La tripulación del buque Ángeles Alvariño y los investigadores de la Guardia Civil ha trabajado hasta el límite de lo imposible en la búsqueda de Olivia, localizada, así como de su hermana, la pequeña Anna, y el padre de ambas, Tomás Gimeno.

El hecho de haber rescatado un cuerpo a mil metros de profundidad ya representa en sí mismo un hito, algunos lo consideran un milagro, que además de que podría considerarse producto del azar, también está íntimamente relacionado con el laborioso trabajo que han desarrollado estos profesionales durante los 30 días que el buque ha permanecido en aguas de Tenerife, comprometido en la resolución del caso de las niñas desaparecidas. Lo cierto es que, lamentablemente, no se ha podido cerrar el círculo.

Gráfico de la zona rastreada por el buque. LP / DLP

La zona marcada en verde en el gráfico que figura en esta información se corresponde con una profundidad de 1.200 metros, de orografía plana y donde era posible utilizar el sonar en dos dimensiones. De ahí y hacia el suroeste, el terreno se vuelve abrupto, con presencia de montañas submarinas, grietas y barrancos, una zona en la que los expertos señalan que no es posible garantizar la detección de algún objeto, más aún en la zona marcada en azul, una sima de 1.400 metros donde la presión y el desgaste hacen inviable el trabajo del submarino Liropus 2000.

La alternativa de seguir el rumbo de deriva de la embarcación de Gimeno (señalada en verde en la imagen inferior) no representaba una opción viable, lo que condujo a considerarlo inabordable.

Desde la detección de las dos minibotellas de oxígeno (marcadas con estrellas rojas en la imagen inferior), la planificación de la búsqueda del Ángeles Alvariño se centró en un área de 600 kilómetros cuadrados, en la que el buque barrió unos 60 kilómetros de longitud, rastreando sin descanso esta zona con sucesivas pasadas, tal y como indican las rejillas que aparecen en la imagen, de cinco metros de separación, a una cota de profundidad de 1.271 metros. Incluso se exploró una zona más distante, por si acaso las corrientes hubieran desplazado algún objeto, el cinturón de plomos, o el cuerpo. Con todo, la tesis de la Guardia Civil se inclina a pensar que Tomás Gimeno se habría lastrado en esa zona y que su cuerpo habría rodado hacia las pendientes que dibujan la orografía del lugar, lo que hace prácticamente inviable su localización.

Estado de paz

Joaquín Amills, portavoz de la familia Zimmermman, aseguraba ayer que la madre de las niñas vive en «estado de paz» y manifestó su firme confianza en el trabajo que han desarrollado los profesionales, tanto la tripulación del buque como los agentes de la Guardia Civil, a quienes agradecen su esfuerzo y dedicación. Aunque no se hayan podido recuperar los cuerpos ni de Anna ni tampoco de Tomás Gimeno, Beatriz se muestra convencida de que el padre se suicidó, si bien, como subrayó Joaquín Amills, al no encontrarse el cuerpo, a partir de ahora va a estar en busca y captura «hasta que cumpla los 110 años», con lo que el tema queda abierto. «Hemos perdido la batalla al no haber puesto un punto y final, por el hecho de no encontrar a Tomás», subrayaba Amills, quien confesaba que a día de hoy siguen recibiendo mensajes de personas que afirman haberlo visto en distintos lugares. Con todo, el portavoz considera que Beatriz ha dado una enorme lección de amor frente al odio que perdurará

Cese de la búsqueda

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Santa Cruz de Tenerife autorizaba este jueves el cese de la búsqueda de Anna y Tomás Gimeno por parte del buque Ángeles Alvariño, al entender que las labores han dado todos los frutos que la tecnología ha permitido, señalando que la orografía del fondo marino donde debería continuar es inabordable e inaccesible.

El citado Juzgado dictaba este jueves un auto en el que comunicaba al Instituto Español de Oceanografía (IEO) el cese de las actividades de búsqueda que fueron acordadas el 20 de mayo, decidiendo en consecuencia que debían darse por concluidas las labores de rastreo en el mar, tal y como había comunicado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

A requerimiento del mismo Juzgado, se recibió un informe del responsable de operaciones del buque Ángeles Alvariño en el que se daba exhaustiva cuenta tanto de las labores de búsqueda realizadas hasta la fecha como de la situación en que se encontraban en el momento actual.

Dicho informe fue puesto en conocimiento de todas las partes personadas en la causa, indicaba el Juzgado, que recuerda que las actuaciones comenzaron a raíz de la denuncia interpuesta por la madre de las niñas Anna y Olivia, de 1 y 6 años, después de que su padre no las devolviese a las 21:00 horas del 27 de abril y le comunicase que no lo volvería a ver jamás ni a él ni a las menores.

Beatriz Zimmermman: «Jamás se olviden de Anna y Olivia»

Beatriz Zimmermann, la madre de las niñas Anna y Olivia asesinadas presuntamente por su padre ,Tomás Gimeno, y arrojadas al mar, ha agradecido la labor de la Guardia Civil y los profesionales que han trabajado en la búsqueda de los cuerpos, especialmente los técnicos del buque científico Ángeles Alvariño, que en la tarde del miércoles dejó las aguas canarias. A través de las redes sociales, su familia y amigos, en nombre de Beatriz, han pedido a la sociedad que «jamás se olviden de Anna y Olivia», remarcando que a pesar de los «duros momentos» vividos en los últimos meses, Beatriz ha podido seguir adelante gracias al «amor» de todos. «No ha podido ser y Anna y Tomás no han aparecido, pero Beatriz agradece muchísimo la gran labor que han desempeñado la Guardia Civil, la tripulación del barco y los tantos profesionales que han ayudado en esta búsqueda». Además, entiende que se ha hecho todo lo posible y que gracias a ese gran trabajo al menos se supiera la verdad. «Por eso, de corazón, de parte de Beatriz, muchísimas gracias».