El buque oceanográfico que viaja hacia Tenerife para sumarse a la búsqueda por mar de Anna y Olivia, las niñas desaparecidas junto a su padre desde el 27 de abril, «estará dentro de poquito operativo», según dijo ayer el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana. Este recalcó que la incorporación del Ángeles Alvariño a las pesquisas que hay en marcha en torno a este caso «reforzará una de las líneas de investigación», gracias a la capacidad de rastreo que ofrecen su sonar y el robot submarino que lleva a bordo.

Un día después de confirmarse la noticia del envío a las islas del citado barco del Instituto Español de Oceanografía, cedido a la Guardia Civil tras solicitar la pertinente autorización del Juzgado que instruye la causa como un presunto delito de secuestro para su empleo en los rastreos, Pestana corroboró la inminencia de su incorporación a las labores.

La madre: «La impotencia, la ilusión y los miedos se mezclan dentro del mismo cuerpo»

El delegado del Gobierno señaló que el buque «llega esta semana» y que está convencido de que «se empezará a utilizar» en cuanto esté en Tenerife, pero no precisó la fecha exacta de llegada, que se prevé que se produzca a finales de la presente semana.

Dotado con un sistema de ecosonda multihaz y un robot submarino, el buque, que salió del puerto de Vigo el pasado domingo, transporta aparatos capaces de maniobrar hasta a 2.000 metros de profundidad, una tecnología con la que la Guardia Civil rastreará el fondo del océano en un área delimitada por el geoposicionamiento del móvil de Tomás Antonio G.C., padre de las pequeñas, obtenido a través de un duplicado de su tarjeta, en la madrugada del 28 de abril, horas después de que se le perdiera el rastro.

Anna Gimeno Zimmermann. | | LP / DLP

Las cámaras del puerto deportivo de Marina de Tenerife y un vigilante lo vieron salir por segunda vez a la mar con su lancha a las 00:30 horas. Antes, había entrado al puerto solo con su coche, desde el que llevó a su embarcación varias maletas y bolsas, y realizó una primera incursión al mar.

Cuando regresó a puerto, en un momento en que la madre de las niñas aún no había denunciado su desaparición, la Guardia Civil lo interceptó y lo propuso para sanción por saltarse el toque de queda, si bien en la embarcación los agentes no encontraron nada sospechoso.

Horas más tarde, a las 17:40 horas del 28 de abril, la lancha fue hallada vacía y a la deriva frente a El Puertito de Güímar y, después, los equipos de emergencia localizaron flotando en el agua una silla de retención infantil que usaba Anna.

La opción del rastreo del fondo marino se produce después de que en los registros realizados por el Laboratorio de Criminalística y la Policía Judicial de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, así como de los perros del Servicio Cinológico del cuerpo de seguridad supuestamente no encontraran rastros de lo que pudo ocurrir a las menores en la tarde del 27 de abril en la vivienda de Igueste de Candelaria en la que residía el padre, Tomás Gimeno, ni en el barco propiedad de este ni en el coche que usó para desplazarse en las horas previas.

Zimmermann: «Es una terrible realidad que muchos desconocen lo que significa vivirla»

Hoy se cumplen 29 días desde que las pequeñas y su progenitor fueron vistas por última vez. La madre de Olivia y Anna y la familia de Gimeno viven desde entonces una situación dramática. Mientras la progenitora de las niñas ha optado por expresar de forma pública sus sentimientos, esperanzas e ilusiones de encontrarlas vivas, así como ha divulgado fotos y vídeos de sus hijas, los padres y las hermanas de Tomás han decidido afrontar las circunstancias desde una perspectiva mucho más discreta. A una de sus hermanas y a un cuñado se les ha visto en registros de las propiedades de Gimeno.

En la jornada de ayer, la madre decidió publicar una nueva carta. Beatriz Zimmermann indicó ayer, coincidiendo con el Día Internacional de los Niños Desaparecidos, que no hay palabras para describir lo que se siente ante la desaparición de un familiar. «Más aún si se trata de un niño», abunda Beatriz en una carta, en la que añade que «la impotencia, la ilusión y los miedos se mezclan dentro del mismo cuerpo» ante la desaparición de un ser querido.

Cuando se cumplen cuatro semanas de la desaparición de las niñas y de su padre, Beatriz indica que el sentimiento ante una desaparición «es indescriptible» y supone «una terrible realidad que muchos desconocen y ni imaginan lo que significa vivirla».

Olivia Gimeno Zimmermann La Provincia

«Quisiera hacer de esta fecha tan especial para mí también un homenaje y reconocimiento a todos los que han sufrido la ausencia repentina de alguien que aman, y que jamás imaginaron que un golpe bajo de la vida se los llevara sin lógica alguna», añade.

Beatriz reclama sensibilidad social para que se siga buscando y que se unan fuerzas y apoyos «para todos los que seguimos buscando y esperando el hermoso milagro de que vuelvan», al tiempo que transmite su cariño «a cada padre, a cada madre, a cada hermano, a cada hermana, a cada abuelo y cada abuela… a cada uno, les hago llegar la esperanza de que jamás deben perder ese sueño de volver a saber de su ser querido y de abrazarlo». Beatriz pide «que sonrían más, que valoren más la vida y las pequeñas cosas que nos traen la felicidad. Que miren a sus niños y den gracias por el regalo tan grande que les dio la vida, que lo aprecien».