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Catedrática ULPGC

Beatriz González López-Valcárcel: “Es muy mala señal que en 30 años sólo haya 31 catedráticas”

“Es muy mala señal que en 30 años sólo haya 31 catedráticas” | JOSÉ CARLOS GUERRA

La catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Beatriz González López-Valcárcel, especialista en Economía de la Salud, ha sido una de las piezas científicas más destacadas en la gestión de la pandemia, no sólo en Canarias, como miembro del Comité asesor Covid-19 del Gobierno, sino en España, al formar parte del grupo interdisciplinar del Ministerio de Investigación y Ciencia creado con el mismo fin.

¿Cómo definiría su experiencia en esta crisis sanitaria?

Formar parte del Comité científico de Canarias ha sido una experiencia muy interesante porque es como la inferface entre la ciencia y la política, entre lo que aconsejamos como científicos y como se toman las decisiones por parte de los que tienen que tomarlas.

¿Y a nivel nacional?

He estado todo el año en el grupo de trabajo multidisciplinar del Ministerio de Ciencia e Innovación, una experiencia que me enseñó lo importante que es la colaboración entre disciplinas, como se puede abordar mejor un problema desde distintas perspectivas, la economía, la biología, la inteligencia artificial, la ecología.... Además en ese grupo hay mujeres de una valía excepcional que a mi me han aportado muchísimo como mujer, en cuanto a seriedad y rigor. Es el caso de la catedrática del CSIC Laura M. Lechuga Gómez, Premio Rei Jaume I 2020 a las Nuevas Tecnologías por su larga trayectoria innovadora en el campo de los nanobiosensores. Es el mejor premio que hay en España a la ciencia, y no se había dado hasta ahora a una mujer. Y mi última experiencia en la Covid fue en el Comité de expertos de Asturias, y ha sido muy interesante porque, a diferencia del Comité de Canarias, estábamos personas de distintas comunidades autónomas, y me sentí muy útil, que podía aportar de verdad para mejorar la situación, porque la epidemia en Asturias era muy distinta que la de aquí. También estoy en el Consejo General de Colegios de Médicos. En definitiva, a nivel profesional ha sido un año Covid, un año de muchísimo trabajo, empiezo a las seis de la mañana y termino a las nueve de la noche, pero lo he hecho muy a gusto.

Ha sido la primera catedrática mujer en la ULPGC y la primera persona en obtener una cátedra en la Facultad de Economía, Empresa y Turismo. ¿Lo ha tenido más difícil por ser mujer?

La Universidad, dentro del mundo laboral en general, es un paraíso porque no se discrimina explícitamente a la mujer. No obstante, a nivel social queda mucho por avanzar en políticas de igualdad. Las mujeres estamos todavía en desventaja, no sólo por el machismo de la sociedad, también por la propia estructura familiar intramuros, por como se siguen educando a los niños y a las niñas de forma distinta, como el hombre en la pareja sigue asumiendo menos parejas domésticas, etc. Hay leyes que ayudan un poco, por ejemplo que la baja maternal se haya equiparado con la baja paternal fue una excelente medida, porque les obliga. Pero en general, de puertas para adentro empieza el problema, y acaba haciendo que las niñas en la pubertad empiecen a ocuparse más de su imagen física, o que una niña sea marginada como empollona por ser la lista de la clase.

¿Ha tenido que lidiar muchas veces con el machismo?

Yo personalmente no he sentido machismo, pero entiendo que es un problema que está en la sociedad e incluso en la universidad. Me preocupa muchísimo que sólo hayan 31 catedráticas en la ULPGC frente a un centenar de catedráticos hombres, después de 30 años. Es muy mala señal, si en el total de la plantilla del profesorado estamos más o menos igualados, por qué tiene que haber cien hombres y 31 mujeres, hay mucha diferencia y ya vale, no se puede seguir así”.

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