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EDUCACIÓN: EL APRENDIZAJE BASADO EN EL JUEGO

Una partida de cartas para mejorar la convivencia

Alumnos de Secundaria del IES Poeta Tomás Morales aprenden con juegos de mesa habilidades sociales

Estudiantes del IES Poeta Tomás Morales juegan a ¡Toma 6¡

Más de 200 alumnos de tercer curso de la ESO del IES Poeta Tomás Morales participan desde este martes en un proyecto educativo que busca potenciar la comunicación, la cooperación y las habilidades sociales entre los alumnos y, de este modo, contribuir a la mejora de la convivencia en el aula y en el centro escolar. Y lo hacen de la mano de los juegos de mesa. Este martes un grupo de ellos cerró los libros y los cuadernos de Matemáticas para divertirse en clase.

Nadie se libró de la materia, aunque los números se escondían bajo las cartas de ¡Toma 6¡, un juego consistente en colocar las cartas en filas en función del número más bajo que haya sobre el tapete. El jugador que coloque la sexta carta más baja se llevará las cinco anteriores; perdiendo el que más puntos acumule.

La mayoría de los veinte alumnos no sabía de que iba el juego pero, a los pocos minutos, los más hábiles comenzaban a desarrollar su estratégica y a manejar las cartas que el azar les había puesto entre sus manos. El objetivo librarse de las cartas y no tener que llevarse ninguna.

El profesor Óscar Alexis Monzón Alejandro no perdía ojo a sus alumnos. “Les encanta que haya actividades lúdicas dentro del aula pero con el tema del coronavirus se han tenido que limitar este año”, respondía el docente, convencido de que los juegos de mesa fomentan la competitividad sana entre el alumnado y mejoran la convivencia del grupo, aunque los adolescentes han perdido ya la práctica de divertirse con este tipo de entretenimiento, que han sustituido por ordenadores y tablets, donde, por contra, muchos juegan con sus amigos aunque a distancia.

“Con la actitud que tienen ante el juego reconoces si un alumno es muy competitivo, si tiene estrés, si es capaz de perder, el nivel académico que tiene”, contaba Monzón sobre las pistas que ofrecen los juegos lúdicos a la hora de analizar a su alumnado.

La estudiante Nayeli Sánchez Díaz, de 14 años, fue la única escolar que reconoció públicamente que jugaba a este tipo de juegos en familia y que durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus fue una fórmula divertida para pasar muchos ratos juntos. “Con mis padres y mis hermanos jugamos de vez en cuando al monopoly, las cartas, al parchis; a mi no me gusta estar jugando con el ordenador”, dijo la joven, que quiere ser psicóloga en un futuro y que está segura de que ver los movimientos y ojos de su oponente le ayudará a detectar de que pie cojean sus pacientes.

Proyecto avalado

El proyecto viene de la mano de la Asociación Ludens, formada hace un año por docentes y educadores sociales, y cuenta con el aval de la asociación de padres y madres del centro (Ampa) y de la consejería de Educación del Cabildo de Gran Canaria, que ha destinado este curso escolar una partida de 200.000 euros para que las Ampas realicen actividades extraescolares. ‘Uso de juegos de mesa en el aula para la mejora de la convivencia y las habilidades sociales’ es uno de los proyectos que ha aprobado, y para comprobar en que consistía, la propia consejera Olaia Morán acudió al IES Poeta Tomás Morales para comprobar cómo se divertían los chavales, aunque no se animó a jugar una partida con ellos

El responsables del proyecto y presidente de la Asociación Ludens, Pablo del Pino, explicó que con los juegos de mesa se trabajan competencias transversales y los jóvenes desarrollan habilidades sociales como la cooperación, el trabajo en grupo y la cohesión. “Nos basamos en la metodología ABJ (Aprendizaje Basado en Juegos), una corriente educativa que trabaja con el curriculum escolar pero también mejora otras destrezas que fomentan la cohesión social a través del juego; por así decirlo que los chicos hagan piña mientras se divierten”. Un aprendizaje que se realiza con mucha frecuencia en Primaria, cuando los niños son pequeños, pero que sin embargo se olvida a medida que van creciendo.

Del Pino añadió que este tipo de juegos han dejado de formar parte del entretenimiento familiar y han sido sustituidos por ordenadores y tablets, que aunque permiten el juego en línea con más jugadores, se practica de forma individual y sin ver al contrincante por lo que “no hay ninguna relación entre ellos”. “Con los juegos de mesa tradicionales les hacemos salir de su zona de confort y les obligamos a que se fijen en los movimientos que realiza el oponente”, añadió el docente, lo que contribuye a conocerse. Algo fundamental para crear equipo en el aula y rebajar las tensiones.

Desde la asociación, que ha plastificado las cartas para poder limpiarlas sin problemas y evitar cualquier contagio del coronavirus, no temen que este tipo de prácticas contribuya a fomentar los juegos de apuestas entre los jóvenes. “Al contrario, luchamos contra ello, enseñándoles juegos lúdicos sin riesgos”, apuntó su presidente, que asegura que hay cientos de juegos de mesa en el mercado actual para que los adolescentes se diviertan entre ellos o en familia.

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