Un canal de Youtube con más de 400 suscriptores y una página de Facebook que supera el millar de seguidores. Estas son algunas de las herramientas de la era digital empleadas por el párroco de Morales del Vino, Francisco Ortega Vicente, para llegar a sus feligreses. Para ello no duda en ponerse delante de la cámara guitarra en mano o con un gorro navideño de reno con el principal objetivo de hacer más atractivos sus mensajes y propuestas de actividades .

"La pandemia nos ha obligado a hacer otro uso de las redes sociales y plantearlas como un nuevo modo de presencia, si no podemos estar físicamente hay que estar presentes de una forma distinta", argumenta el sacerdote que, además de Morales, atiende otros seis pueblos de la zona: El Perdigón, San Marcial, Tardobispo, Entrala, Pontejos y Cazurra. Desde su punto de vista, la crisis sanitaria ha supuesto un punto de inflexión que requiere un esfuerzo de adaptación en todos los sectores, incluido el religioso. "La pandemia es un tiempo de oportunidades, de cambiar nuestras formas y de darnos cuenta de que se puede seguir anunciando el evangelio de otra forma distinta", según expone. En esa búsqueda de nuevos canales para mantener la actividad religiosa, el párroco retransmite las misas dominicales a través de Facebook y tiene previsto dar un paso más para difundirlas también a través de Youtube. Además, quiere dar el salto a Instagram, "porque nos va a permitir tener una relación más directa con los jóvenes al ser la herramienta que más manejan".

Sobre el handicap que puede suponer el uso de estas nuevas plataformas para las personas mayores, Ortega (como le conocen todos sus feligreses) asegura que han logrado superar la brecha digital y seguir las actividades y propuestas realizadas desde la Unidad Pastoral (UAP) de Morales del Vino. "Al principio creíamos que íbamos a tener más dificultades con los mayores, pero nos ha sorprendido que hay personas de 80 años que nos siguen, todo el mundo tiene móvil y pueden acceder a las aplicaciones, ya sea por ellos mismos o con ayuda de sus nietos o familiares", según afirma.

Tampoco cree que la avanzada edad de buena parte de los sacerdotes que atienden los pueblos de la provincia sea un obstáculo insalvable. Según pone de ejemplo, "yo no sabía nada de grabar o editar vídeos, empecé de cero, pero te vas enterando con la necesidad". Además destaca que "hay un cura de 80 años de la Diócesis de Zamora que retransmite sus misas y está abierto a hacer otras cosas". Este ejemplo demuestra que "es más una cuestión de querer o no querer, más que de saber o no, puede quedar con menos o mayor calidad, pero la capacidad de poder hacerlo la tenemos todos".

Al margen de las nuevas tecnologías, la pandemia ha sacado a la luz una importante factura psicológica en los feligreses. "Nos hemos dado cuenta de que la gente necesita hablar y sentir una cercanía porque la pandemia no solo ha dejado efectos físicos, sino dificultades psicológicas, tanto en las personas que han pasado la enfermedad, como en las de su entorno". A estas secuelas anímicas se suman las necesidades materiales "porque hay gente que ha tenido que cerrar sus negocios, sobre todo de hostelería, y está pasando por situaciones muy complicadas". En este sentido, destaca la gran solidaridad de los vecinos y su espectacular respuesta en una reciente recogida de alimentos. Para acceder a la página de Facebook y el canal de Youtube, solo hay que introducir UAP de Morales del Vino en los buscadores de cada plataforma.