Organizaciones en defensa del medio ambiente y ciudadanos venecianos cansados de ver cómo los grandes cruceros llegan a la laguna de Venecia y contaminan la ciudad se manifestaron este sábado en contra de estas grandes embarcaciones, que siguen surcando las aguas de la ciudad de los canales a pesar de que el Gobierno prometió que evitaría su entrada.

El pasado mayo el Parlamento italiano convirtió en ley un decreto aprobado previamente por el Gobierno de Mario Draghi que establecía entre otras cosas la convocatoria de un concurso público para incentivar proyectos de construcción de puntos de amarre para buques de más de 40.000 toneladas y dedicados al transporte de pasajeros.

La intención era alejar estas embarcaciones de Venecia, pues habitualmente navegan frente a la plaza de San Marcos para recorrer el Canal de la Giudecca con dirección a la Estación Marítima, el puerto en el que atracan, en el extremo oeste de la isla.

La pandemia de coronavirus y las restricciones al turismo habían paralizado la industria crucerística, pero este sábado ha retomado la actividad y la embarcación MSC Orchestra ha partido desde Venecia para recorrer el Mediterráneo.

Este barco tiene 60 metros de altura (diecisiete metros más que la Basílica de San Marco), 293 metros de largo, 32 metros de ancho y un peso de 92.409 toneladas. El pasado 3 de junio, atravesó las aguas cercanas a San Marco y el Canal de la Giudecca para llegar a la Estación Marítima. No será el único barco que lo haga este mes de junio, pues está previsto que al menos otros dos, de esta y la compañía Costa Cruceros, también hagan el mismo recorrido hasta la estación veneciana.

Miembros del comité "No Grandi Navi" protestaron este sábado para que cese el paso de estos barcos por la laguna de Venecia, mientras que Armando Danella, portavoz de la Asociación Ambiental de Venecia, escribió en los últimos días una carta a las autoridades locales y a los ministerios de Transición Ecológica, Patrimonio Cultural e Infraestructuras para que encuentren una solución.

Las embarcaciones de más de 96.000 toneladas atracan en el puerto de Marghera, a varios kilómetros al oeste del puerto marítimo, pero las de menos peso pueden atravesar la laguna.

Desde hace años, asociaciones venecianas piden al Ejecutivo italiano que construyan un puerto alternativo y han propuesto varias opciones, entre ellas la zona de San Niccolò, en el Lido, para que los turistas vayan a Venecia en ferris.

La UNESCO solicitó ya en 2012 al Gobierno italiano que buscara alternativas al tráfico marítimo en la zona de la laguna de Venecia y acabar con el paso de grandes barcos ha sido una de las condiciones que posteriormente ha impuesto para evitar que sea eliminada de la lista de ciudades patrimonio de la humanidad.