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Violencia de género

Un plan para causar el mayor dolor

Un auto judicial señala que Tomás Gimeno planificó su acción y cada día vejó a su expareja, pues no quería que su nuevo novio compartiera momentos con las niñas

Los primeros datos de la autopsia revelan un edema pulmonar en Olivia

Los primeros datos de la autopsia revelan un edema pulmonar en Olivia

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Los primeros datos de la autopsia revelan un edema pulmonar en Olivia Pedro Fumero

Los investigadores de la Guardia Civil y la jueza ratifican que el objetivo de Tomy era que nunca aparecieran los cuerpos de Olivia y Anna, ni el suyo. Olivia murió por edema agudo de pulmón y los médicos forenses han encargado más pruebas para conocer la manera exacta en que fueron asesinadas por su padre. A sus padres les dejó su perro, dos tarjetas de crédito con las claves y un Alfa Romeo Giulia nuevo.

La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar emitió ayer un auto en el que informó de la actual situación de la investigación sobre el asesinato de las niñas Olivia y Anna por parte de su padre, Tomás Gimeno, a quien atribuye la preparación de un plan para causar el mayor dolor posible a la madre de las menores, Beatriz Zimmermann, entre otras cosas, mediante el hundimiento de sus cuerpos a una gran profundidad, con el objetivo de que no fueran encontradas nunca; o bien que, tal y como ha mostrado la mujer durante casi un mes y medio, mantuviera la incertidumbre sobre el paradero de las pequeñas e, incluso, de que generara la esperanza de que podían estar viviendo en otro lugar.

El cadáver y el ancla.

En el marco de las diligencias previas instruidas con ocasión de la desaparición de Tomás Gimeno y las dos menores, la jueza dictó un auto el 2 de mayo por el que se acordó una orden internacional de detención por un presunto delito de sustracción de menores. Y cuatro días más tarde se declaró el secreto de sumario sobre las actuaciones, con el objetivo de que estas se desarrollaran con la mayor eficacia. El hecho de que el pasado jueves se localizara el cadáver de Olivia ha cambiado la situación desde el punto de vista de la gestión por parte de la Administración de Justicia. El cuerpo se encontraba introducido en una bolsa de deporte, que fue arrojada al mar amarrada mediante un cabo y una cadena a un ancla. Además, dicha bolsa tenía lastres en su interior para impedir que saliera a flote.

Las huellas dactilares.

El levantamiento del cadáver se efectuó por parte de la comisión judicial durante la tarde del pasado día 10 en las dependencias del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife. Tras las correspondientes tareas de identificación, durante la tarde del viernes, el Equipo de Delitos contra las Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil entregó en el mencionado juzgado unos documentos en los que se confirmaba que las huellas dactilares del cadáver correspondían con las de Olivia Gimeno Zimmermann. Además, en esos papeles se informó del lugar exacto en el que apareció el cuerpo y los efectos en el fondo del mar.

Edema agudo de pulmón.

Durante la jornada de ayer, el órgano judicial que ha llevado hasta ahora el asunto también recibió el informe preliminar de la autopsia en relación al cadáver. Después de las mencionadas pruebas, que se hicieron también el viernes, los médicos forenses llegaron a la conclusión de que se trató de una muerte violenta, con las características propias de un homicidio y la causa inmediata es compatible con un edema agudo de pulmón.

Más pruebas forenses.

Sin embargo, los forenses tomaron muestras para encargar estudios químico-toxicológicos, biológicos e histopatológicos para determinar la manera exacta en la que murió Olivia. El edema agudo de pulmón es una «causa secundaria», según las fuentes consultadas. De forma principal, el edema agudo de pulmón puede estar relacionado con una asfixia o con una ingesta de productos tóxicos que pueden causar la muerte. Las pruebas encargadas permitirán despejar las posibles dudas sobre la manera en que Tomás Gimeno asesinó a sus dos hijas en la vivienda de la localidad de Igueste de Candelaria.

La ruptura de los padres.

En el auto conocido ayer gracias a la labor del gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) también se realiza una relación de los hechos que son investigados por los profesionales de la Guardia Civil. En base a los datos que se conocen por parte de los agentes, Tomás Gimeno y Beatriz Zimmermann mantuvieron una relación similar a la del matrimonio, fruto de la cual nacieron Olivia y Anna. La pareja se rompió hace aproximadamente un año, lo que implicó el cese de la convivencia. Desde ese momento, el empresario siguió viviendo en la finca situada en el Camino Cruz Colorada en la localidad de Igueste de Candelaria, mientras que Beatriz estableció su casa en el núcleo de Radazul, en el municipio de El Rosario. Aunque no existía una resolución judicial que determinara la custodia de las menores, estas quedaron bajo la tutela de hecho de la madre, con quien convivían.

Acoso y derribo.

Desde ese momento, Tomy, como era conocido el padre en su entorno más cercano, mantuvo, de forma constante, hacia Beatriz un trato «vejatorio» y «denigrante». A diario, la mujer recibía comentarios descalificativos, «ofensivos» y «ultrajantes», dirigidos en particular a menospreciarla por haber rehecho su vida con una nueva pareja, el ciudadano belga Eric Domb. En numerosas ocasiones, Gimeno le manifestó a Zimmermann que no toleraba que dicho hombre compartiera momentos con sus hijas.

El día de la tragedia.

El 27 de abril, Tomás se puso de acuerdo con la progenitora de las pequeñas para pasar la tarde con ellas, de forma concreta entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche. Hacia las 17.00 horas, el padre se dirigió hacia la vivienda de Beatriz en Radazul, donde recogió a la niña menor, Anna. Tomy subió a la niña en el asiento del copiloto protegida con el sistema de retención infantil maxi-cosi. De esa manera, se dirigió al centro infantil en el que Olivia pasaba las tardes de los martes y los jueves, de forma concreta desde las 13.00 horas hasta las 17.00 horas. Dicho recurso se encuentra también en el término municipal de El Rosario, según consta en el citado auto.

Entrega de dinero a su novia.

La recogida de la pequeña fue aprovechado por Tomás Gimeno para tener un primer gesto de despedida hacia su entorno. Tomy se dirigió a su actual pareja sentimental, que es la directora del mencionado centro infantil, y le entregó un estuche de creyones envuelto en cinta de embalar. En ese instante, el padre de las pequeñas le dijo a su novia que lo llamara a las 23.00 horas de ese mismo día. A pesar de esa recomendación, la mujer abrió el paquete hacia las 17.20 horas. En el interior del mismo había un fajo de billetes por un importe total de 6.200 euros. Además, en el estuche puso una carta en la que se despedía de su actual pareja.

La exmujer sufrió tras separarse un constante trato «vejatorio» y «denigrante», y comentarios «ofensivos» y «ultrajantes»

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Dejó a Anna con sus abuelos.

Cuando salió del citado centro infantil, Tomy se dirigió con las dos menores al domicilio de sus padres, situado en una céntrica calle residencial de Santa Cruz de Tenerife, en el que viven familias de alto poder adquisitivo. Dejó a Anna con sus abuelos, mientras que él se dirigió con su vehículo, un Audi A3, hasta las instalaciones de un club deportivo situado en la capital tinerfeña, donde Olivia recibía clases de tenis, junto a sus compañeros del colegio Alemán. La menor empezó la actividad a las 17.30 horas. Tras observar las evoluciones de la niña durante un momento, después se volvió a subir en su automóvil y se dirigió hasta el puerto deportivo Marina Tenerife, a donde llegó a las 17.51 horas. Gimeno aparcó el turismo a la altura del acceso al pantalán A y se dirigió a su embarcación, Esquilón. Introdujo el motor Mercury en el agua y lo arrancó a modo de prueba. El propulsor funcionó sin problema. La lancha tiene seis metros de eslora y un pequeño camarote en la zona de proa. Tomás salió del puerto deportivo a las 17.56 horas.

Regreso para ver a los abuelos.

Tomy recogió a su hija mayor en el club deportivo mencionado y regresó con ella a la casa de sus padres. En dicho domicilio permaneció junto a los abuelos y las niñas hasta las 17.26 horas. Tras despedirse, subió a las niñas en el Audi A3 y se dirigió hacia la vivienda situada en la localidad de Igueste de Candelaria, a donde llegó a las 19.47 horas.

El mensaje de voz de Olivia.

Beatriz Zimmermann recibió un mensaje de telefonía móvil de Tomás Gimeno, en el que figuraba un audio que contenía la voz de Olivia. La niña le decía a su progenitora que fuera a buscar los «cuadros de Tata» y que metiera el coche en la finca. La mujer preguntó a qué hora y la respuesta fue que a las 21.00 horas.

El escenario del crimen.

Los investigadores de la Guardia Civil y la autoridad judicial consideran que presuntamente Tomás Gimeno dio muerte a sus hijas en el mencionado domicilio. Después las envolvió con toallas y las introdujo en bolsas de basura. Y estas, a su vez, fueron metidas en bolsas de deporte. Las mismas fueron transportadas hasta el maletero del Audi A3 de color blanco.

A los guardias civiles que lo denunciaron por saltarse el toque de queda les mintió al decirles que dormiría en la lancha

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Otros gestos de despedida.

A las 21.05 horas, Tomás se desplazó con el mencionado automóvil, y los cuerpos de sus hijas en el interior, desde Igueste de Candelaria hasta Santa Cruz de Tenerife. Llegó a la ciudad en apenas ocho minutos. Paró un momento en la vivienda de sus padres, pero sin que estos se dieran cuenta. A escondidas dejó a su perro, llamado Oto, dos tarjetas de crédito con sus respectivas claves, así como dos juegos de llaves de su vehículo nuevo, un Alfa Romeo Giulia de color negro. Ese coche de alta gama fue dejado por Tomy en la madrugada de ese día, hacia las 00.30 horas, estacionado y tapado con una funda en la finca donde ejercía su actividad profesional, situada en Guaza del Medio, en el municipio de Arona.

La recogida de los cuadros.

Beatriz Zimmermann llegó a la finca de Igueste de Candelaria pasadas las 21.00 horas. Aparcó su automóvil en la entrada, accedió caminando y no vio el coche de Tomás Gimeno. La mujer cogió los referidos cuadros. Después, la madre de las pequeñas llamó a Tomy, quien le respondió que iban a comer algo y que le dejaría a Anna y Olivia en su domicilio de Radazul. El progenitor de las menores realizó esas manifestaciones a pesar de que ya las había asesinado y su plan preconcebido para destruir a Beatriz ya no tenía marcha atrás. La mujer todavía no era consciente del dolor que le iba a causar su expareja sin esperarlo y que ha conmocionado a todo el país.

Tomás Gimeno se movió rápido en la noche de los hechos. Pero sus movimientos quedaron registrados gracias a la geolocalización que aportó su teléfono móvil dentro del área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife y en el mar. A las 21:27 horas, Tomás Gimeno regresó hasta la Marina Tenerife, junto a la Dársena Pesquera, y se paró ante la valla de acceso a dicho puerto deportivo, según se recoge en el auto emitido ayer por la jueza que hasta ahora ha llevado el caso del secuestro y asesinato de las niñas Anna y Olivia.

Una vez que llegó a la entrada de Marina Tenerife, el vigilante de seguridad le abrió la puerta para que accediera al recinto. De nuevo, aparcó delante del pantalán A, donde tenía atracada su embarcación. Desde ese momento hasta las 21:36 horas, Tomy da tres viajes desde el coche hasta la lancha Esquilón, con distintos objetos, entre los que estaban las dos bolsas en las que portaba los cadáveres de las pequeñas. Al final, a las 21:40 horas, el individuo zarpó con su barco con rumbo desconocido.

Un plan para causar el mayor dolor

Un plan para causar el mayor dolor Pedro Fumero

«Ya estoy fuera de la Isla».

A las 21:51 horas, Beatriz Zimmermann se puso en contacto telefónico con Tomy, que en ese momento le comunicó que ya estaba «fuera de la Isla con las niñas». Según consta en la información recabada por los profesionales de la Guardia Civil, a las 21:59 horas, la madre de las niñas lo volvió a llamar y el empresario le refirió que ya no iba a ver más ni a las niñas ni a él; que se iba con ellas, y que empezaría una nueva vida. A las 22:30 y a las 22:40 horas, Beatriz repitió las llamadas, ya desde el puesto de la Guardia Civil de Radazul. Y la respuesta fue la misma, aunque intervino un agente, según la relación de hechos que aparece en el auto judicial.

Al mar.

Cuando ya estaba suficientemente alejado de la costa y sobre una zona que sabía que era muy profunda, hacia las 22:30 horas, el hombre arrojó al mar desde el barco las bolsas de deporte que contenían el cuerpo sin vida de su hija Olivia y, presuntamente, el de Anna; ambas amarradas a un ancla por medio de una cadena y un cabo. Los citados bultos quedaron depositados en el fondo del mar a un kilómetro de profundidad. A las 22:30 horas, el propio Tomás volvió a llamar a Beatriz para decirle a esta que no podía permitir que sus hijas crecieran sin él. A las 22:44 horas, el teléfono móvil de Tomy se quedó sin conexión, supuestamente por quedarse sin batería. En ese momento decidió regresar a puerto.

Denunciado.

A las 23:15 horas, en la bocana de la Dársena Pesquera, el empresario se cruzó con una embarcación de la Guardia Civil. Los agentes iniciaron una supervisión a distancia y le dijeron que atracara en el pantalán. Los funcionarios del Instituto Armado lo denunciaron por saltarse el toque de queda. Tras dirigirse a su coche a buscar la documentación, le preguntó a los guardias si podía desplazarse a su casa. Pero después le dijo a los agentes que dormiría en la lancha. La embarcación de Servicio Marítimo se dirigió hasta la Punta de Anaga, de donde regresó a las 2:30 horas.

Recargar el móvil.

Después, el padre de las niñas le preguntó al vigilante si tenía un cargador compatible con su móvil, pero no hallaron ninguno así. A las 23:45 horas, salió con su coche hacia una gasolinera en la autovía de San Andrés, donde compró el cargador, tabaco y una botella de agua. Volvió al puerto y puso a cargar el terminal. Después, esperó durante casi un cuarto de hora en su barco. Al recoger su teléfono, le preguntó al trabajador si sabía dónde estaba la patrullera. El vigilante respondió que podían andar por San Andrés. Minutos más tarde, volvió a zarpar.

Homenaje con flores a las niñas asesinadas. Andrés Gutiérrez

Los repetidores.

A las 00:41 horas del 28 de abril, el móvil de Tomás volvió a estar operativo. Desde ese momento hasta la una de la madrugada, se conectó a los repetidores del área metropolitana, Añaza y Barranco Grande. A partir de las 2:00 horas, las antenas que lo enlazaron fueron una situada en la vía entre Santa María del Mar y Las Chumberas (TF-2) y otras en La Laguna. La última comunicación, a las 2:28 horas, se produce gracias a un repetidor en la plaza del Adelantado. En ese momento, habló con la madre de las pequeñas varias veces para decirle que con el tiempo las pequeñas iban a estar bien con él, ya que tenía suficiente dinero para vivir, así como que se iría lejos. A las 2:11 horas, el presunto asesino se despidió de forma definitiva. 

Mensajes al padre.

A las 1:51 horas, envió mensajes a dos amigos para despedirse y para dejarles varias de sus pertenencias, como su moto, su quad e, incluso, la embarcación en la que estaba en ese momento. Y a las 2:05 horas le escribió otro texto a su padre, para explicarle que lo sentía de verdad, que lo sentía por él, pero que necesitaba esto. Además, le aclaró que, por fin, estaría bien y como quería. El último mensaje lo remitió a las 2:27 horas. 

Cambio de juzgado.

El magistrada de Güímar dictó su pérdida de conocimiento sobre las actuaciones, que serán asumidas por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Santa Cruz de Tenerife, al tener la madre su domicilio en este último partido judicial. La jueza levantó ayer el secreto de las actuaciones, por lo que tendrán acceso a las mismas la Fiscalía y la progenitora de las menores. También anula la orden de busca internacional de Gimeno como supuesto autor de un delito de sustracción de menores, y la modifica por una requisitoria por dos delitos agravados de homicidio (esta es una calificación preliminar y susceptible de variación) y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género, según informó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

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