Asociar la sangre que apareció en la lancha con la rotura de uno de los cristales traseros del coche de Tomás Gimeno está descartado desde instante en el que se conoció que fue la Guardia Civil la que rompió el ventanilla –usando una pata de cabra– para acceder al interior del vehículo, después de obtener el consentimiento de un familiar directo del fugado.