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CRISIS DEL CORONAVIRUS | ¿Para cuándo el fin de las mascarillas?

Primeros y últimos en desenmascararse

La obligación de llevar mascarilla en espacios abiertos podría desaparecer pronto, pero el uso de esta prenda sanitaria en interiores y lugares muy concurridos todavía tiene un largo recorrido

Un hombre con mascarilla en el parque Santa Catalina. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuáles serán los primeros espacios en dejar atrás las mascarillas, este símbolo de la pandemia? Interpelados por este diario, los cinco expertos consultados reflexionan sobre el futuro de esta medida en España.

El primer lugar donde desaparecerán las mascarillas será sin duda en espacios al aire libre. «En lugares ventilados donde se puede mantener la distancia de seguridad es probable que las mascarillas dejen de ser obligatorias pronto», explica el epidemiólogo Javier del Águila. La razón es bien sencilla. El coronavirus se transmite por el aire en forma de aerosoles que se acumulan en el ambiente como nubes de humo invisible. En espacios al aire libre, donde corre el viento, estas nubes de aerosoles se dispersan con mucha facilidad. Así que en estos entornos, siempre y que se mantenga la distancia de seguridad, el riesgo de contagio es ínfimo. Este razonamiento se aplica tanto a calles como a parques, playas, bosques y espacios naturales.

Las terrazas se despedirán antes de las mascarillas que los interiores de los locales. Según explica la biofísica Clara Prats, del Grupo de Biología Computacional y Sistemas de la UPC (Biocomsc), la situación epidemiológica será la que dicte qué tanto se puede relajar el uso de mascarillas. Si los indicadores siguen siendo favorables, es probable que el uso de esta prenda sanitaria se elimine en entornos como las terrazas al aire libre. Otra cuestión son los interiores de bares y restaurantes. «Las concentraciones de personas en espacios cerrados y sin ventilar son entornos de riesgo. Son situaciones de supercontagio», explica Prats. El fin de la mascarilla en interiores, pues, llegará cuando la pandemia esté en sus mínimos.

Todo apunta a que las mascarillas en espacios interiores todavía tendrán un largo recorrido. «Quitársela en estos espacios será el último eslabón en la desescalada», explica Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. El especialista pronostica que para eliminar el uso de tapabocas en estos espacios necesitamos que la pandemia esté en sus mínimos. Esto, en la práctica, se conseguirá cuando más del 70% de la población esté completamente vacunada, que los indicadores epidemiológicos estén bajo control y, además, que no irrumpa ninguna variante emergente que cambie las cartas sobre la mesa.

Así que sobre el papel, espacios cerrados como oficinas, supermercados, tiendas y centros comerciales, entre otros, deberán esperar a la ansiada inmunidad colectiva para decir adiós a las mascarillas. «Mantener su uso en estos espacios es muy importante ya que conviven franjas vacunadas con franjas no vacunadas», esgrime Clara Prats.

No está claro si las residencias, donde trabajadores e internos han sido completamente inmunizados, serán de los primeros o de los últimos en abandonar las mascarillas. El argumento a favor es que, efectivamente, su población ya está protegida por la vacuna. Pero el argumento en contra es que se trata de un colectivo que, en caso de enfermar, tiene mayores probabilidades de desarrollar una forma grave de Covid-19. A esto, además, hay que sumarle el recordatorio de que las vacunas no son 100% efectivas. «Incluso en las residencias donde todos están vacunados están habiendo casos. Esto demuestra que el virus sigue circulando, así que habría que ser muy cuidadoso con el cambio de medidas», comenta Oscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

El uso de mascarillas en el transporte público puede que perdure más allá de la pandemia. «No como restricción, sino por una cuestión de costumbre», explica Javier del Águila, recordando que se trata de espacios donde confluye mucha gente y que, en general, no siempre cuentan con una buena ventilación. «Creo que sería bonito que el uso de mascarillas en estos espacios se quedara como un gesto de solidaridad», reflexiona el epidemiólogo.

«El fin de las mascarillas en aglomeraciones masivas al aire libre deberán esperar a una segunda fase», esgrime Almirante. El experto alude a los festivales de música, así como a grandes eventos deportivos y eventos lúdicos y pronostica que, a corto plazo, el uso de mascarillas seguirá siendo obligatorio en estos entornos. Sobre todo en entradas y salidas del recinto, donde suelen producirse mayores aglomeraciones de gente. «La única alternativa para relajar el uso de mascarillas en estos espacios es realisar test de antígenos a todos los asistentes», comenta el especialista.

«Es posible que en espacios como hospitales o centros sanitarios el uso de mascarillas también se quede», comenta del Águila. El epidemiólogo argumenta que, o bien como costumbre o bien como normativa, los tapabocas sanitarios seguirán viéndose en entornos sanitarios, donde se reúnen personas enfermas. «Las mascarillas no solo sirven contra el coronavirus, sino que también evitan enfermedades comunes como los resfriados», recuerda.

Todo apunta a que las discotecas y los locales de ocio nocturno abrirán sus puertas con mascarillas. El fin de esta prenda sanitaria en estos espacios, argumenta Ortí, dependerá también de la situación epidemiológica. «Si la incidencia está por encima de 50 y, además, la gran mayoría de la población joven que asiste a estos locales de ocio nocturno sigue estando todavía sin vacunar no se puede retirar ninguna medida de prevención. Y_menos el uso de mascarillas», comenta.

El fin de las mascarillas en las escuelas podría llegar en dos fases. Primero reduciendo su uso en el exterior, en los patios o en las actividades al aire libre. Y segundo, modulando su uso en las aulas. El quid de este debate es que, a diferencia de los mayores, los niños en edad escolar todavía no constan en los planes de vacunación y esto complica vislumbrar el futuro impacto del virus en estos entornos. Aun así, Prats recuerda que la vacunación colectiva también protegerá, indirectamente, a los niños. Así que el fin de las mascarillas en el mundo de los adultos también debería trasladarse a las aulas. «No tiene sentido eliminar las mascarillas en espacios abiertos y obligar a los niños a llevarlas en el patio», explica.

«Espacios cerrados, con mucha concentración de gente y donde se realizan actividades que emiten muchas partículas son espacios de alto riesgo», recuerda Prats. Los gimnasios, pero también las salas de ensayo de los coros y grupos de baile, entrarían en esta categoría. Estos espacios, pues, solo podrían volver a la normalidad cuando la pandemia esté en mínimos. Hasta entonces, el uso de mascarillas seguirá estando más que recomendado.

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