Afrontamos la recta final del curso. Llegan los nervios y las largas jornadas de estudio para aprobar las asignaturas. Todo el mundo tiene su propio sistema para superarlo: que si esquemas, que si memorizar... Sea como sea, siempre acompañados de un arsenal de material. Bolígrafos, lápices, marcadores... y post-its. De todos los tamaños y colores. En mayo y junio en las bibliotecas florecen las mesas y se convierten en un arcoíris de amarillos, verdes, rosas, azules... Estas pequeñas piezas de papel autoadhesivas son imprescindibles para mucha gente. No solo estudiantes.

Spencer Silver, el recién fallecido inventor del 'post-it'.

Los post-its tienen algo más de 40 años. Ahora no se duda de su utilidad y viabilidad económica, pero al principio nadie veía demasiado clara su función. Todo comenzó en 1968, cuando el doctor en Química Spencer Silver trabajaba en el departamento de investigación de la empresa 3M. Su objetivo era desarrollar un adhesivo altamente resistente para el sector aeronáutico. Durante sus experimentos, sin embargo, descubrió una sustancia que se pegaba a las superficies y que era reutilizable porque mantenía sus propiedades. Pese a no ser lo que estaba buscando, enseguida pensó que tenía potencial. Desgraciadamente, sus colegas no fueron del mismo parecer y no le hicieron demasiado caso. Y eso que Silver no paraba de hacer campaña para dar a conocer su hallazgo. En cada reunión interna de la compañía hablaba de ello y lo terminaron bautizando como ‘Mister Persistent’. Buena prueba de su firme convicción es que patentó esa sustancia en 1972. Pero nada. Nadie lo escuchaba. Hasta que llegó 1974.

Aquel año todo cambió gracias a Art Fry, que trabajaba en el departamento de cintas de 3M y tenía dos aficiones: el golf y cantar en la coral de la iglesia. Gracias a eso actualmente existen los post-its. Una de las cosas que más irritaban a Fry era que los pequeños papelitos que utilizaba para marcar las partituras del libro del repertorio cayeran al suelo al girar de página. Pues bien, un día, haciendo unos agujeros con otros compañeros de trabajo en el campo que 3M tiene para los empleados, alguien mencionó a Mr. Persistent y su incansable campaña a favor de su autoadhesivo reutilizable. Entre golpe y golpe, a Fry se le encendió la bombilla: aplicar el descubrimiento de Spencer al papel.

Para demostrar que la idea era útil, primero hizo algunas pruebas informales dentro de la compañía y sus colegas enseguida usaron aquellos papelitos que se pegaban para dejar notas. En 1977 se decidió hacer una prueba piloto en ciudades de diferentes zonas de Estados Unidos: Denver, Tulsa, Tampa y Richmond. La cosa funcionó bastante bien, aunque el nombre comercial que le pusieron fue Press and Peel (presionar y pelar). El año siguiente se repartieron muestras gratuitas en las oficinas de la capital del estado de Idaho, Boise, y muchos usuarios hicieron saber que tenían intención de comprar ese producto. Fue entonces cuando, ya con el nombre de Post-it, 3M decidió distribuirlo por todo el país. Funcionó enseguida, sobre todo gracias al boca a boca.

Color registrado

Desde entonces se han vendido millones. Y, aunque inicialmente solo eran pequeños cuadrados amarillo canario (el color también está registrado por 3M), la oferta se ha ido ampliando en tamaños, colores y formas. Por fin quedó reconocida la utilidad del descubrimiento de Spencer Silver. Y no solo dentro de la empresa. La Sociedad Americana de Química le concedió el premio a la invención creativa en 1998 y en 2010 tanto él como Art Fry fueron incorporados al Salón de la Fama de los Inventores.

Es curioso cómo a veces sabemos el nombre de reyes y políticos de otras épocas que no tienen ninguna incidencia en nuestra vida, pero no nos preocupamos por conocer quién está detrás de los objetos que nos rodean. De hecho, Spencer Silver murió el pasado 8 de mayo a los 80 años, y si no llega a ser porque el ‘New York Times’ publicó su obituario hace pocos días, habría pasado por alto el deceso de un hombre que ha influido en nuestra manera de estudiar y trabajar.

El nombre hace la cosa

Envolvemos el bocadillo con papel albal, cuando estamos resfriados recorremos a los kleenex, si tenemos dolor de cabeza nos tomamos una aspirina, y los papeles que pegamos en cualquier lugar los llamamos post-its, sean de la marca que sean, porque los nombres de algunos productos comerciales son tan populares que ya definen toda una categoría.