontento o la falta de ilusión por parte de la comunidad universitaria; mientras que Robaina la sustenta en la experiencia como fortaleza para afrontar la crisis que precederá a esta pandemia. ¿Qué opinan cada uno sobre la estrategia del otro?
R: Lo de la falta de ilusión es un clásico en las campañas y no sé en qué se basan. Siempre he dicho sin ánimo de molestar a nadie que ilusión ha de tener alguien que se va a subir a un andamio, nuestro trabajo es precioso, que nos paguen es hasta increíble por hacer lo que nos gusta, yo lo de la desilusión nunca lo he comprado. A las pruebas me remito de cómo se pudo a sacar para adelante las cosas en el peor momento de la pandemia, si no existiera ilusión ni compromiso, eso ningún rector lo podía haber arreglado. Y sobre el descontento, pues claro, cuando se toma una decisión siempre hay alguien que no le gusta y crea algún tipo de malestar. No te quiero contar las que hemos tenido que tomar durante la pandemia, eso no ha sido del agrado, muchas veces ni mío, así que claro que existe descontento. Yo y mi equipo somos humanos y cometeremos errores como cualquiera que acceda al cargo de rector porque no se es perfecto, lo que hay que tener es la voluntad para corregir.
S: Esta autocomplacencia tan instaurada de Robaina y su equipo es muy peligrosa porque tenemos que ser capaces de reconocer las cosas que no han ido como preveíamos, por los motivos que sean. Para hacer un buen diagnóstico tienes que ser capaz de dar buenas y malas noticias, reconocer también éstas últimas y tomar las medidas adecuadas. Parece que se resisten a ver que hay una parte importante de la comunidad universitaria que no está contenta, que no se la ha escuchado, y que no sólo el fondo sino la forma de gobernar no ha gustado. Robaina ha gobernado por medio de otra persona, no directamente, se ha perdido este trato humano directo con la comunidad y todo esto al final pasa factura, y también por parte de la gerencia. Nosotros lo que queremos es reformas profundas, un pensamiento estratégico a medio y largo plazo para que la Universidad no esté apagando siempre fuegos y un talante distinto, de escuchar, de tender la mano, de cercanía, y sobre todo de volver a tener un papel de motor de la sociedad. Para creer en la sostenibilidad no hace falta llevar una insignia de los ODS, es como llevar una bandera española para sentirse español.
“La autocomplacencia tan instaurada de Robaina y su equipo es muy peligrosa”
¿La ULPGC ha perdido proyección y liderazgo social?
R: No lo creo, de hecho hemos contribuido durante este período al rescate del liderazgo social que tiene nuestra Universidad, con un reforzamiento con las instituciones públicas, y hemos sido capaces de liderar proyectos, tanto interna como externamente en el ámbito geográfico africano, más cercano, erigiéndonos en la Universidad de referencia para Macaronesia y el Noroeste africano como en la RUP. Hacer otra lectura de ese despliegue local e internacional, es no ver la realidad.
S: Si se ha perdido, posiblemente porque nos hemos quedado con un discurso un poco anticuado. No hemos sabido establecer vías de comunicación bidireccional con la sociedad, porque no hemos sido lo suficientemente sensibles para adaptarnos a las necesidades que la propia sociedad demandaba de nosotros. La Universidad tiene que ser interlocutor de todos los gobiernos en las áreas emergentes, y debemos ser capaces de comunicar y de enseñar todo el potencial que tenemos en la ULPGC al conjunto de la sociedad.
La pandemia ha traído consigo un modelo híbrido de la docencia, ¿apuestan por seguir en este sentido, o defienden la vuelta a la presencialidad?
R: Claramente volver a la presencialidad en su máximo esplendor y si se quiere mejorada, hacer todo lo posible para que la presencia de alumnos en los campus se intensifique. Dicho esto, hay elementos de la pandemia y de la intensificación del uso de la tecnología que son muy interesantes porque los podemos utilizar para un cambio de modelo de la educación, formar para usar la tecnología y que haya un cambio de paradigma de la mera transmisión de conocimiento al aprender a aprender y que los estudiantes sean más autónomos de lo que lo son ahora.
S: La vuelta a la presencialidad, lo tengo clarísimo, los estudiantes y los profesores lo estamos deseando. Eso no quita que nuestra oferta de teleformación siga evolucionando, fortaleciéndose. Tenemos que volver a la presencialidad y sustituir el término de carga docente por actividad docente. Yo pienso que hay que dar clases y la presencialidad es nuestra razón de ser y existir como ULPGC, eso no significa que no podamos hacer grados semipresenciales para gente de otras islas. Pero nuestro ADN es presencialidad.
Robaina: “Ni la Universidad ni los tiempos están para ensayos, están para estabilizar”
¿Cuál es la receta para solventar el problema de las plantillas envejecidas y del alto grado de temporalidad, tanto entre el personal docente e investigador como del personal de administración y servicios?
R: Ambas plantillas son iguales pero teniendo los mismos problemas, en el PAS se ha hecho muchísimo menos esfuerzo en el pasado de manera tal que el desequilibrio es enorme. En la pasada legislatura hubo un incremento desde el 2017 del 12% de la financiación para el coste de personal, tanto del PAS como del PDI que se traduce en plazas de nueva creación y de reposición, unas 300 en el PDI y cientos de plazas para la estabilización en el PAS, donde se han hecho inversiones de casi 1,5 millones de euros. Esto se tiene que notar en las plantillas en los próximos años y lo que hay que hacer es seguir insistiendo en esto, arañando financiación de donde se pueda, ser firmes ante el Gobierno. Hay que aprovechar, por ejemplo, los fondos de reconstrucción para educación, hacerles entender que la educación superior es igual de educación que los otros segmentos y que se haga una inversión y nosotros fundamentalmente utilizarlos con estos fines.
S: Por supuesto recurrir al contrato programa, pero lo fundamental, respecto al PAS y también se puede aplicar al PDI, es que las soluciones de contratación, se dialoguen en las mesas de negociación, que no se recurra a la vía judicial, porque entonces ya entramos en una judicialización de la vía universitaria y ahí perdemos todos. Reduciendo la conflictividad laboral con el PAS, mejoramos los procesos de gestión, porque se trabaja mucho más a gusto, con una mayor fluidez y acabamos ganando todos. Con el PDI lo importante es tener gente nueva que llegue a la Universidad, que esté dispuesto a hacer una carrera de investigación a partir de los doctorados, que seamos capaces también de contratar de una forma permanente a las personas que llevan mucho tiempo dedicándose a la docencia en nuestro entorno, sobre todo en aquellas áreas que son más prioritarias, y también ofrecer la posibilidad de programas para captar talento en áreas específicas.
¿Qué acciones tienen ya apuntadas en esa Agenda de los 100 primeros días?
R: Nosotros tenemos una labor de continuación de lo que veníamos haciendo y las cosas que queríamos poner en marcha, con lo cual los cien días no se van ni a necesitar, es una cuestión del día siguiente para muchas de las áreas. Las nuevas áreas si necesitan una puesta en marcha y eso nos ilusiona, pero lo más importante son los compromisos que hemos adquirido con las representaciones del profesorado, del alumnado, y del PAS para en los primeros cien días, o bien consolidar un cronograma de las pactadas, o revisarlas y ponerlas en marcha como es el caso de la negociación del Reglamento de Ordenación Académica.
S: Destacaría a priori emprender un análisis de la plantilla del PAS -Personal de Administración y Servicios- con el fin de avanzar las soluciones para los problemas, entre otros, de dotación de personal de las unidades y de estabilidad del temporal e interino; empezar a trabajar en el primer borrador de la planificación de los recursos humanos del Personal Docente e Investigador (PDI) para el periodo 2021-2025; y realizar una planificación de actividades para el curso académico 2021/22 que incluyan acciones de orientación para los estudiantes de nuevo ingreso, asesoramiento TIC, formación en competencias digitales y preparación para la inserción laboral.
Serra: “Robaina ha gobernado por medio de otra persona, se ha perdido el trato directo con la comunidad”
¿Qué mensaje les gustaría transmitir a la comunidad universitaria?
R: Que de una manera realista, ni la Universidad ni los tiempos están ahora para ensayos, están para estabilizar, para mantener y la experiencia se convierte en estos momentos en más fundamental que nunca. Y con esa experiencia capear el temporal que nos va a venir en los dos primeros años de gobierno, y al mismo tiempo trabajar complementariamente para que en los dos últimos podamos liderar el futuro. Liderar lo que se requiere de la Universidad del siglo XXI, que esté alineada con la Agenda 2030 y los ODS, con su gobierno, y con los fondos estructurales de reconstrucción de nuestra tierra, en términos de sostenibilidad, digitalización, igualdad, formación para el empleo, y sobre todo, que nuestra investigación que es buena, sirva también para generar economía, que es una asignatura pendiente.
S: Nosotros lo que perseguimos es una Universidad con proyección social, que sea el motor de la creación de empleo y de la propia sociedad, y que por tanto prime mucho la transferencia de la investigación. Necesitamos una Universidad rejuvenecida, inclusiva, que sea sostenible, que esté muy ilusionada, que tenga estructuras más nuevas, más internacional, con un mapa de titulaciones más actual. Y que de alguna forma esté abierta a la sociedad y a la comunidad, y sobre todo con un gobierno que escuche, que tome el pulso de las necesidades de la sociedad y de los miembros de la comunidad universitaria, y para eso estamos aquí.
