Tomás Gimeno, que está desaparecido junto a sus hijas, Olivia y Anna desde el pasado 27 de abril, adquirió el 23 de agosto de 2020 un coche de alta gama. Un vehículo que, días antes de presuntamente huir de Tenerife en su embarcación, traspasó a nombre de su padre.

En un vídeo que Tomás Gimeno comparte con varios amigos se le ve a él conduciendo este automóvil, un Alfa Romeo Giulia, cerca de la vivienda en la que residen sus padres, en Santa Cruz de Tenerife. 

Esta última información y el vídeo en el que se observa a Gimeno haciendo rugir el motor del Alfa Romeo fue adelantada este mismo jueves por el periodista Alberto Catalán en el programa Juntos, de Telemadrid.

Cabe recordar que, durante toda su vida, el progenitor del empresario que permanece desaparecido, Tomás Gimeno Bello, ha sido aficionado al automovilismo deportivo y uno de los pilotos de rallyes más importantes de Tenerife a mediados y finales de los años 70, con Lancia Fulvia 1.6 y Lancia Beta Coupé 2.0, así como en los 80, cuando condujo un Volkswagen Golf GTI de Grupo N, así como un Mercedes 190 E 2.3 16 válvulas, de Grupo A, siempre con el apoyo de una conocida empresa de distribución de dichas marcas en aquella época. Gimeno Bello ganó el Rallye Isla de Tenerife en 1975 (con el Fulvia) y en 1976 y 1978 (con el Beta Coupé). 

La transferencia de la propiedad del turismo del hombre desaparecido a su padre es interpretado como una forma más de despedida en un sector de su entorno. Y es que, según ha trascendido hasta ahora, el empresario también dio un abrazo a su padre en la tarde del 27 de abril, horas antes de que se le viera por última vez, y nunca se despedía de forma tan efusiva.

Caída cuando practicaba motocross

Además, Tomás Gimeno, que tiene una orden internacional de búsqueda, sufrió una caída cuando practicaba motocross en una finca particular de Güímar, donde sufrió fracturas en las costillas y un fuerte golpe en la clavícula. El accidente se produjo el pasado 19 de marzo, es decir, 39 días antes de desaparecer.

Durante los días posteriores, y hasta poco antes de desaparecer, las lesiones no le permitían levantar a sus hijas en brazos sin que se quejara y respiraba con cierta dificultad, tal y como han señalado algunas personas del círculo íntimo de Tomás Gimeno.

El accidente se produjo el pasado 19 de marzo, es decir, 39 días antes de desaparecer

Según estas fuentes, Tomás Gimeno se habría fracturado cuatro costillas y se golpeó también en la clavícula, que ya la llevaba dolorida de otra caída previa: "Iba en una moto, una Yamaha de 125 centímetro cúbicos. Se partió varias costillas y se fastidió la clavícula, más de lo que ya la tenía; que se la había roto anteriormente".

Este amigo de Tomás recuerda que "el día que yo lo vi, estaba doblado y no podía ni coger a las niñas; no podía casi ni respirar".

El propietario de la finca donde acudió varias veces Tomy a practicar con su moto es Armando Díaz, otro conocido piloto de rallyes y subidas, natural de La Medida, en Güímar. Tomy utilizaba una Yamaha 125 y, según explicó ayer Díaz, en unas cuatro ocasiones lo pudo ver por su propiedad con dicha montura. En dichas sesiones, Díaz tuvo la sensación de que Tomy es «una persona alegre, supernormal y muy dada (sociable)».

El dispositivo de búsqueda de Anna y Olivia incorporará previsiblemente la próxima semana un sónar, informaron a Efe fuentes de la investigación.

Fondo marino 

Con la ayuda de este dispositivo, la Guardia Civil intentará rastrear el fondo marino en la zona donde fue hallada vacía y a la deriva la embarcación de Tomás, frente a El Puertito de Güímar, un enclave con una gran profundidad en el que ya han trabajado miembros del Grupo de Especialistas de Actividades Subacuáticas (GEAS). La directora de la Guardia Civil, María Gámez, avanzó el pasado lunes que se gestiona la cesión por parte del Instituto Español de Oceanografía de un sónar y un robot submarino, y que se espera por la autorización judicial para su uso.