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Los ensayos clínicos benefician al 75% de los enfermos con cáncer de pulmón

El doctor Delvys Rodríguez asegura que estas investigaciones permiten a los pacientes acceder a fármacos que pueden mejorar la evolución de la patología

La coordinadora de los ensayos en la Unidad, Fátima Guillén, trabaja en un estudio. | | LP/DLP Yanira Martín

Los ensayos clínicos permiten que muchos pacientes puedan acceder a terapias que logran mejorar el pronóstico de la enfermedad que sufren. El 20 de mayo se celebró el Día Internacional de esta parte de la investigación biomédica, una fecha dedicada a concienciar a la población de la importancia que tienen estos estudios. «Los ensayos aportan grandes ventajas a los pacientes, especialmente a los oncológicos, pues es la única alternativa que existe para poder acceder a los fármacos nuevos», apunta el doctor Delvys Rodríguez Abreu, oncólogo médico del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria y responsable de la Unidad de Ensayo Clínico. De hecho, más del 75% de los pacientes con cáncer de pulmón metastásico se beneficia cada año de las investigaciones que se desarrollan en este centro. «A veces, los medicamentos que se emplean no se aprueban en la práctica clínica hasta que transcurren cinco o seis años, pero en Canarias miles de personas se han adelantado a estas terapias por ser incluidas en estos estudios”, agrega el facultativo.

Cabe resaltar que la mayoría de las investigaciones que se realizan en el Insular están destinadas, precisamente, a avanzar en el manejo de las neoplasias pulmonares, si bien es cierto que también hay una nutrida cantidad orientada a mejorar el abordaje del melanoma, el cáncer de mama y los tumores de vejiga. Según informa el especialista, ahora mismo, en el centro capitalino hay 70 ensayos en marcha, lo que se traduce en un incremento de un 20%, con respecto al pasado año. Además, desde finales de 2020, el Insular instaló dos nuevas campanas de flujo laminar en el Servicio de Farmacia –unas cabinas que se utilizan para preparar los tratamientos oncológicos, evitando que sus componentes se escapen al exterior–. Hay que recordar que la falta de infraestructuras llevó a paralizar los nuevos proyectos experimentales a principios de ese mismo año. «A pesar de la llegada de la pandemia de Covid-19, el hospital y, especialmente, la gerente del complejo, la doctora Alejandra Torres, hicieron un gran esfuerzo para lograr instalar estas campanas», valora el oncólogo, quien además pone de relieve el papel que desarrollan los farmacéuticos del centro, el Servicio de Anatomía Patológica, los coordinadores de los ensayos clínicos y los oncólogos.

Lo cierto es que el doctor Rodríguez Abreu fundó en 2018 el Grupo Canario de Cáncer de Pulmón, con el propósito de optimizar la atención a este grupo de enfermos. No obstante, las investigaciones suman ya más de dos décadas de trayectoria en el hospital de referencia del área sur de Gran Canaria y fueron impulsadas por el doctor Adolfo Murias y su equipo. «Gracias a la implicación de los profesionales y a la participación de los enfermos, hemos logrado grandes avances. Es importante destacar que el Hospital Insular ha sido pionero en el mundo en el desarrollo de muchos fármacos de inmunoterapia y de terapias dirigidas para tratar el cáncer pulmonar», recalca el experto.

Hay que tener en cuenta que para poder desarrollar estos estudios es necesario cumplir con las normas de buena práctica clínica. Para eso, una agrupación multidisciplinar, compuesta por 31 personas, se encarga de revisar los protocolos. «Tenemos que garantizar la seguridad de los pacientes. Por eso, realizamos una evaluación ética y metodológica de cada uno de los ensayos clínicos que nos presentan», detalla la doctora María Dolores Fiuza Pérez, secretaria técnica del Comité Ético de Investigación de los centros hospitalarios y de Atención Primaria en la provincia de Las Palmas, un organismo independiente que cuenta con la acreditación de la Agencia Española del Medicamento y de la propia comunidad autónoma.

En base a las palabras de la doctora, las reuniones se celebran una vez al mes, y en ellas se procede a analizar minuciosamente los estudios para poder dictaminar si cumplen o no con los requisitos exigidos. «Es fundamental que estén bien diseñados y que garanticen, entre otros aspectos, el cumplimiento de todas las normas de seguridad y confidencialidad», apunta.

A todo esto hay que sumarle que el centro que presente el proyecto debe estar preparado para poder tratar a los pacientes si experimentan algún tipo de efecto secundario. «Normalmente, todos consiguen ser aprobados porque lo habitual es que haya un rigor científico-técnico potente», señala Fiuza Pérez.

Una ventana de esperanza


Francisco Lecuona es un paciente de 54 años aquejado de melanoma y una de las muchas personas que ha tenido la oportunidad de beneficiarse en Canarias de las ventajas que ofrecen los ensayos clínicos. Según relata, conoció que padecía este tipo de cáncer de piel en 1996 y, tras recibir tratamiento, la neoplasia remitió. No obstante, en 2018 volvió a manifestarse de una forma más agresiva. «El diagnóstico no era nada favorable y en el Hospital Insular fueron muy transparentes. No había muchas opciones, por lo que decidí participar en un ensayo clínico con el doctor Delvys Rodríguez y me pareció una buena oportunidad», sostiene el afectado. 


A su juicio, la experiencia fue «muy positiva», pues no solo mejoró su cuadro clínico, sino que recibió un trato muy profesional y humano por parte de los equipos implicados. «El ensayo duró poco más de un año y me sentí acompañado en todo momento. Además, tuve la gran suerte de contar con el doctor Rodríguez, un médico que ha sido muy importante en mi recuperación», valora. 


Sin embargo, a pesar de los progresos conseguidos, la dolencia persistía, por lo que se animó a acceder a otro estudio experimental. «Este duró menos tiempo y también noté sus efectos», asegura Lecuona, quien en la actualidad continúa lidiando con la patología y recibe sesiones de inmunoterapia cada 21 días. «Estoy convencido de que los ensayos hicieron una labor muy importante. Soy consciente de que avancé mucho y, a día de hoy, la enfermedad está controlada», señala. 


Por esta razón, cree que es fundamental confiar en la Ciencia y contribuir con la labor investigadora. «Solo de esta manera se puede innovar. Si las personas afectadas no nos ofrecemos voluntarias para participar en los ensayos, sería imposible obtener tratamientos menos agresivos y más eficaces», sentencia. 

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