Los colectivos más vulnerables, por lo general sanitarios y ancianos, fueron los primeros en recibir la vacuna contra el COVID-19 dentro de las campañas de vacunación masiva diseñadas por los distintos países. Sin embargo, a medida que avanza la vacunación, las estrategias han seguido derroteros diferentes. En España, la campaña continúa fiel al criterio de edad: empezó por la franja de mayor edad y ha ido bajando hasta abrir ahor la vacunación a todas las personas mayores de 12 años. Ya lo habían hecho Alemania, Francia e Italia, donde cualquier ciudadano puede solicitar ser vacunado, independientemente de la edad que tenga.
¿Será efectivo abrirlo en España para adelantar la vacunación de los jóvenes de cara al verano? Los expertos coinciden en asegurar que mientras se mantenga el ritmo actual de vacunación, no tiene demasiado sentido cambiar el sistema.
«Lo prioritario es completar la pauta en los grupos por encima de los 50»
«Lo importante es que nuestra maquinaria de vacunación esté al máximo. Si en algún momento tenemos más capacidad de vacunación que los grupos diana a los que les toca me parece bien ampliarlo, pero sin perder nunca la prioridad. Los países que han comenzado a relajar es porque tienen tasas de rechazo más altas que nosotros en los grupos diana y están vacunando a otras personas para aprovechar las dosis», afirma pediatra Federico Martinón, asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en vacunación.
Alemania, por ejemplo, abrió el pasado día 7 el proceso a todos los mayores de 16 años, algo que ya estaba haciéndose en algunas regiones, aunque al mismo tiempo el ministro de Salud pidió paciencia porque no habrá dosis de inmediato para todos. Italia también ha levantado la priorización, aunque determinadas regiones, como Lacio, siguen el sistema de edades.
En opinión de Martinón, el criterio de edad es correcto y está funcionando bien. «Para mí, lo más prioritario es completar las dos dosis en los grupos más prioritarios, aquellos que están por encima de los 50 años por poner un límite de edad. En los más jóvenes, el riesgo individual es mucho menor, y su papel en la transmisión y el impacto de las vacunas sobre ese papel es más potencial que objetivamente conocido. Las vacunas funcionan muy bien para lo que fueron diseñadas: evitar muertes, hospitalización y formas graves de la enfermedad y esto solo se consigue cuando se tienen las dos dosis puestas», expone el experto en vacunas.
«Antes de abrir el proceso, habría que cubrir los grupos más expuestos»
En similares términos se expresa la catedrática de Inmunología África González, para quien lo prioritario es completar la inmunización de los colectivos diana. «Yo iría primero a la repesca de los que no se vacunaron la primera vez y ya saliéndonos de la edad, haría una priorización de grupos. Hay determinados trabajos que están más expuestos al contacto con la gente, como toda la hostelería, los supermercados, los trabajadores de empresas cárnicas, los marineros, los taxistas, los deportistas, etcétera, así como algunas enfermedades crónicas de base, aunque sean jóvenes, que habría que tener en cuenta antes de abrir la campaña de vacunación de forma indiscriminada», explica González.
Para la catedrática, una vez cubiertos todos estos grupos, hay que empeñarse en ayudar a los países que no están vacunando para que tengan una suficiente cobertura. «Tenemos que tener una visión global, de forma que antes de abrir las listas a cualquier persona, tenemos que intentar que toda la gente vulnerable y con patologías en todo el mundo también esté cubierta. Solo así disminuiremos las muertes y los contagios, y evitaremos que nos lleguen variantes del virus, con lo que corremos el riesgo de que aparezca alguna variante para la cual las vacunas no fueran tan eficaces», explica la inmunóloga, que recuerda que la edad es factor que hace más vulnerable a la persona frente al COVID-19.
Alberto Ruano, profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública también sostiene que la experiencia demuestra que el sistema por edades es el más eficiente para el proceso de vacunación de la población. «Hay que tener en cuenta la relación entre vacunas disponibles y la población que pueda quedar por vacunar. Están llegando muchas vacunas, pero aun así el número de personas de los tramos más elevados —y con elevados me refiero a personas de 30 a 39 años— sigue siendo mayor, por lo que si lo abrimos a todas las edades habría gente que podría quedarse sin vacunar», opina el epidemiólogo.
«Hay que tener en cuenta la relación entre dosis disponibles y población»
En su opinión, el sistema de priorización sigue siendo útil, aunque ya se haya inmunizado al colectivo más vulnerable: los ancianos. «Yo veo más razonable que se vacune a una persona de 39 que a una de 20 porque la primera va a tener un poco más de riesgo de que le pueda ir mal si se contagia que alguien de 20», sostiene el experto.
