La investigadora del Instituto Universitario de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible (TiDeS) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Anastasia Hernández Alemán, participa como coautora en un trabajo sobre las mediciones de gas radón en la isla de El Hierro, recientemente publicado por la revista internacional ‘Air Quality, Atmosphere & Health’ de la editorial Springer. La investigación recoge las mediciones de gas radón que se realizaron en los edificios públicos de El Hierro, tras las erupciones volcánicas que tuvieron lugar durante el año 2012 en la isla, con el objetivo de conocer la incidencia de este gas dentro de estos edificios, que en función de su concentración puede afectar a la salud laboral en el recinto estudiado.

En este sentido, la Directiva Europea Euratom 2013/59 mantiene que las concentraciones de gas radón deben encontrarse por debajo de los 300 Bq/m3 para que se pueda desempeñar la jornada laboral sin problemas en el lugar estudiado.

El trabajo, que se titula ‘Radon measurements in public buildings in El Hierro, Canary Islands (Spain)’, está suscrito por Anastasia Hernández, junto a los investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL) Juan C. Santamarta, Jesica Rodríguez y Noelia Cruz Pérez; Luis E. Hernández Gutiérrez, de la Consejería de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del Gobierno de Canarias; y José Luis Gutiérrez Villanueva, de Radonova Laboratories (Uppsala, Suecia).

De los 51 edificios estudiados en los tres municipios, más del 70% tenían niveles “totalmente aceptables”

En total, se estudiaron 51 edificios en los 3 municipios de la isla y los resultados revelaron que, en más del 70% de los casos, las concentraciones de gas radón se encontraban por debajo de los 100 Bq/m3, siendo este un valor totalmente aceptable.

Canarias es una región catalogada por el Consejo de Seguridad Nuclear de España (CSN) como una zona de actuación prioritaria, debido a que se espera encontrar altas concentraciones de gas radón en el territorio insular. Por lo tanto, es muy importante fomentar la medición de este gas, principalmente en lugares subterráneos o plantas bajas de edificios con poca ventilación, para poder tomar medidas de mitigación y proteger así la salud de los/as trabajadores/as.

Grietas y cañerías

A pesar de ser un gas poco conocido, la incidencia ambiental del gas radón en el mundo ha sido objeto de estudio en las últimas décadas debido a que sus efectos son adversos para la salud de los seres humanos. En concreto, este gas predomina en el aire que se respira en zonas más rocosas, y penetra en las edificaciones, a través de grietas de los cimientos, por huecos de paredes e, incluso, por las propias cañerías de los cuartos de baño, así como por difusión a través de los cerramientos en contacto con el suelo. Se estima que la concentración de radón en el interior de un edificio crece en función de la porosidad de los materiales utilizados en su construcción.