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Los bancos de medusas amenazan las larvas de peces y el zooplancton

Una tesis doctoral en la ULPGC avanza en el estudio metabólico de las aguavivas y estima sus necesidades alimenticias

El investigador Daniel R. Bondyale en su laboratorio de Ecoaqua. Abajo muestras de las medusas en estudio. | | ÁNGEL MEDINA/EOMAR

Las altas concentraciones de medusas constituyen una amenaza para el zooplancton y las larvas de peces en las aguas canarias. Esta es una de las conclusiones de la tesis doctoral realizada por Daniel R. Bondyale, investigador del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-Ecoaqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en la que desarrolla una técnica pionera que avanza en el estudio metabólico y permite evaluar el contenido energético de estos organismos.

Los bancos de medusas amenazan las larvas de peces y el zooplancton

“Para muestrear las medusas a mucha profundidad, se emplean redes y técnicas que fácilmente dañan a estos organismos que se engloban en lo que llamamos plancton gelatinoso, con lo cual no suelen llegar vivos a la superficie y eso dificulta cualquier estudio. Con las técnicas enzimáticas que hemos desarrollado, ofrecemos a la comunidad científica la posibilidad de medir el metabolismo en medusas aunque estén dañadas”, apuntó Bondyale sobre una de las novedades de su tesis doctoral, dirigida por May Gómez y Theodore T. Packard del grupo Eomar de Ecoaqua, defendida el pasado 22 de abril con el resultado de sobresaliente cum laude.

Los bancos de medusas amenazan las larvas de peces y el zooplancton

La investigación de Daniel R. Bondyale estima, basándose en la demanda asociada al metabolismo, que grandes concentraciones de medusas Pelagia noctiluca de 20 gramos por metro cúbico tendría consecuencias graves en las poblaciones de zooplancton y de larvas de peces en las aguas que rodean a Gran Canaria. Circunstancia que podría tener lugar en blooms como los que llegaron en 2012, cuando se recogieron diez toneladas de medusas en la playa de Las Canteras, y que podría afectar a la pesquería tradicional en alguna medida al reducir la cantidad de peces y alimento disponible.

“Nosotros nos hemos centrado en el metabolismo respiratorio, porque la respiración nos indica cuanto carbono requiere el organismo para satisfacer los requisitos mínimos que necesita para estar vivo. El metabolismo te informa sobre cuánto necesita el organismo comer y por eso lo conectamos con la depredación, porque cuando sabemos la cantidad que precisa la medusa, un organismo que forma enormes agregaciones de individuos, podemos calcular cuánto alimento va a necesitar”.

Proteínas y carbohidratos

Durante el estudio también se midió el contenido en proteínas, lípidos y carbohidratos en las medusas, medidas básicas que no se han realizado mucho en las aguavivas porque no se las considera un alimento. “Sin embargo, la realidad es que hay muchos organismos que se alimentan de medusas, y aquí vuelve a entrar en juego el tema de su fragilidad, como son tan frágiles, cuando quieren analizar el digestivo de peces, calamares o tortugas, se encuentran con que no pueden determinar bien si las han comido o en qué cantidad, porque se digieren a más velocidad que el esqueleto de crustáceos o espinas de peces, por ejemplo. Una determinación más sofisticada de su composición podría llegar a apuntar a motivos medicinales y demás, pero el primer pasito para acercarnos a entender mejor por qué comen a las medusas es esta medida básica de proteínas, lípidos y carbohidratos, que nos dará una idea de su contenido energético”.

En la investigación del doctor Bondyale han trabajado con cuatro organismos: Aurelia aurita, Pelagia noctiluca que son las medusas que más se conocen, y como principal novedad, con dos hidrozoos, un sifonóforo y una hidromedusa colonial, la Physalia physalis y la Velella velella. ”Estos dos últimos son particularmente interesantes porque no se han estudiado mucho. Suelen llegar a Canarias y pensábamos que debíamos trabajar con un organismo que fuera más relevante para nuestro entorno, y es la primera vez que estudiamos su respiración, algo que no se había hecho nunca en ambos por las dificultades de trabajar con ellos ya que flotan en la superficie del océano.

Como novedad, han medido la composición de Physalia y de Velella, y han visto que pese a estar englobados como medusas, tienen una composición bastante distinta, peculiaridades que pueden estar relacionadas con el número de depredadores que se alimentan de ellos como tortugas o peces, con lo cual se abre la hipótesis de que su contribución al ecosistema podría tener más peso del que se piensa.

La tesis abre la puerta a la posibilidad de trabajar con Physalia, que más que un organismo es una colonia flotante. “Nosotros entendemos la vida en cuanto a individuos que funcionan de forma separada, pero hay organismos en la naturaleza que forman colonias absolutamente dependientes, y en el caso de Physalia, lo que pensamos que son tentáculos en muchas ocasiones son muchos individuos unidos, formando parte de esa colonia”, apuntó el investigador. Además, podría dar pie a diseñar una estrategia de monitoreo de medusas, para que Canarias pudiera tener un plan de contingencia y “entender mejor qué fenómenos meteorológicos, atmosféricos u oceánicos llevan a que lleguen hasta aquí”, concluyó Daniel Bondyale.

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